Los balcones de los centros. Tras ellos, calor, color y esperanza

Este artículo tiene su origen en el intercambio de correos electrónicos que semanalmente se ha realizado desde el inicio del estado de alarma, entre el equipo directivo del área de atención a la dependencia y de atención a la infancia y adolescencia de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) y los/as responsables en la dirección de los servicios gestionados. Este intercambio, que se iniciaba cada viernes a partir de una solicitud de información cuantitativa sobre la afectación de la COVID-19 en cada servicio, se iba enriqueciendo semana tras semana con reflexiones, estrategias, retos… que todos los intervinientes iban aportando.

Ahora que varios de estos servicios, por sus características, van a retornar a un funcionamiento similar al que tenían antes del estado de alarma, se ha considerado relevante dar a conocer algunas de las reflexiones, emociones y actividades compartidas, así como trasladar, a modo de epílogo de esta fase, aquellas palabras, frases, valores, “imágenes” … que desde los recursos asistenciales nos han sido trasladadas y que, para ellos, representan su sentir durante estas últimas semanas.

Estas palabras, frases, valores… se han resaltado en negrita –ya lo sentimos, pero por la extensión de la que disponemos, no hemos podido incluir todas las que nos han sido remitidas desde las decenas de servicios gestionados– para que los diferentes centros/servicios se pudieran sentir representados al leer este texto que pretende ser un homenaje a todas aquellas personas que están tras los balcones y ventanas de nuestros centros: trabajadores/as y personas atendidas.

20.00 horas. La imagen se repite diariamente durante las últimas semanas –diez, para ser exactos- en muchos balcones y ventanas de todo el territorio nacional. La ciudadanía reconoce con un sentido aplauso la labor que desempeña el personal sanitario en los hospitales para hacer frente a la COVID-19.

En ocasiones, estos aplausos se han dirigido a otros colectivos. Puntualmente, a los/as profesionales de las residencias para personas mayores –un sector que ha sido injustamente tratado, seguramente el que más, durante el desarrollo de esta crisis sanitaria-, pero ya volveremos a ello más adelante, si bien no se sabe, se desconoce, si se ha tenido presente a otros sectores de la intervención social y/o socio-sanitaria. Un sector al que pertenecen la mayoría de los servicios que gestiona nuestra entidad. Bien, tampoco es que este reconocimiento sea el que esperan los trabajadores/as que intervienen con las personas más “frágiles” de nuestra sociedad, aquellos/as que están en la “primera línea”, aquellos/as que tienen más riesgo de contagiarse ¿verdad que no lo esperabais?

Y no, no lo podían esperar porque estos/as profesionales que perciben unos salarios, en un porcentaje elevado de los casos, en base a unos convenios que no compensan suficientemente su trabajo y dedicación, lo han dado todo, lo siguen dando. Ya lo daban y lo seguirán dando. Muchos/as de ellos se dedican a ello por vocación; otros, con el paso del tiempo, han llegado a amar su profesión –la sonrisa de un niño/a, la mirada de una persona mayor, la sensibilidad de un “campeón”, el abrazo de una persona agradecida, la lección de vida y solidaridad de una persona migrante…- lo cual tiene mucho que ver para que muchos de los trabajadores/as de estos servicios se sientan reconocidos, valorados. Ellos y ellas se saben importantes, las personas usuarias de los centros que gestionamos (servicios de atención a menores, mayores, personas con diversidad funcional, con patología mental…) así se lo transmiten.

Durante estas semanas, se ha compartido entre los centros, con la mayor vocación solidaria, absolutamente de todo. Así, lo ha trasladado el personal de un centro a otro porque uno de ellos lo necesitaba por la situación del recurso; otros/as profesionales, sencillamente ¿sencillamente?, han cambiado de colectivo de actuación y han pasado de la mañana a la noche de intervenir con personas mayores en un hogar para personas jubiladas a atender a personas sin techo en un albergue. ¡Y lo que hemos aprendido de ellas! nos decían emocionados y agradecidos.

Desde algunos centros se han enviado EPIs a otros sin preguntar el motivo ni esperar que los mismos fueran devueltos en el futuro –¡Ya tenemos EPIs! -, esta, sin duda, ha sido una de las frases que ha sido entonada con más fuerza e ilusión estos días. Si se desarrollaba un Plan de Contingencias, este se compartía para que otros compañeros/as se encontraran con gran parte del trabajo hecho; se enviaban mensajes de ánimos por carta desde los centros de menores a los más mayores ¡Qué ejemplo han dado los más pequeños!; los mayores devolvían el agradecimiento con palabras llenas de sabiduría y ternura a los más menudos ¡Otro gran ejemplo, lo más damnificados por la COVID-19, animando a los que menos les afecta!; se “competía” en la elaboración de vídeos repletos de mensajes optimistas que han invadido las redes sociales ¡Qué energía nos han dado cuando las fuerzas flaqueaban!, pero la unión hace la fuerza, nos decían ... Sí, fuerza, unión y mucha esperanza nos han transmitido todos los vídeos que nos han ido llegando. Y es que, con la música, hasta los caminos más duros parecen agradables.

Pero, ¿qué más nos han transmitido durante estas semanas los compañeros/as de estos centros y servicios? Todos, sin excepción, han destacado, en el caso de los servicios de atención a niños, niñas y adolescentes, que “el comportamiento ha sido súper bueno, ha sido excepcional”, que “los equipos han caminado al cobijo del corazón de los más pequeños y de sus sonrisasy los menores se han dejado guiar”; sí, parece que el confinamiento ha sido el espaldarazo que se necesitaba en algunos equipos para que tanto el grupo de niños/as y adolescentes como el grupo educativo se unieran y ambos –“la mar de unidos”-, menores y profesionales, dieran valor a cuestiones a las que habitualmente no se les da importancia.

Un hecho común ha sido que, desde los más pequeños a los más mayores, todos alejados de sus familias, han sentido a nuestros compañeros/as como más próximos. Por eso, no ha faltado nunca un “Te echábamos de menos” cuando se volvía al trabajo después de unas jornadas de descanso o se volvía al día siguiente, cuando se regresaba a un domicilio a prestar un servicio a una persona que durante semanas solo ha visto “la cara amiga”, en ocasiones, escondida detrás de una pantalla, de una de nuestras compañeras … y, como “nuestra familia” es grande también, es cierto que, en ocasiones, en algunos equipos se ha tenido sensación de “soledad y decepción” porque no siempre, las menos, los compañeros/as, el EQUIPO –una palabra de las más repetidas en todos los centros como elemento clave para sobreponerse a las adversidades- no ha acompañado.

Y es que el miedo, la responsabilidad, la tristeza también ha podido atenazarnos en algunos momentos. Somos humanos y buenos profesionales, pero no “héroes”, como en ocasiones nos han querido hacer ver. Es el caso de una frase que recibimos de un menor de 5 años que nos llegó al corazón, aunque quizás algo en común tengamos con estos “héroes”, pues, como a muchos de los mismos, nos “pica” el bicho y volvemos a trabajar en el centro, y si no se puede, trabajamos desde casa.

