… Y nos confinaron en casa para prevenir contagios. Y pasaron tres días, y cinco días, y siete días; y parecía que la cosa era muy seria e iba para largo. Y nos lo empezamos a creer. Y empezamos a adaptarnos. A imaginar. A reflexionar, a creer en nosotros y crecer. Y de la crisis hicimos una oportunidad.

Días después del decreto de estado de alarma, ofrecimos la oportunidad a las personas que en ese momento estaban realizando tratamiento residencial en los servicios de drogodependencias gestionados y dirigidos por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), de poder confinarse en sus domicilios con sus familiares de referencia, pudiendo recibir nuestra atención de forma telefónica y virtual, si bien un grupo de personas de cada servicio se tuvo que quedar confinado en los centros residenciales.

Concretamente, se trató de aquellas personas sin vínculos familiares o cuyos lazos podían suponer un riesgo en la evolución de su tratamiento; o bien de personas que no tenían un lugar al que ir, o personas a las que el centro les proporcionaba una seguridad personal que no querían perder. Decidieron, pues, quedarse confinados en las comunidades terapéuticas y en los pisos de reinserción. Era necesario reinventar la propuesta de tratamiento y tiempo libre, para poder cubrir las horas de los días que teníamos por delante.

En otro lugar, una cincuentena de estudiantes de 2º curso del Grado de Educación Social de la Universidad de Girona se recluía también en su casa. Pero tenían ánimo de hacer cosas, de participar e involucrarse con aquellas personas más vulnerables, que por alguna razón estaban recluida en los centros de tratamiento, replanteándose, no solo abandonar el consumo de drogas, sino hacer un cambio en su estilo de vida.

Empezamos a pensar en cómo estos estudiantes, de manera voluntaria, podían realizar un acompañamiento a las personas en tratamiento. Y se nos ocurrió la idea de organizarnos y realizar alguna acción conjunta.

Ya en los años 30, un físico (A. Einstein) y un psicoanalista (Freud), sin haberse visto en persona, utilizaron la correspondencia por carta como una oportunidad para debatir sobre problemas de la civilización de aquellos momentos. También, en la guerra civil española, las cartas se convirtieron en apoyos para la difusión masiva de propaganda política. O, recordemos también, cuando los prisioneros de guerra estuvieron recluidos en campos de concentración: su manera de comunicarse con su familia fue vía correo postal. Ha sido históricamente, por tanto, la vía principal de comunicación.

A día de hoy, gracias a los servicios de mensajería instantánea, hemos podido seguir organizados y haciendo acciones conjuntas. Así fue como encontramos la vía de comunicación de los/as estudiantes, mediante las cartas, con las personas en tratamiento, confinadas de forma anónima.

Animados con esta propuesta, decenas de cartas fueron escritas y enviadas de forma anónima a una profesional de la entidad que las centralizaba y las distribuía entre los centros gestionados por FSC. Los usuarios/as de los servicios respondían a aquel profesional del que solo conocían un alias. De esta forma, se estableció una relación en la distancia y en el anonimato. Y dejó momentos como estos que queremos compartir con todos vosotros/as:

Sin saber quién eres, ya me siento cerca de ti. A mí me encanta escribir, descubrir a gente nueva y poder aprender de las personas, ya que todas llevamos muy dentro, un mundo mágico por descubrir. Y pienso que esta es una oportunidad genial para poder compartir e intercambiar palabras con una persona a la que no conozco, pero con la que podré conectar a través de palabras y sentimientos…

 Durante estos días, he tenido mucho tiempo para pensar y reflexionar. Se me hace difícil no tener contacto con mis amigos y amigas. Realmente, estamos viviendo una situación muy difícil, pero vamos a salir, ¿no crees?…

 Aquí seguimos la rutina que teníamos. Los educadores, terapeutas y demás personal se han organizado para venir el mínimo imprescindible y evitar posibles contagios. Pero lo mejor de todo es que, aunque están confinados, sigo haciendo tratamiento y trabajando activamente en mí desde que me levanto hasta que me acuesto…

Hoy han pasado ya 12 días y soy consciente de la angustia, los miedos, las esperanzas que todos y todas podemos tener, al fin y al cabo, somos personas. Tenemos costumbres y tradiciones que van más allá de las puertas de casa y que ahora son difíciles de cumplir de puertas adentro…

No he notado mucha diferencia desde que tenemos que estar confinados en casa porque, por el tema de mis adicciones, ello ya me hacía pasar muchas horas en casa y sintiéndome igual de sola que me siento ahora. También tengo suerte de poder salir a hacer algún paseo porque tengo un perro que el mes próximo hará 11 años y me hace mucha compañía. Estoy haciendo desintoxicación ambulatoria y llevo hoy 12 días limpia y estoy contenta pero también muy blanda, llorando y sin muchas ganas de hacer nada, sobre todo los primeros días. Tengo la suerte de contar con el apoyo de un equipo de profesionales que hacen teletrabajo y nos llaman para saber cómo estamos. Y nos dan consejos de cómo pasar mejor estos días. El tema es tener la mente ocupada sin quedarte enroscado en ideas que son negativas o duelen…

Me ha encantado la poesía de Benedetti, llega al alma. “¿Cómo sé en ti pueblecito?”. Siempre será mejor que en una gran ciudad como es Barcelona, ​​donde en estas circunstancias se te antoja muy grande y gris. Yo sigo aquí, en mi pisito donde, a pesar de ser un ático con sol, para mí todo son sombras; sombras de recuerdos, sombras negras que veo deslizarse furtivas por las habitaciones y fantasías donde los sueños se convierten en realidad y la realidad en sueño. Siento hastío, rabia, desespero …. En fin, intento llevarlo como puedo: hago estiramientos, zumba, me enganchado a Facebook … leo a ratos … hay que matar las horas, pero todo me cansa. Bueno, cuando esto termine, está clarísimo que tú te iras a tus playas y yo ¿sabes dónde? …. ¡A Praga! No me voy de este mundo sin volver a esta ciudad de ensueño…

Agradecemos la valiosa colaboración del alumnado de 2º curso del Grado de Educación Social de la Universidad de Girona, promoción 2018-2022, y de nuestros compañeros de la Fundación Salud y Comunidad, Gemma Maudes, psicóloga y subdirectora del Área de Drogas, Género y Familias y Fran Calvo, Doctor en Psicología, psicopedagogo, educador social y director del Piso Terapéutico “Cosmos” de FSC, que han hecho posible la elaboración y difusión de este contenido.