Hay que sumar cambios, ampliar la mirada y abrir perspectivas para explorar todas las vertientes de la violencia machista. Este año 2017 se ha comenzado a cambiar la mirada, a la hora de acompañar, en el Centro Municipal de Acogida de Urgencia por Violencia Machista (CMAU-VM); habiéndose renovado el contrato de gestión con el Ayuntamiento de Barcelona y con la intención de adaptarse a las necesidades sociales del entorno.

Se destacan dos novedades en este servicio residencial de urgencia para mujeres que viven situaciones de violencia machista y para sus hijos e hijas, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC): la acogida de mujeres del colectivo LGTBI (personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) y el incremento del peso de la voz de los niños/as, adolescentes y jóvenes en la exploración de la violencia.

¿Cómo se reflejan estos cambios?, ¿a qué se deben? Atender a mujeres del colectivo LGTBI nos hace mirar hacia las discriminaciones que sufren. Por un lado, hay que explorar cómo se construyen relaciones jerárquicas y con violencia dentro de las relaciones de parejas lesbianas y, por la otra, cómo se crean estructuras de discriminación contra mujeres transexuales o mujeres lesbianas por razón de orientación sexual o identidad de género . Los estereotipos sociales vinculados a su sexualidad o la presunción de no existencia de jerarquías en las relaciones entre personas del mismo genero, dificulta la elaboración de la demanda de ayuda. Por tanto, se debe poder abrir la mirada y explorar a fondo de dónde provienen estos hechos, haciendo una búsqueda de lo que influye en la vivencia de la violencia machista y de las causas de la misma.

Las mujeres transexuales también están siendo atendidas en el CMAU-VM, colectivo que sufre, a menudo, discriminación y violencia en las relaciones sociales e institucionales con consecuencias graves que afectan a su salud psicosocial. Cabe mencionar que entre las dificultades con las que, en ocasiones, se encuentran estas mujeres se observa la falta de red social o familiar debido al rechazo a su orientación o identidad sexual, entre otros.

¿A partir de qué estrategias se plasman los cambios en las dinámicas del servicio y cómo se adapta a estos nuevos retos? Este año 2017 se ha creado la figura referente de LGTBI, del ámbito de la psicología y con formación específica, con la idea de acompañar a partir de actividades específicas dirigidas a este colectivo. El equipo recibirá, por tanto, formación que pueda adecuar la intervención a este nuevo encargo. Se contará, también, con supervisión técnica externa especializada en estos temas y se favorecerá la creación de herramientas que faciliten la exploración, tales como nuevos protocolos específicos que tengan presentes las características del colectivo.

Otra novedad es la ampliación del peso en la mirada de la vivencia de la violencia de los ninos/as, adolescentes y jóvenes acogidos/as. Es por ello que se han aumentado las horas de atención psicológica y se incorpora al equipo un educador social para que sea compartida la referencia de la exploración de niños/as y adolescentes.

¿Bajo qué se justifican estos cambios? Bajo la idea de que la violencia afecta a la socialización de los niños/as y adolescentes en espacios como la escuela o los recursos de ocio, o a cómo se relacionan con el grupo de iguales o adultos. La idea es dar voz a su vivencia a partir de la observación directa al servicio e indirecta en los espacios académicos, aumentando las coordinaciones con los servicios que atienden o han atendido a los hijos e hijas de las mujeres acogidas al CMAU-VM.

Otras novedades son, por un lado, el peso que gana el discurso de los hijos e hijas alrededor de su vivencia de violencia y, por otra parte, el peso del derecho a la educación de los niños/as y adolescentes, dando a los aprendizajes la fuerza de ser un factor de protección.

Todo ello queda plasmado en cambios en la dinámica, ya que hasta ahora una educadora social se responsabilizaba de todo el grupo de hijos e hijas. A partir de ahora, la educadora social de infancia asume el Espacio Aula, espacio de aprendizaje y ocio, con el grupo de hijos más pequeños y el educador social referente de adolescencia y juventud se encarga del espacio Aula del grupo de adolescentes/jóvenes, y del espacio Orienta, espacio vinculado a la formación no académica de este mismo grupo de edad.

Asimismo, en esta renovación en la mirada, se explora con más profundidad, la violencia vivida por cada uno/a de ellos/ellas y como ésta afecta a los procesos de aprendizaje y relación de los hijos e hijas de las mujeres atendidas en el servicio. El objetivo también es el del regreso a la escolarización lo antes posible, una vez se ha podido valorar la situación de violencia y el riesgo que conllevaría devolver al centro educativo, con el fin de normalizar la vida de los ninos/as y adolescentes durante el tiempo de acogida.

Estos nuevos perfiles profesionales se ocupan también de acompañar a las mujeres en su proceso como madres. También se han adaptado los procesos de acogida y atención, con la idea de dar trato individualizado como víctima de violencia directa, de forma independiente pero sumada a la visión de sus madres, los hijos e hijas que residen temporalmente en el CMAU- VM.

¿En qué cabe, entonces, esforzarse ahora? Hay que implementar todos los cambios y renovaciones, dando peso a la mejora y a la creación de herramientas y estrategias y a su desarrollo y evaluación. Por tanto, podemos decir que el CMAU-VM se enfrenta a un momento lleno de nuevos retos que la están haciendo y harán crecer. La idea de ampliar miradas y poder trabajar con quien ha sufrido violencia machista desde una perspectiva más amplia es, básicamente, la intención de ofrecer un mejor servicio, adaptado a la realidad actual y de más calidad.

Jorge Moreno Aguilar
Educador social del CMAU-VM
Fundación Salud y Comunidad (FSC)