Somos, como nos decía un compañero, “expertos en la gestión del miedo, de nuestros miedos” ¡Cómo no vamos a saber gestionar el miedo y la ansiedad que nos ha generado esta nueva situación! Poco a poco, nos hemos adaptado a la misma. El afecto y cariño que se ha generado en todos los centros han sido la clave para adaptarnos a esta nueva situación: adaptación, sí, otro concepto en el que hay consenso entre los equipos y que merece ser destacado. Sí, todos hemos aprendido en estos días, como hemos podido leer en alguna ocasión, que en la vida no se trata de esperar a que pase la tormenta, se trata de aprender a bailar bajo la lluvia por más que sintamos impotencia o, incluso, tristeza frente a situaciones que no podemos controlar y de esto último, algunos equipos han aprendido mucho y, seguramente, ahora son los que están más preparados para cuando este virus vuelva a llamar a la puerta o quiera entrar por nuestros balcones y ventanas.

En unos momentos complejos, convulsos en algunos casos, en los que los procedimientos que nos llegaban –contradictorios en muchas ocasiones y que nos hacían, a veces, más difícil la toma de decisiones- inundaban nuestro buzón de correo, los/as profesionales y las personas usuarias han sido capaces de entender, por más miedo que se pudiera tener o inseguridad en las respuestas a dar por ser nuevas, que cada día era un nuevo comienzo, en el que solo la empatía, la solidaridad, la ayuda mutua y nuestra propia competencia como equipo permitirían superar todos los obstáculos que fueran surgiendo.

Unos obstáculos que se sorteaban al ritmo de rap en unos centros y nos sacaban una sonrisa y, en otros, al ritmo que marcaba Rubén Blades -con un genuino acento mañico- y su sentido canto a la solidaridad, “No estás solo, no estás sola”, nos recordaban una y otra vez. En cada recurso se destacaba que cada una de las personas que en el mismo convivían lo daban todo, sin esperar nada, que todas parecían haberse puesto de acuerdo para ya no dejar pasar oportunidades en su existencia, en aprovechar la vida - ¡Carpe Diem! se exclamaba en muchos centros-, a vivir cada instante, como si a este no le siguiera otro.

Sí, si de algo nos debe servir esta etapa que nos ha tocado vivir -si somos coherentes con lo que nos hemos viniendo diciendo estas semanas- es que hemos empezado a ser conscientes de que las buenas cosas ocurren todos los días y que solo nos tenemos que dar cuenta de ellas, de que existen y de que, en ocasiones, nos ha de bastar con saber que “amanece, que no es poco” o basta con creer, pues es posible que “cualquier noche puede salir el sol”.

 Sí, ¡hay que creer, ilusionarse! Hemos podido hacer un alto en el camino para valorar “esas pequeñas cosas”, que decía el poeta. Hemos podido encontrar tiempo, un gran tesoro tiene aquella persona que sabe valorarlo y compartirlo. Un tiempo que nos ha permitido llamar a aquellos socios de hogares y de centros de día y recordarles que nos importan, que nuestro compromiso, nuestra responsabilidad con los nuestros, siempre está, pues ellos han sido de los primeros damnificados en no poder ser atendidos/as, ya que sus centros fueron los primeros en cerrarse, y siguen con las puertas cerradas y sin fecha de inicio en su mayoría, aunque ellos siguen necesitando que se les atienda, siguen necesitando ver a sus amigos/as y conocidos pero ellos también han sabido esperar.

¡Solo ha sido una parada en el camino!, nos íbamos diciendo al oído los unos a los otros. Seguro, nos han dicho muchos compañeros/as, que nos servirá para ser mejores y tomar impulso para conseguir los objetivos previstos. Unos objetivos que, en muchos casos, serán nuevos. Nos reinventaremos.

 Hemos visto en estas semanas lo que nunca hubiéramos imaginado ¡Cómo olvidar el autocontrol de una familia en uno de nuestros programas de acogida!, concretamente, en el momento de la presentación de su hijo de un año, teniendo que mantener la distancia, sin un solo abrazo, ¡sin un solo abrazo!, “con el poder que todos sabemos que tienen los abrazos”, sin…! ¡Maldito COVID-19!...

¡Y cómo olvidar las llamadas a las familias tras tantas semanas sin verse! ¡A mayores y menores les ha unido el uso de la tecnología! En el caso de los mayores, a ritmo de la música con la iniciativa “Ringsistiré” que se ha instaurado en los centros de las personas más dependientes para combatir la soledad y, a la vez, tranquilizar a las familias. ¡Cuánto hemos aprendido en estas conversaciones familiares! ¡Cuánto agradecimiento infinito les debemos por todo el trabajo que nos han reconocido! ¡Gracias, familias! Todos, todos juntos, en cada centro, y en la medida de las posibilidades de los propios servicios, hemos demostrado que profesionales, personas usuarias y familiares podemos ser, somos, una gran familia.

Los juegos también han sido una constante. Juego o reto que se proponía, juego o reto que era “cogido al vuelo” desde los servicios a cada cual más solidario, pero entre todos los juegos y actividades que se han llevado a cabo, y eso que tantos días encerrados entre paredes han dado para mucho, queremos destacar una de las imágenes más entrañables que nos han deparado estos días de confinamiento.

Nos referimos a la imagen de una menor de unos 10 años en una sala de espera de un hospital poco antes de una revisión médica. Esta menor juega con su directora a un juego al que hemos jugado muchos/as, las palabras encadenadas, pero unas palabras que, para la mayoría de la sociedad eran desconocidas o tenían otro significado antes del confinamiento. La pequeña empieza el juego con la palabra “Resistiré” (una canción que ha sido, es, el himno del estado de alarma).

La directora replica con la palabra “Resiliencia”, a la vez que le explica a la niña que es la capacidad que ella demuestra diariamente para seguir hacia adelante por más difícil que sea el camino a recorrer. Ella aún no es consciente, aunque es practicante avanzada de la misma, que la resiliencia se aprende, aunque requiere del esfuerzo continuo. La menor le contesta con un lacónico “Aburrido”, la directora sonríe, y se lo admite, aunque no haya escogido la sílaba entera.

¡Cuántas veces se ha repetido esta palabra en los centros y cuánta creatividad hemos tenido que generar para revertir esta situación!; la directora no puedo menos que acordarse de la palabra “documentos” por la de veces que en estas semanas ha tenido que enviar protocolos, archivos, datos… a la Administración; la niña ni se lo piensa y replica con un monosílabo “tos”. ¡Qué escalofrío nos ha entrado a todos/as cuanto estos días oíamos toser a alguien en un centro! Si era un compañero/a ya sabíamos que suponía una posible baja, aunque fuera preventiva; si era una persona usuaria, irremediablemente, suponía aislamiento… por suerte para la directora, justo en ese momento, cuando ya pensaba que la espera era un “tostón”, le hizo pasar un enfermero a la consulta y no tuvo que continuar buscando palabras. Fin del juego.

Pero no todas las experiencias, aun teniendo presente la complejidad existente, han sido gratificantes por mucha implicación que pusiera el equipo, por más esfuerzo que se dedicara, pues era necesario que la suerte también nos acompañara y esto no ha sido siempre así.

