Florencia Manns Fuenzalida es Licenciada en Psicología por la Universidad Diego Portales, Chile (UDP) y Máster en Drogodependencias por el Instituto de Formación Continua (IL3) de la Universidad de Barcelona (UB), entre otros cursos realizados en drogodependencias. Actualmente, trabaja en la Fundación Salud y Comunidad (FSC) como técnica/educadora en el proyecto “En Plenas Facultades” (EPF), colabora en el Observatorio Noctámbul@s de FSC, para la investigación y prevención de las violencias sexuales en entornos festivos y coordina los Puntos Lilas que gestiona nuestra entidad, de los que nos da mayor detalle en esta entrevista.

– ¿En qué consisten tus funciones de coordinación de los Puntos Lilas?
Mis funciones de coordinación consisten en organizar las reuniones previas a los eventos con cuerpos de seguridad y sanitarios, buscar al personal cualificado para poder intervenir durante el evento, me ocupo de la redacción de informes, aunque también hago funciones de interventora, es decir, realizo además atención y prevención en los Puntos Lilas. Y, cuando es necesario, acompaño a las personas que lo necesitan, una vez ha pasado el episodio de violencia.

– ¿Desde cuándo realizas estas funciones?
Comencé en 2018 aquí en España, específicamente en ambientes festivos, con grupos de mujeres usuarias de drogas y que vivían en situación de violencia desde 2015, y con un grupo de hombres agresores, también consumidores.
En la Fundación Salud y Comunidad, coordino los Puntos Lilas desde 2019.

– ¿Cuántos puntos ha gestionado la Fundación Salud y Comunidad y dónde?
Los Puntos Lilas que ha gestionado FSC han sido para la Fiesta de la Mercè (Ayuntamiento de Barcelona), para el Ayuntamiento de Sitges, de Premià de Dalt y para el Consejo Comarcal del Bajo Penedés (varios municipios), así como para el Festival Sònar (durante el día y la noche).
Probablemente, para los Carnavales FSC gestione alguno más.

– ¿Cuántas personas formáis parte del equipo y con qué roles o qué perfiles tenéis?
Somos dos coordinadoras, Marta Cremades y yo. Nos distribuimos las tareas, en función de quién actúa como referente con la entidad que organiza la fiesta o el municipio. Posteriormente, el equipo que interviene en los espacios de ocio siempre está integrado como mínimo por 4 personas. Ello varía en función del espacio, del número de horas y de presupuestos a cubrir.

– ¿De qué forma lo organizáis e implementáis?
Lo organizamos e implementamos según las demandas que vayan entrando, y se organizan tanto los días como los horarios de intervención de los Puntos Lilas solicitados.
Los horarios varían, hay algunos que se han hecho de día, como en el Sònar, más que nada para sensibilizar y concienciar al público asistente, aunque usualmente los turnos de intervención comienzan sobre las 22 horas y acaban entre las 3 y 6 de la mañana

– Concretamente, ¿qué tareas realizáis?
En los Puntos Lilas, realizamos prevención, sensibilización, atención y acompañamientos en episodios de violencias sexuales en espacios festivos.

– ¿Habéis contado/contáis con el apoyo de otras entidades del territorio?
Sí, de los ayuntamientos de Barcelona, Sitges y Premià de Dalt y del Consejo Comarcal del Bajo Penedés. También, con el apoyo de asambleas y organizaciones feministas de estos territorios, con servicios de reducción de riesgo en el consumo de drogas (Energy Control y Som-Nit) y con Cruz Roja, así como con cuerpos de seguridad.

– ¿Qué datos más significativos de la gestión destacarías hasta el momento?
Aproximadamente, por los Puntos Lilas como puntos informativos, de sensibilización y prevención, han pasado más de 2.000 personas, especialmente adolescentes y mujeres de todas las edades.

En cuanto al ámbito de detección y atención frente a las violencias sexuales que ocurren en espacios festivos, hemos atendido y acompañado a entre 15 y 20 personas, en su mayoría mujeres y a algunas personas no binarias.

Dentro de las acciones que realizamos como Puntos Lila, además de la sensibilización, prevención y atención de violencias sexuales, también hacemos formaciones abiertas a la comunidad u organización de la fiesta para dotar de herramientas para que puedan contribuir a la detección de situaciones de violencias. Además, se entrena a las personas para que puedan brindar un acompañamiento in situ, si la situación lo requiere.

Por otra parte, el dispositivo de Punto Lila puede actuar para disuadir las violencias, ya que es un punto visible. Con el trabajo de sensibilización previo a la fiesta y durante ella, se pretende comprometer al público asistente, así como a personas de la organización y/o ayuntamientos, a facilitar las distintas gestiones que requieren este tipo de situaciones.

Por último, cabe destacar que el uso de este servicio está marcado fuertemente por la presencia de mujeres. Sin embargo, la presencia de hombres cisgénero es escasa o nula.

– Para finalizar la entrevista, ¿qué balance general de la gestión de los Puntos Lilas harías?
El servicio siempre tiene una buena acogida, a pesar de que, en contextos festivos, es probable que ocurran actos de violencia hacia el propio equipo del Punto Lila.
Por esta razón, es muy importante cuidar no solo del público, sino también del equipo frente a actos de violencia. Como siempre digo: este es el único trabajo que no me gusta hacer, pero hay que hacerlo para cuidar al equipo profesional.
Si no fuera así, quizá las violencias que ocurren en espacios festivos podrían continuar invisibilizadas y naturalizadas, y, por tanto, no gestionadas, atendidas o prevenidas. Por tanto, considero que se realiza una importante labor desde FSC en los Puntos Lilas.