Nuestro compañero Fran Calvo, coordinador de investigación y evaluación de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), así como docente e investigador en la Universidad de Gerona, ha liderado un estudio, junto a otros investigadores/as de otras universidades y entidades, en el que se analizan los factores de riesgo de mortalidad de las personas sin hogar en Cataluña durante 10 años. La investigación ha sido publicada recientemente en la Revista Internacional de Investigación Ambiental y Salud Pública (“International Journal of Environmental Research and Public Health”).

El artículo, titulado “Factores de riesgo de mortalidad para las personas sin hogar en Cataluña: un estudio de cohorte retrospectivo de 10 años” (“Mortality Risk Factors for Individuals Experiencing Homelessness in Catalonia, Spain: A 10-Year Retrospective Cohort Study”), analiza la tasa de mortalidad y los factores de riesgo de mortalidad en una muestra de personas sin hogar en la ciudad de Gerona durante un período de 10 años.

En el estudio han colaborado diversas instituciones públicas como el Centro de Acogida para personas sin hogar “La Sopa”, el Centro de Atención Primaria de Santa Clara y el CAS Teresa Ferrer. Su objetivo ha sido examinar de forma retrospectiva los resultados de 475 personas sin hogar, junto a los datos clínicos y sociales disponibles, teniendo en cuenta que la evidencia científica actual sugiere que la mortalidad es considerablemente mayor en las personas sin hogar.

La muestra estaba formada por un 84,4% de hombres y un 51,8% de personas nacidas en el extranjero, contemplándose modelos de riesgos proporcionales de Cox para identificar factores de riesgo de mortalidad entre los grupos de origen, en relación a la metodología utilizada.

De acuerdo con los resultados obtenidos en esta investigación, 60 personas murieron durante el período de diez años, siendo 49,1 años la edad media de fallecimiento. Además, tras ajustar las características demográficas y la duración del sinhogarismo, se determina que los factores de riesgo de mortalidad fueron el origen (personas nacidas en España), la diabetes tipo 2, el trastorno por consumo de alcohol y enfermedades infecciosas.

Asimismo, los resultados muestran una alta prevalencia de enfermedades infecciosas y crónicas. La diabetes de tipo 2 destaca como un importante factor de riesgo en el sinhogarismo y otro dato de interés es que la edad media de fallecimiento de las personas sin hogar fue significativamente inferior a la de la población general (que es superior a los 80 años).

En relación a las conclusiones del estudio, las personas sin hogar nacidas en el extranjero resultaron ser más jóvenes y saludables que las personas sin hogar de origen español, lo cual genera nuevas preguntas de investigación alrededor del “efecto inmigrante sano” (healthy immigrant effect) en población en situación de exclusión residencial. Además, las enfermedades crónicas se controlaron mejor en las personas nacidas en España, si bien este grupo mostró un mayor riesgo de mortalidad.

Como conclusión del estudio, se mantiene que las diferencias en relación a salud y mortalidad en la muestra analizada, dependieron de varios factores, sobre todo del origen (nacido en el extranjero o en España), sugiriendo que el «efecto inmigrante sano», a pesar de la diversidad de las poblaciones inmigrantes en los distintos continentes, parece estar presente en Europa y aplicarse no solo a los inmigrantes que viven en condiciones seguras, sino también a grupos muy desfavorecidos y marginados, como las personas sin hogar.

En la investigación también se destaca que los estudios que podrían realizarse en este ámbito deberían explorar las diferencias en las necesidades entre las poblaciones de personas sin hogar nacidas en el extranjero y nacidas en España, e identificar acciones eficaces para cada grupo.

Actualmente, a modo de líneas futuras de investigación, en el artículo se indica que se están recopilando datos de la misma cohorte para ampliar el marco temporal hasta 2020 (15 años), lo que permitirá examinar los efectos a largo plazo de la falta de hogar en la salud y la mortalidad, así como ofrecer perspectivas sobre la pandemia de COVID-19.

Igualmente, se señala que, de cara al futuro, resultaría muy útil la creación de un conjunto de datos común a nivel nacional que registre las características sanitarias y demográficas de las personas sin hogar. De este modo, se podría realizar un seguimiento más eficaz para apoyar la salud de estas personas. Este seguimiento daría prioridad a las enfermedades crónicas con mayor riesgo de mortalidad, especialmente entre las personas con escaso contacto y el seguimiento con los servicios sanitarios.

Por último, se mantiene que es importante poner en marcha más equipos profesionales de acercamiento social en la calle, procedentes de distintos ámbitos profesionales, como la enfermería, la medicina, la psiquiatría, los servicios lingüísticos, el trabajo social y la psicología. Con ello, se trataría de poner en contacto a las personas sin hogar con estos servicios en el entorno donde se da la situación de exclusión, reduciendo las barreras inherentes a las estructuras de los servicios como los horarios, los tiempos de visita y su localización.

A destacar que el artículo recoge una mención a Xavier Ferrer, director técnico de nuestra entidad, a modo de agradecimiento por su opinión y sugerencias en la versión final del mismo.


Acceso al artículo:
https://www.mdpi.com/1660-4601/18/4/1762