No, en ocasiones, las experiencias han sido crueles y nos han puesto realmente a prueba como profesionales y como personas. Por eso, le pedimos permiso al lector/a que, en las próximas líneas, nos permita, como avanzábamos al inicio de este texto y por ser uno de los temas más recurrentes que hemos comentado en muchos de nuestros correos electrónicos, llamadas y videoconferencias –y también presencialmente, tras la visita a centros-, analizar el maltrato al que ha sido sometido el sector de la atención residencial de las personas mayores dependientes - muchas de ellas personas con más de 80 años que presentan pluripatologías importantes que afectan seriamente a su salud, muy precaria-, y en la que este maldito virus ha encontrado su principal “grupo diana”, al ser el colectivo con mayor tasa de fallecimiento de nuestra sociedad. Un maltrato que ha tenido como protagonista a diversos agentes sociales de nuestra sociedad, entre ellos, a diversos dirigentes políticos y a algunos medios de comunicación, si bien otros han hecho una buena cobertura.

Por todos es conocido que, en las residencias de personas mayores, y por desgracia, en alguna de las que gestionamos, no se ha podido esquivar del todo este virus, han fallecido personas y algunos compañeros/as se han contagiado. Y si la presión asistencial a la que se han visto sometidos los/as profesionales de estos equipamientos ya no fuera alta de por sí, han tenido que ver que la misma llegaba a límites insufribles porque, de forma interesada, sí, interesada y muy triste, se desviaba la atención de los déficits sanitarios generalizados en el país, seguramente por falta de previsión de nuestras administraciones públicas para enfrentarse debidamente a la pandemia. Para referirse, mientras las personas iban falleciendo por no poder ser atendidas debidamente en la red sanitaria, sobre todo a las residencias como centros que debían ser fiscalizados, intervenidos, en las que los gestores eran considerados, en el mejor de los casos, como negligentes, y alimentando falsos debates –que siempre encuentran sectores de nuestra sociedad a los que les puede interesar- sobre la gestión pública y privada.

Y todo ello, sin tener presente que estos recursos no forman parte del sistema de salud público, que son sociales y no sanitarios pues no son centros medicalizados y que los/as profesionales, todos –equipos directivos, médicos/as, enfermeros/as, psicólogos/as, trabajadores/as sociales, animadores/as sociales, auxiliares, cocineros/as, limpiadores/as, recepcionistas…- estaban atendiendo con una escasa ratio asistencial, especialmente en las primeras semanas de la pandemia, con unas EPIs escasas o inadecuadas en el mejor de los casos; sin la posibilidad de disponer de pruebas diagnósticas; con la imposibilidad de derivar a los/as residentes a los hospitales por la existencia, o no, de protocolos que no priorizaban la atención hospitalaria de este colectivo; con una escasa posibilidad de encontrar personal cualificado, e incluso no cualificado, que pudiera trabajar ante las numerosas y generalizadas bajas laborales –decenas- que se iban produciendo, tanto por contagio por COVID-19 como por otros motivos…

Bien, bajas que, en muchas ocasiones, se han otorgado sin ver al paciente. Un personal que ha visto que no podía más que “acompañar” hasta el último aliento en la soledad de una habitación, y sin familiares presentes, a las personas atendidas. Una situación especialmente dura que le ha tocado vivir a los/as profesionales de este sector en el conjunto del estado y también, a algunos/as de nuestros compañeros/as en alguno de los centros que gestionamos.

Sí, los/as profesionales de las residencias han tenido que llevar a cabo una tarea que no les es propia y que debía ser asumida por el sistema sanitario por el “simple” hecho de que, en muchas provincias de nuestro territorio nacional, no cumplían los criterios de admisión –cribaje- para ser derivados a los hospitales. “Solo” por hechos como el que acabamos de describir ya merecen nuestro reconocimiento. Gracias, gracias, gracias… para ellos/as, nuestro aplauso, un aplauso para “los nuestros” que han sabido estar detrás de los balcones y salir aplaudir, cada día a otros, cuando a ellos y a ellas les faltaban manos.

Y otro gran aplauso colectivo para cada uno/a de los profesionales, sea cual sea su función, de cada uno de los servicios que gestionamos, ellos y ellas se lo merecen, nos lo merecemos en FSC por poner por delante en nuestro día a día a aquellos/as que más nos necesitan, aquellas personas más vulnerables de nuestra sociedad y a las que, desde el interior de nuestros balcones y ventanas, les hemos intentado transmitir todo nuestro calor, color y esperanza, como el que hemos querido recoger en este video coral que os/nos regalamos.

https://www.youtube.com/watch?v=DiUi7kx0h4A


Un fuerte abrazo, cada vez menos virtual, y no dejemos de creer que al final todo saldrá bien, y si no sale bien, es que aún no es el final.

Área de atención a la dependencia y de atención a la infancia y la adolescencia
Fundación Salud y Comunidad


"Grande": un vídeo que rinde homenaje a todas las "Ariadnas" y a sus profesionales

Queremos compartir con todos/as que tenemos un nuevo reto: el “alma ariádnica”, que se ha ido haciendo más y más grande durante estos 6 años, ahora se ha reproducido. Hasta hace poco el “Espai Ariadna” de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) era un proyecto que daba respuesta a todo el territorio de Cataluña. Actualmente, nos hemos convertido en dos recursos diferenciados. Dos hermanas que continuarán compartiendo modelo de trabajo, perspectiva, conocimientos, experiencias…

De esta manera, el “Espai Ariadna” sigue siendo un servicio propio de FSC que dispone de plazas subvencionadas y privadas. Recibimos derivaciones de cualquier servicio de la red de drogodependencias de toda Cataluña y de la Unidad de Violencia Machista de la Generalitat de Cataluña.

Y ahora, en Barcelona ciudad, seguimos trabajando con el mismo proyecto, perspectiva y equipo de profesionales, pero se trata de un servicio del Consorcio de Servicios Sociales de Barcelona al que provisionalmente llamamos “Hogar de Violencia de Género y Adicciones” (“Llar de Violència de Gènere i Addiccions”).

En ambos servicios, el trabajo es y será siendo de continuidad y las personas que habitan y habitarán en ellos, no van a notar los cambios de tipo organizativo. Nuestra prioridad sigue siendo las personas (mujeres cis y trans y sus hijos/as) que requieren un abordaje interdisciplinar e interseccional de las violencias de género y las adicciones.

Cuando nos embarcamos en este proyecto, no sabíamos que el trabajo con “estas grandiosas” nos iba a transformar tanto. Es un regalo poder crecer juntas y sorprendernos cada día cuando vemos que vuelven a sentirse grandes, que toman las riendas de sus vidas, recomponen sus trozos rotos y pueden decir bien alto: “estoy en la cima, y desde aquí arriba no grites que no puedo oírte. Yo ya te olvidé“.

Para celebrarlo y celebrarnos, queremos compartir este vídeo que hicimos de forma colectiva, uniendo fuerzas, saberes, risas y, ¡cómo no!, diferencias. Es solo un reflejo de lo que intentamos hacer día a día. Nos abrazamos, nos apoyamos las unas a las otras y luchamos sin bajar los brazos. Y también bailamos, por aquello de que “si no puedo bailar no es mi revolución”.

No importa si el camino es largo, si los obstáculos parecen sobrepasarnos, si sentimos que desde fuera nos miran, nos juzgan, quieren cambiarnos… El camino está hecho para ser recorrido, los paisajes por donde vamos pasando son nuestras metas. No sabemos a dónde llegaremos, lo que sí sabemos es que no iremos a donde nos quieran llevar.

Nuestros pasos serán nuestras equivocaciones, y pararemos, volveremos sobre nuestro camino una y otra vez, y reanudaremos mil y una vez.

