Desde la Coordinadora de Comunidades Terapéuticas (CCTT), Pisos de Reinserción (PPRR) y Centros de Día (CCDD) para personas con drogodependencias, plataforma que agrupa los centros residenciales de tratamiento profesionales de Cataluña, de la cual forma parte la Fundación Salud y Comunidad (FSC), queremos poner en valor el estado actual en que se encuentran los centros, así como resaltar las buenas prácticas que han facilitado poder seguir dando una atención de calidad, durante la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.

Los centros de tratamiento para personas drogodependientes, más concretamente los servicios residenciales, considerados servicios esenciales para la atención integral de la persona con adicción, hemos transformado nuestro estilo de trabajo para adaptarnos a la situación que nos está tocando vivir. En estos recursos, atendemos a personas que, por motivación propia, requieren un distanciamiento temporal de su lugar habitual de residencia, para evitar situaciones de riesgo relacionadas con el consumo de sustancias.

Este periodo ha servido para hacer un análisis sobre qué función cumple el consumo de drogas en su vida y qué cambios tienen que hacer para recuperar una vida llena y reintegrarse en la vida social y comunitaria.

Los equipos de intervención somos equipos altamente profesionalizados y especializados en el ámbito de las drogodependencias. Disponemos de protocolos creados y validados por las autoridades sanitarias competentes, estandarizados, donde nos marcamos nuestras propias directrices, la manera de hacer, de ser y de reinventarnos ante las necesidades emergentes. El trabajo realizado a lo largo de más de 25 años por parte de nuestras entidades, permitió que, previo en el estado de alarma y confinamiento, se actuara de manera rápida y eficaz, constatando la rapidez de respuesta de las entidades sociales y la agilidad para crear nuevos modelos de manera coordinada.

Como resultado de todo esto, los datos nos confirman que nuestras actuaciones fueron las adecuadas, puesto que de las 560 personas atendidas en estos momentos, solo un 9,7% las tuvimos que aislar por sospecha o confirmación de COVID-19. Los ingresos hospitalarios han estado mínimos (solo un 0,2%), el que demuestra el acierto de cómo nuestros servicios adaptaron los protocolos con rapidez, contundencia, seguridad, seriedad y rigor.

Las crisis nos permiten poner a prueba nuestra capacidad de adaptación a los cambios. Vivimos momentos difíciles, pero, justamente, son estos momentos los que aportan oportunidades de cambio y maneras de reciclarnos e incluso de reinventarnos.

Las entidades nos hemos adaptado a esta situación ofreciendo una serie de recursos alternativos dirigidos a minimizar el impacto de esta crisis. Nos tuvimos que posar hilo a la aguja muy rápido, necesitábamos dar respuesta y sobre todo, dar mensajes de tranquilidad y apoyo a las personas que atendemos, que ya de por sí, se encuentran en un momento muy vulnerable de sus vidas. Hemos intensificado el apoyo emocional a las familias, proporcionando herramientas adecuadas para los momentos de confinamiento, dando información veraz y útil para todas ellas y sobre todo, ayudando a las personas que más sufren: personas que no han podido sostener su abstinencia, o personas que viven en situaciones de alta conflictividad familiar y/o de violencia.

Hemos incorporado las tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s) convirtiéndolas en nuestras aliadas como una herramienta terapéutica. Ya hay una amplía evidencia científica que apoya el uso de las TIC’s para trabajar en el ámbito de las adicciones, a pesar de que hasta ahora no las habíamos incorporado de forma masiva. No se trata de suplir la intervención presencial por la virtual, sino de complementarla.

El confinamiento, para muchas personas, ha provocado que se encuentren en un lugar que no es el suyo, no es su hogar, y el grupo de apoyo se convierte, ahora más que nunca, en su familia. Por nuestra parte, los y las profesionales que trabajamos con estas personas, las TIC’s también nos han permitido ofrecer una proximidad que de otro modo era difícil de conseguir.

Nos hemos tenido que reinventar, como decíamos antes, continuando dando la atención de forma virtual. Los equipos profesionales han hecho y siguen haciendo grandes esfuerzos para adaptar sus disponibilidades a las nuevas necesidades: tratando de permanecer menos tiempo en el centro para evitar el riesgo de contagio, y seguir trabajando desde casa o intensificando los turnos presenciales.

Lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo hasta el final del confinamiento, atender estas personas que requieren nuestro apoyo. Y el más importante, es que no se están produciendo abandonos en el tratamiento, el que confirma que las TIC’s, además de los cambios a la propia logística de los centros, la adaptación a los constantes cambios de protocolos… están siendo una herramienta con el mismo poder de eficacia y efectividad que el resto de comunicaciones, son un complemento a nuestra actividad «presencial».

Se ha demostrado que las comunidades terapéuticas y los pisos de reinserción han estado espacios seguros y valorados por las personas que hacen tratamiento. Tenemos que tener en cuenta, que aparte de todo este trabajo que implica la incorporación de las TIC’s en nuestros centros, tenemos que seguir haciendo una actualización continúa de todos los protocolos, normativas, medidas de prevención… porque no es solo el hecho de vivir en confinamiento, sino también el hecho de proteger y protegernos, ante esta pandemia general que estamos sufrimos.

Así pues, como sector, posamos en valor el alto nivel de especialización y profesionalidad de los centros y equipos de trabajo, que ha permitido actuar de manera ágil y eficaz, ante las nuevas necesidades y realidades de la población atendida durante el COVID-19. Sin duda, algunas de estas prácticas se quedarán ya incorporadas en nuestros centros, como buenas prácticas.

Ahora, el reto es volver a incorporar nuestras herramientas básicas de trabajo a la nueva normalidad: salidas, visitas familiares, actividades en grupo, nuevos ingresos, participación del voluntariado, etc.

Estamos seguro/se que, con la fuerza de todo el mundo, lo conseguiremos.