Y así, crecemos y seguimos haciéndolo, siempre.

Somos grandes y, juntas, aún más poderosas.

Por ello, hemos querido hacer este vídeo, “Grande”, un vídeo que rinde un especial homenaje a todas las “Ariadnas” y al equipo profesional de estos dos servicios.

https://www.youtube.com/watch?v=fsCeIFzR2bo


Nueva encuesta Noctámbul@s sobre sexismo, ocio nocturno y violencias sexuales

Dada la buena acogida en ediciones anteriores de la encuesta online del Observatorio Noctámbul@s de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), hemos querido volver a repetir la experiencia con un nuevo cuestionario, en esta ocasión para estudiar el fenómeno en Cataluña, dirigido a personas de 16 años en adelante, usuarias de ocio nocturno y residentes en esta comunidad.

Con esta encuesta, queremos obtener información de interés sobre cómo se articulan las dinámicas de ocio nocturno de personas jóvenes y adultas en Cataluña, y su relación con las violencias sexuales en estos espacios.

A partir de los resultados y conclusiones de este estudio, el Observatorio Noctámbulas edita un informe de resultados de sus investigaciones anuales, con el objetivo de ofrecer una imagen panorámica de la realidad de la violencia sexual en los contextos de ocio nocturno y consumo de drogas.

Os animamos a participar aportando información sobre vuestras experiencias y vivencias relacionadas con las situaciones de acoso, abuso o agresiones sexuales en el ocio nocturno, cumplimentando esta encuesta.

Igualmente, agradecemos la difusión de la misma para que pueda llegar al mayor número de personas.

El cuestionario, anónimo y confidencial, se puede cumplimentar hasta el 31 de mayo de 2020, siendo el tiempo de respuesta del mismo de 20/25 minutos aproximadamente.

Acceso a la encuesta:


El Proyecto Malva de FSC realiza su primera formación online con motivo de la alerta sanitaria por COVID-19

Los próximos días 19, 21, 26 y 28 de mayo, de 18 a 20 horas, tendrá lugar el curso de formación para profesionales “Perspectiva de género y drogas”, con la particularidad de que en esta ocasión la formación será online. El curso, celebrado en otras ocasiones de forma presencial, tiene diferentes objetivos. Entre ellos, reflexionar sobre la perspectiva de género en los ámbitos de la prevención y la atención al consumo / abuso de drogas y de la violencia de género, y presentar nuevas propuestas de intervención bajo este paradigma.

La formación de profesionales de los ámbitos de drogas y género es una acción primordial para el Proyecto Malva de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), como también lo es para la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2014, en su línea sobre la incorporación de la perspectiva de género en el ámbito de las adicciones, en la que se enmarca este curso.

La situación excepcional que estamos viviendo durante el estado de alarma, nos ha llevado a adaptar las metodologías y las diferentes intervenciones que veníamos realizando en este proyecto, para garantizar la continuidad de la formación, incluyendo la mirada de género en el abordaje del consumo de sustancias.

Por ello, en este curso, financiado por el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) del Ministerio de Sanidad, vamos a utilizar plataformas online que permitan compartir recursos, presentaciones, vídeos… que favorezcan la interacción con las personas participantes y que promuevan dinámicas de e-learning, a través de las que todas/os podamos seguir aprendiendo, si bien en esta ocasión desde nuestras casas, atendiendo a las medidas establecidas.

Son muchas las y los profesionales del ámbito de drogas que han mostrado su interés en explorar e incorporar la perspectiva de género en su práctica profesional. Este paradigma teórico y práctico requiere de una reflexión muy profunda sobre nuestro imaginario social y cultural y un ejercicio complejo de poner en cuestión ciertos aprendizajes entorno a las diferencias entre hombres y mujeres, los estereotipos de género y la desigualdad.

Asimismo, desde el ámbito de la violencia machista se hace evidente desde hace años que hay que tener herramientas para trabajar con los y las consumidoras y, en concreto, en el contexto de ocio nocturno, en el que esta violencia está aún más normalizada e invisibilizada.

Este curso propone a los y las profesionales profundizar en el conocimiento y la reflexión sobre la perspectiva de género aplicada al trabajo con drogas y desarrollar estrategias que desde la prevención puedan, no solo evitar reproducir un imaginario sexista, sino que también puedan transformarlo.

 La formación es gratuita, si bien requiere inscripción previa a través de este enlace.


Conversando durante el confinamiento con 3 mujeres usuarias de servicios de violencia de género y drogas de FSC

Alba nos cuenta que cuando finalice la situación de confinamiento, volverá a intentar hacer sus sueños realidad. Por su parte, Sara nos confiesa que siente haber discutido en algún momento con su compañera de piso pero que, en general, el confinamiento lo lleva bien. Y Nerea, todos ellas reciben nombres ficticios para mantener el anonimato, que una vez finalice el estado de alarma, quiere hacer muchas cosas. Entre otras, salir tranquila por la calle, poder disfrutar de un buen café en alguna terraza, pasear por la montaña, y comenzar una nueva vida, una nueva etapa de su vida… Son mujeres que residen en el “Espai Ariadna” de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), servicio para mujeres drogodependientes y sus hijos e hijas, que sufren violencia de género, y en los pisos de violencia de género y adicciones del Consorcio de Barcelona, gestionados por nuestra entidad.

- ¿Desde cuándo residís en estos servicios?

Alba - Resido en el “Espai Ariadna” desde el 30 de mayo del pasado año. Me ofrecieron este recurso desde un centro de atención y seguimiento a las drogodependencias (CAS) al que acudía en Barcelona, lo cual agradezco muchísimo.

Sara - En mi caso, desde el 1 de septiembre del pasado año.

Nerea - Por mi parte, va a hacer ahora un año que llevo en tratamiento en este servicio.

- ¿Qué motivo o motivos os trajeron a residir en ellos?

Alba - Debido a la violencia que había sufrido en relaciones de pareja, y también por cuestiones relacionadas con las drogodependencias.

Sara - Me trajo hasta aquí la violencia de género y el consumo de alcohol.

Nerea - En mi caso, el consumo de diversas sustancias y la violencia de genero. El consumo porque era alto, mi vida era un caos, y ya no podía sostener más el día a día, debía acudir a un centro de ayuda… y también debido a la violencia de género, ya que tenía bastantes secuelas psicologías, y debía curarlas.

- ¿Cómo está siendo vuestro día a día durante el confinamiento?

Alba - Mi día a día durante el confinamiento transcurre de la siguiente manera: me levanto, tomo mi medicación, y después, tengo una sesión de tutoría con mi educadora referente, lo cual es muy importante para mí. Más tarde, realizo tareas domésticas (limpieza o cocinar la comida del día).

Entre semana, también tengo terapia con la psicóloga, ¡es muy necesario en estos tiempos!

Sara - En mi caso, está siendo fatal; estoy cansada de estar encerrada, pero lo llevo bien.

Nerea - Mi confinamiento está siendo bastante plano: hago mis tareas del piso (limpiar, cocinar…), leo, hago mis rutinas y ejercicios de autoestima, hablo con la psicóloga, tomo mi medicación… interiormente me encuentro animada, activa. Estoy en la tercera fase, es decir a punto de terminar mi proceso y esto me produce mucha fuerza interior para seguir adelante, estoy alegre. Además, practico zumba por las tardes y bollywood y esto me ayuda.

- ¿Ha supuesto mucho cambio en vuestro día a día respecto a la situación anterior al confinamiento?

Alba - Sí, la situación actual es bastante distinta a la anterior rutina que teníamos en el “Espai Ariadna”. Todas las tutorías y los grupos se realizan ahora a través de Skype, gracias a las posibilidades que nos ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación.

Sara - También ha supuesto mucho cambio para mí porque tenía varias citas médicas y me las anularon todas.

Nerea - Pues sí, ha supuesto un cambio respecto a la situación anterior al confinamiento, ya que antes salía a hacer mis gestiones, a ver a la trabajadora social y al INEM, concretamente a un curso de habilidades sociales bastante interesante, en el que trabajábamos la asertividad, la pasividad, la agresividad, las emociones… Para mí, y mi crecimiento personal, era muy importante asistir. Ahora no puede ser. También, tenía una red social más amplia, y ahora estoy sola con mis cuatro compañeras con las que comparto piso. Supone un gran cambio.

- ¿Cómo os encontráis anímicamente?

Alba - Yo, personalmente, me encuentro bien, aunque depende del día. A veces, es necesaria medicación “de rescate”, si bien es opcional. A ella recurro cuando tengo ansiedad, pero en general estoy estable.

Sara - Me encuentro muy bien.

Nerea - Antes me sentía más divertida, alegre… ya que estaba libre, libre de hacer todo lo que quisiera, excepto consumir. Libre de emociones, contenta y satisfecha del proceso que estaba llevando a cabo con cada gestión y trámite realizado, muy feliz de estar abstinente un año y cinco meses estando en la calle, encantada de tener ganas de volver a vivir, gracias al tratamiento. Anímicamente, me encuentro fuerte por fuera, pero he engordado ya que me han entrado ganas de comer durante el confinamiento, estoy con mucha fuerza positiva respecto a las emociones, me siento activa y con ganas de trabajar. Pero por las noches sufro algunas pesadillas en relación al consumo y eso me pone en shock, luego por la mañana me pongo nerviosa, con craving, tengo que pedir “un rescate” a las educadoras, si bien a medida que pasa el día, ya me encuentro mejor. A pesar de todo esto, estoy bastante animada y activa en el piso con mis compañeras, emocionalmente soy muy vulnerable y tengo que tener cuidado con estas pesadillas, ya que son síntomas de alarma y ya pronto finalizaré mi tratamiento, por lo que debo estar alerta ante las recaídas.

- ¿Y cómo os encontráis a nivel físico?

Alba - Podría mejorar un poco, haciendo más ejercicio, pero no siempre estoy motivada para ello.

Sara - Por mi parte, muy bien.

Nerea – En mi caso, pronto tengo una ecografía transtorácica cardiaca en el corazón, creo que no será nada, pero tengo que hacérmela.

- ¿Cómo es la situación general de las mujeres que estáis viviendo confinadas con vuestros hijos/as en el servicio?, ¿cómo lo estáis llevando en general?

Alba - Las mujeres con las que convivo están bien, aunque a veces hay conflictos de convivencia, pero es normal. Tratamos de tener una buena convivencia durante el confinamiento.

Sara - Nos apoyamos unas a otras. Mis hijos no viven aquí conmigo.

Nerea - Todas las mujeres que estamos confinadas lo llevamos de la mejor manera posible. Intentamos tener una buena convivencia, aunque ya nos llevamos muy bien, somos una familia, una piña, nos contamos cómo estamos, cómo nos encontramos… Nos ayudamos cuando necesitamos ayuda, nos reímos, también nos enfadamos… El confinamiento, el resto de mujeres, lo llevan como pueden: protegiéndose cuando salen a comprar, a veces tienen altibajos, preocupándose por el coronavirus siguiendo las noticias… Así es la situación general de las mujeres de mi casa. Una compañera mía es marroquina y está haciendo el Ramadán, ella está cumpliéndolo durante el confinamiento y es de admirar, solo quería comentarlo.

- ¿Estáis realizando actividades grupales durante estos días?, ¿de qué tipo?

Nerea - Las actividades grupales que realizamos me encantan y no paro de aprender de ellas. Tenemos la de “Autoestima” que es muy importante y valiosa para mí, aprendemos qué es y a valorarnos y querernos más. En la última clase, la educadora me felicitó por mis progresos y mis ganas de aprender todo sobre mi autoestima. La verdad es que me quedé parada y a la vez, encantada por las felicitaciones. En cuanto a “Prevención de recaídas”, se aborda desde el enfoque de la prevención para no recaer en el consumo. Es esencial en mi vida este grupo porque existe la posibilidad de recaer y necesito todas las técnicas, herramientas, como rutinas, tareas, ocupaciones… para no recaer en el consumo. Es esencial. “Violencia de género” es un grupo importantísimo para todas las mujeres, ya que se habla sobre el maltrato y las mujeres maltratadas. Yo soy una mujer psíquicamente maltratada y este grupo me ha ayudado a volver a pensar en positivo y a tener herramientas para que en un futuro no me vuelva a suceder lo mismo.

Alba - En mi caso, participo dos días a la semana en actividades grupales con otras mujeres. En concreto, en los grupos de “Autoestima” y de “Prevención de recaídas”. Además, también participo en el grupo de “reunión de convivencia”.

Sara - Hacemos las actividades vía Skype, asisto a los grupos de “Violencia de género” y de “Prevención de recaídas”.

- ¿Cómo está resultando la experiencia terapéutica, a través de las nuevas tecnologías?

Alba - En esta situación de confinamiento, las nuevas tecnologías nos van de maravilla, estoy satisfecha. Todos los grupos y terapias se realizan a través de Skype.

Sara - Por mi parte, además utilizo el móvil, ya que de tecnología no sé mucho más.

Nerea - Yo también uso el móvil y, además, el ordenador para hacer tutorías con mi educadora referente, y hablar con mi psicóloga y mi psiquiatra a través de Skype. El ordenador lo utilizamos para hacer reuniones generales con el director o actividades.

- ¿Qué destacaríais de estas actividades grupales?, ¿qué actividades os gustan más y por qué?

Alba - Me gusta mucho la dinámica de estas sesiones, se aprende muchísimo. ¿Las que más me gustan? ¡todas! Las encuentro muy necesarias.

Sara - En mi caso, participar en ambos grupos, “Violencia de género” y de “Prevención de recaídas”, es importante, ambos los necesito.

Nerea - Los grupos que más me gustan son el de autoestima y el de prevención de recaídas, porque el de autoestima es para mí esencial como mujer, para mí misma, para amarme más, y, sobre todo, para valorarme. Es una sesión en la que crezco internamente, me ayuda a conocerme más. En cuanto al grupo de prevención de recaídas, es importante para mí tener herramientas para no recaer, y en un futuro, acordarme de los consejos que nos ofrecen en las terapias, y, sobre todo, en las señales de alarma, para detectarlas.

- ¿Qué es lo que os gustaría hacer una vez finalice el estado de alarma?

Alba - Una vez terminada la pandemia, me gustaría que todas las personas cambiasen su perspectiva de las cosas y valoraran mucho más lo que es la vida. Cuando finalice la situación de confinamiento, volveré a intentar hacer mis sueños realidad, gracias a lo que he conseguido en este servicio.

Sara - Ir a la Iglesia Evangélica y dar gracias a Dios.

Nerea - Una vez finalice es estado de alarma, me gustaría ir a ver a mi padre que lleva “encerrado” desde el principio. También, salir tranquila por la calle, arreglar todas mis gestiones, poder disfrutar de un buen café en una terraza, pasear por la montaña, aunque ahora ya lo puedo hacer, ir a mi casa de fuera de Barcelona y disfrutar de la estancia, comenzar una nueva vida, una nueva etapa de mi vida…

- ¿Os gustaría comentar alguna cuestión más para finalizar la entrevista?

Alba - Hechos anecdóticos ocurren cada día, pero no recuerdo ahora mismo nada más a comentar.

Sara - Sí, que siento haber discutido en algún momento con mi compañera de piso. Y que quiero pedirles a todas mis compañeras perdón.

Nerea - Quiero decir que me ha encantado la entrevista, que he pasado un buen rato disfrutando de las preguntas, algunas me han removido por dentro, otras me han hecho pensar en mi pasado, en algunas he descargado muchas emociones… En fin, he tratado de expresar todo lo que pensaba y me he sentido cómoda. Gracias por este rato tan especial que he vivido.


Uso saludable de las pantallas durante el confinamiento

El Servicio de Atención Psicosocial (SAP) de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona, ofrece la orientación y herramientas necesarias para acompañar a las familias en la gestión de un uso adecuado de las tecnologías. Se trata de un espacio terapéutico para identificar señales de alarma, potenciar los factores de protección y ofrecer una atención individualizada a aquellas personas que detecten un uso inadecuado de las mismas, con la mirada puesta en que se sigan beneficiando de las muchas posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías.

Uno de los retos y aprendizajes que debemos asumir los equipos de profesionales de la salud en este período de confinamiento, es la práctica asistencial preventiva frente al posible mal uso o abuso de las tecnologías digitales.

El COVID-19 está impulsando al mundo a una nueva era de conectividad. Las pantallas nos están permitiendo miles de posibilidades: nos facilitan poder seguir con la realización de nuestro trabajo, transforman nuestras empresas y actividades, nos conectan con personas significativas y, a nuestros adolescentes y jóvenes, les sirven para mantener sus conversaciones hasta altas horas de la madrugada con sus iguales. Por otro lado, nos permiten el acceso a actividades de tiempo libre para llenar nuestras horas de conciertos, clases de yoga y sesiones de gimnasia, entre otras.

Otro aspecto de gran trascendencia es cómo las tecnologías están transformando nuestro sistema educativo. La actividad online de los/as escolares ha aumentado un 100% desde el decreto de cierre de las escuelas, permitiendo a los niños/as, adolescentes y jóvenes poder continuar con su formación.

Ahora bien, actualmente vivimos un momento de gran incertidumbre, sometido a profundos cambios en nuestra idiosincrasia que permanecerán durante tiempo indefinido con nosotros/as; un momento de modificaciones radicales en nuestras formas de proceder; de crisis, debacle económica y nuevas oportunidades e iniciativas adaptativas; una coyuntura que puede generar desánimo, que provoca que las personas presenten un aumento significativo de sus niveles de ansiedad y miedo ante lo indefinido, buscando alivio en antídotos que no siempre son inocuos, pudiendo utilizar las pantallas para evadirse de la realidad.

Además, dada la excepcionalidad y, en muchas ocasiones, la falta de recursos, hay una mayor permisividad en la cantidad de horas en las que nos permitimos estar conectados/as. Parte de esta mayor flexibilidad viene dada porque en diferentes y un gran número de responsabilidades, ya sean laborales o educativas, las pantallas se utilizan como herramienta.

En estas condiciones, es previsible un uso abusivo de las pantallas entre los colectivos especialmente vulnerables: la población adolescente, los jóvenes, personas con patologías mentales previas o personas adictas en recuperación, inmersas todas ellas en una situación de alto riesgo de aumento de la conducta adictiva.

Esta situación, en la que el uso abusivo se normaliza, también hace que el riesgo de iniciarse en juegos online relacionados con las apuestas sea aún mayor. Un uso excesivo de las pantallas no es necesariamente una adicción. La adicción radica en el riesgo de realizar una conducta de forma repetitiva y compulsiva, que consecuentemente provoca el abandono de otros intereses, genera cambios en el comportamiento y un malestar significativo, cuando no se puede realizar dicha conducta. El confinamiento, además, disminuye algunos factores de protección como podría ser la realización de otro tipo de actividades al aire libre, acudir a clase y relacionarnos con nuestros iguales. Y aumenta los factores de riesgo incrementando el número de horas y de tareas que se realizan a través de las pantallas.

Debido al auge de las apuestas online y de las consultas telemáticas por el aumento de estas conductas adictivas durante el confinamiento, en las tres primeras semanas de marzo, la actividad en el móvil ha aumentado un 16%, incremento que se eleva al 19% en la semana del 16 de marzo, de acuerdo con un informe elaborado por la agencia Ymedia.

Diferentes entidades han solicitado una mayor regulación. La adicción al casino, bingo y póquer online se ha multiplicado durante el estado de alarma. Con los locales presenciales de apuestas cerrados, los/as ludópatas están encontrando en el juego online la única forma de alimentar su adicción, mientras que las asociaciones de exjugadores alertan que las llamadas de auxilio a sus centros se han multiplicado desde que empezó el confinamiento.

La respuesta a esta demanda, por parte del Ministerio de Consumo, ha sido la prohibición de la publicidad del juego online a través de Internet durante el confinamiento, limitando la franja de anuncios publicitarios en las televisiones de una a cinco de la madrugada. Esta regulación era del todo necesaria pero no suficiente.

Desde la Fundación Salud y Comunidad, como profesionales con amplia experiencia en el ámbito de las adicciones, tenemos una responsabilidad importante en nuestro compromiso con la sociedad, especialmente con aquella población más vulnerable, tanto las personas que presentan una dependencia previa como con nuestros/as jóvenes, en relación al uso compulsivo de las tecnologías y el posible aumento de las adicciones comportamentales (compras, juegos online, pantallas …).

Debemos reflexionar a modo de prevención, acerca del impacto que recibirá nuestro estilo de vida, una vez finalice el confinamiento, como consecuencia de los cambios adaptativos que vienen paulatinamente instaurándose, y, además, urge contemplar las diferentes variables psicológicas como el miedo, la incertidumbre, el aislamiento o la soledad, que ha despertado el estado de alarma, en cuanto que son previsibles factores de riesgo.

Una encuesta realizada la pasada semana a un total de 50 personas que atendemos en el Servicio de Atención Psicosocial (SAP) de FSC en Barcelona, nos permite destacar algunos resultados: el 93% refiere estar dedicando más tiempo de lo habitual al uso de las tecnologías; el 65% considera que el confinamiento le está sirviendo de pretexto para una hiperconexión, y el 41% de los encuestados/as comenta haber intentado reducir, sin éxito, su uso. Además, el 30% afirma que recibe quejas de sus familiares por el exceso de pantalla, y un 35% reconoce evitar otras actividades en favor de la conexión.

Podemos concluir que, en efecto, se da un aumento significativo del uso de las tecnologías digitales, pero la percepción del riesgo se diluye en la excepcionalidad del momento, como así lo demuestra la mayor permisividad en su uso, y la diversidad de utilidades (laborales, educativas, lúdicas y relacionales).

Una vez se inicie el desconfinamiento, nuestros adolescentes y jóvenes mantendrán las clases a distancia, sin acudir a las escuelas, y después disfrutarán de sus vacaciones estivales hasta que el nuevo curso se inicie, muy probablemente, de forma semipresencial, tiempo suficiente como para que se adquieran hábitos poco saludables, en lo que al uso de las pantallas se refiere. La alta exposición y la baja percepción de riesgo son dos factores importantes para desarrollar una adicción.

Como señalábamos al inicio, el Servicio de Atención Psicosocial (SAP) de FSC, ofrece un servicio de orientación y las herramientas necesarias para acompañar a las familias en la gestión de un uso adecuado de las nuevas tecnologías, evitando que se pueda caer en una relación de dependencia.


Mayte Soler Alcaide
Psicóloga sanitaria. Terapeuta familiar
Especialista en Adicciones comportamentales en FSC


Información de contacto:
Puedes dirigirte al SAP a través del teléfono 93 424 04 00 y nuestro equipo de profesionales, se pondrán en contacto contigo en un plazo máximo de 24 horas.

https://www.tratamientodelasadicciones.org/
https://www.psicologiabarcelona.org/


Cartas desde el confinamiento

… Y nos confinaron en casa para prevenir contagios. Y pasaron tres días, y cinco días, y siete días; y parecía que la cosa era muy seria e iba para largo. Y nos lo empezamos a creer. Y empezamos a adaptarnos. A imaginar. A reflexionar, a creer en nosotros y crecer. Y de la crisis hicimos una oportunidad.

Días después del decreto de estado de alarma, ofrecimos la oportunidad a las personas que en ese momento estaban realizando tratamiento residencial en los servicios de drogodependencias gestionados y dirigidos por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), de poder confinarse en sus domicilios con sus familiares de referencia, pudiendo recibir nuestra atención de forma telefónica y virtual, si bien un grupo de personas de cada servicio se tuvo que quedar confinado en los centros residenciales.

Concretamente, se trató de aquellas personas sin vínculos familiares o cuyos lazos podían suponer un riesgo en la evolución de su tratamiento; o bien de personas que no tenían un lugar al que ir, o personas a las que el centro les proporcionaba una seguridad personal que no querían perder. Decidieron, pues, quedarse confinados en las comunidades terapéuticas y en los pisos de reinserción. Era necesario reinventar la propuesta de tratamiento y tiempo libre, para poder cubrir las horas de los días que teníamos por delante.

En otro lugar, una cincuentena de estudiantes de 2º curso del Grado de Educación Social de la Universidad de Girona se recluía también en su casa. Pero tenían ánimo de hacer cosas, de participar e involucrarse con aquellas personas más vulnerables, que por alguna razón estaban recluida en los centros de tratamiento, replanteándose, no solo abandonar el consumo de drogas, sino hacer un cambio en su estilo de vida.

Empezamos a pensar en cómo estos estudiantes, de manera voluntaria, podían realizar un acompañamiento a las personas en tratamiento. Y se nos ocurrió la idea de organizarnos y realizar alguna acción conjunta.

Ya en los años 30, un físico (A. Einstein) y un psicoanalista (Freud), sin haberse visto en persona, utilizaron la correspondencia por carta como una oportunidad para debatir sobre problemas de la civilización de aquellos momentos. También, en la guerra civil española, las cartas se convirtieron en apoyos para la difusión masiva de propaganda política. O, recordemos también, cuando los prisioneros de guerra estuvieron recluidos en campos de concentración: su manera de comunicarse con su familia fue vía correo postal. Ha sido históricamente, por tanto, la vía principal de comunicación.

A día de hoy, gracias a los servicios de mensajería instantánea, hemos podido seguir organizados y haciendo acciones conjuntas. Así fue como encontramos la vía de comunicación de los/as estudiantes, mediante las cartas, con las personas en tratamiento, confinadas de forma anónima.

Animados con esta propuesta, decenas de cartas fueron escritas y enviadas de forma anónima a una profesional de la entidad que las centralizaba y las distribuía entre los centros gestionados por FSC. Los usuarios/as de los servicios respondían a aquel profesional del que solo conocían un alias. De esta forma, se estableció una relación en la distancia y en el anonimato. Y dejó momentos como estos que queremos compartir con todos vosotros/as:

Sin saber quién eres, ya me siento cerca de ti. A mí me encanta escribir, descubrir a gente nueva y poder aprender de las personas, ya que todas llevamos muy dentro, un mundo mágico por descubrir. Y pienso que esta es una oportunidad genial para poder compartir e intercambiar palabras con una persona a la que no conozco, pero con la que podré conectar a través de palabras y sentimientos…

 Durante estos días, he tenido mucho tiempo para pensar y reflexionar. Se me hace difícil no tener contacto con mis amigos y amigas. Realmente, estamos viviendo una situación muy difícil, pero vamos a salir, ¿no crees?...

 Aquí seguimos la rutina que teníamos. Los educadores, terapeutas y demás personal se han organizado para venir el mínimo imprescindible y evitar posibles contagios. Pero lo mejor de todo es que, aunque están confinados, sigo haciendo tratamiento y trabajando activamente en mí desde que me levanto hasta que me acuesto…

Hoy han pasado ya 12 días y soy consciente de la angustia, los miedos, las esperanzas que todos y todas podemos tener, al fin y al cabo, somos personas. Tenemos costumbres y tradiciones que van más allá de las puertas de casa y que ahora son difíciles de cumplir de puertas adentro…

No he notado mucha diferencia desde que tenemos que estar confinados en casa porque, por el tema de mis adicciones, ello ya me hacía pasar muchas horas en casa y sintiéndome igual de sola que me siento ahora. También tengo suerte de poder salir a hacer algún paseo porque tengo un perro que el mes próximo hará 11 años y me hace mucha compañía. Estoy haciendo desintoxicación ambulatoria y llevo hoy 12 días limpia y estoy contenta pero también muy blanda, llorando y sin muchas ganas de hacer nada, sobre todo los primeros días. Tengo la suerte de contar con el apoyo de un equipo de profesionales que hacen teletrabajo y nos llaman para saber cómo estamos. Y nos dan consejos de cómo pasar mejor estos días. El tema es tener la mente ocupada sin quedarte enroscado en ideas que son negativas o duelen…

Me ha encantado la poesía de Benedetti, llega al alma. “¿Cómo sé en ti pueblecito?”. Siempre será mejor que en una gran ciudad como es Barcelona, ​​donde en estas circunstancias se te antoja muy grande y gris. Yo sigo aquí, en mi pisito donde, a pesar de ser un ático con sol, para mí todo son sombras; sombras de recuerdos, sombras negras que veo deslizarse furtivas por las habitaciones y fantasías donde los sueños se convierten en realidad y la realidad en sueño. Siento hastío, rabia, desespero .... En fin, intento llevarlo como puedo: hago estiramientos, zumba, me enganchado a Facebook ... leo a ratos ... hay que matar las horas, pero todo me cansa. Bueno, cuando esto termine, está clarísimo que tú te iras a tus playas y yo ¿sabes dónde? .... ¡A Praga! No me voy de este mundo sin volver a esta ciudad de ensueño…

Agradecemos la valiosa colaboración del alumnado de 2º curso del Grado de Educación Social de la Universidad de Girona, promoción 2018-2022, y de nuestros compañeros de la Fundación Salud y Comunidad, Gemma Maudes, psicóloga y subdirectora del Área de Drogas, Género y Familias y Fran Calvo, Doctor en Psicología, psicopedagogo, educador social y director del Piso Terapéutico “Cosmos” de FSC, que han hecho posible la elaboración y difusión de este contenido.


El Centro de Acogida de Menores de Altea gestionado por FSC muestra su lado más solidario

Los niños/as y adolescentes que residen en este servicio de la Generalitat Valenciana en Alicante, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), han querido colaborar y mostrar su apoyo al esfuerzo realizado por los/as profesionales que se encuentran en primera línea de batalla frente al COVID-19, realizando mascarillas para después donarlas, en un gesto de gran solidaridad.

Con la ayuda del equipo educativo del servicio, que ha aportado sus conocimientos sobre costura, se han llevado a cabo dos talleres de mascarillas, en los que han participado desde los más pequeños, de 3 a 14 años, hasta los más mayores, de 15 a 17 años, haciendo una donación posterior de mascarillas, realizadas en estos talleres, a la Guardia Civil de Altea.

El acto de entrega de estas mascarillas en el centro contó con la presencia de la dirección del servicio, y de los/as menores participantes en estos talleres, mostrando los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad que fueron a recogerlas, su agradecimiento a la labor, realizada por los/as menores.

“Los niños/as y adolescentes tuvieron la iniciativa de realizar equipos de protección, en este caso de mascarillas, para después donarlas y demostrar así su lado más solidario, debido a la necesidad de equipos de protección con la que se han encontrado los enfermeros/as, médicos/as, policías, guardias civiles, etc… durante la crisis sanitaria”, señala la dirección del servicio.

Desde nuestra entidad nos sentimos muy orgullosos/as de esta labor solidaria para evitar la propagación del COVID-19, que muestra, una vez más, el lado más humano de los/as menores y profesionales de los centros de atención a menores, gestionados por el Área de Atención a la Dependencia de FSC.


Un Sant Jordi diferente en el Centro de Día de Reinserción "La Crisàlide" de FSC

Como siempre, Sant Jordi es el día grande de “La Crisàlide”, servicio gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona. Salimos a la calle todos juntos y trasladamos el buen ambiente que tanto cuidamos dentro de las cuatro paredes del centro a las calles. Pero este año, tristemente para nosotros/as, nuestras rosas de madera, nuestros puzles infantiles de la leyenda de Sant Jordi y nuestros puntos de libro elaborados en el Taller de Arteterapia, se han quedado inacabados sin poder salir a la calle...

Este ha sido, sin duda, un Sant Jordi bien diferente de lo que teníamos pensado, por la situación en la que nos encontramos de crisis sanitaria debida al COVID-19. A todos los meses de preparación, las gestiones para conseguir el sitio adecuado y el trabajo del voluntariado con las piezas de madera, les ha podido esta situación de confinamiento, y mal nos sabe por ese espíritu positivo que nos define y con el que afrontamos nuestra actividad diaria.  De alguna forma, nuestras ilusiones se han visto truncadas…

Nuestro día de compartir con los transeúntes, con las familias, con los/as profesionales, con las personas usuarias y con el equipo terapéutico, no ha sido posible. Aun así, hemos compartido juntos la experiencia de la creación a distancia y, a falta de madera, hemos realizado rosas de papel y de tela que después hemos compartido con el resto de compañeros/as.

El objetivo, sentirnos más cerca todos/as mientras realizábamos la misma actividad, aunque desde la distancia física del hogar de cada uno/a. Este es el sentido que Sant Jordi tiene para todas las personas que formamos el centro: es nuestro día, lo preparamos juntos, lo organizamos juntos, lo vivimos juntos y eso intentamos también al proponer la realización de rosas de papel o tela desde casa.

La distancia puede ser física, pero al menos durante ese tiempo de creatividad, nuestros pensamientos y corazones estuvieron unidos en la realización de esas rosas. El resultado, un collage de fotos de rosas desde distintos rincones de nuestras casas para compartir y regalarnos entre todos/as que logró animarnos.

Eso sí, la promesa es la siguiente: cuando recuperemos nuestras rutinas, nuestro día a día, nuestras vidas en lo que ha venido siendo la normalidad, seguiremos trabajando las piezas que quedaron pendientes para que, dentro de un año, todo esté preparado para el gran día.

Este ha sido un Sant Jordi diferente, con la vista puesta ya en la celebración del próximo año....


“Cuento de Sant Jordi” desde el Piso Terapéutico “Teodor Llorente” para personas con adicciones de FSC en Barcelona

“14 de marzo de 2020 a las 20 horas y 20 minutos, y sentados en la sala azul de la nave espacial Orión, se decide enviar en misión especial a la tierra a Lil para recabar información de todo lo que sucede en un habitáculo situado en la calle Tearente nº 21 de Barcelona, en la tierra.

Han llegado informaciones de que en dicho lugar conviven unas quince personas con personalidades diferentes y una única misión, algo que ha despertado nuestro interés de una manera especial.

Lil, tu misión es “poder dirigirte a ese lugar y realizar un estudio”.

Así empieza el relato colaborativo que, desde uno de los pisos terapéuticos para personas con adicciones de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona, concretamente el Piso Terapéutico “Teodor Llorente”, se ha realizado con motivo de la celebración de la Diada de Sant Jordi.

Alicia Clotet Roca, psicóloga y directora de este servicio, explica que, debido a la crisis sanitaria y a la situación de confinamiento en la que nos encontramos, “atendemos a personas que continúan realizando el tratamiento en piso, pero también a otras que lo están haciendo desde sus casas de forma telemática. Les propusimos la creación de un relato en cadena, de trabajo en equipo, donde cada uno de ellos continuaba el relato escrito por sus compañeros, y así surgió la iniciativa”.

Este año, según señala, no se ha podido celebrar esta fecha tan señalada en el calendario de la manera habitual. Sin embargo, en tiempos de crisis, surgen nuevas oportunidades y la creatividad se acentúa por lo que, entre las personas usuarias y las profesionales del servicio, se ha encontrado una celebración alternativa que, además de permitir contar con una historia finalizada, ha servido para añadir humor, distracción y motivación, así como amenizar la situación compleja que estamos viviendo.

Para poder ir construyendo esta historia, ha sido esencial el compromiso de cada persona participante para poder así conseguir obtener el relato finalizado a tiempo para la celebración del día de Sant Jordi. Cada miembro del grupo ha escrito una parte del relato y cada uno de ellos continuaba el cuento, en el punto donde lo había dejado uno de sus compañeros. Hablamos pues, de un cuento construido entre todos.

Y es que, a través de la historia, se ponen de manifiesto aspectos que las personas usuarias trabajan a lo largo de su tratamiento: la dependencia emocional, el hecho de priorizarse a uno mismo/a, la importancia de poder compartir sentimientos, emociones, la necesidad de acompañar y ser acompañado, el compañerismo, afrontar los miedos…

Las personas usuarias y el equipo de profesionales han querido compartir el resultado final de esta actividad, esperando que, durante los minutos posteriores, os permita disfrutar de su lectura tanto como a ellas de su realización.

Haz click aquí para acceder al “Cuento de Sant Jordi”.