Mucho han cambiado las cosas desde la primera entrevista a Nico Asensio, responsable del servicio de prevención de riesgos laborales de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), hace ya algo más de 2 años, en la que nos trasladaba la importancia de la prevención en este ámbito, así como de su funcionamiento eficiente en los centros y servicios dirigidos y gestionados por nuestra entidad. En esta entrevista, nos habla sobre prevención de riesgos laborales y COVID-19, en relación a las medidas determinadas por las autoridades sanitarias, seguidas e implantadas en FSC con motivo de la pandemia, entre otros aspectos de interés. 

– ¿Cómo fueron los primeros momentos, en materia de prevención de riesgos laborales en FSC?

Los primeros momentos fueron muy intensos y con mucha incertidumbre, con una demanda interna de información, comprensiblemente elevada, a la que había que dar respuesta, de manera clara y rápida.

Los cambios normativos frecuentes, las indicaciones del Ministerio de Sanidad cambiantes (en ocasiones confusas), las exigencias que nos llegaban a nivel autonómico y local, etc., fueron una constante durante mucho tiempo. Todo ello, nos obligaba a estar atentos en todo momento a cualquier novedad que hubiera que trasladar a los centros de trabajo.

Tengo la impresión que hemos vivido en esos “primeros momentos” durante gran parte de estos últimos meses.

– ¿Qué medidas se han tomado, con motivo de la pandemia?

En las fechas previas a la declaración del estado de alarma (durante el mes de febrero), desde el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) de FSC, se adoptó una línea de actuación orientada a colaborar con las autoridades de Salud Pública, haciendo difusión de la información y mensajes de tranquilidad procedentes de estas.

El 27 de febrero, con 17 casos confirmados de COVID-19 en España, emitimos desde el Servicio de PRL el primer comunicado, dirigido a todo el personal de la entidad, informando sobre qué era el COVID-19, cuáles eran sus síntomas, cómo se propagaba, como podíamos prevenirla, etc. Todo ello en función de las evidencias científicas de aquel momento.

Esa actividad de información se ha llevado a cabo de manera frecuente durante todos estos meses y hasta el momento actual.

–  Has hecho mención a la colaboración con las autoridades de Salud Pública…

Sí. No hay que olvidar que se trata de un problema de salud pública y no de salud laboral. A partir del 14 de marzo, momento en que se declara el estado de alarma, los servicios de PRL, pasamos a ser actores colaboradores del Ministerio de Sanidad, cuyas directrices hemos seguido en todo momento, si bien también hemos tomado medidas desde nuestra entidad.

¿En qué han consistido estas medidas?

Desde el Servicio de PRL de FSC hemos elaborado un documento marco (PLAN DE PREVENCIÓN, ACTUACIÓN Y CONTINGENCIA FRENTE AL CORONAVIRUS). Todas las medidas adoptadas, están planificadas y previstas este documento que permite que cada centro, en función de su actividad, pueda adoptar las medidas preventivas adecuadas en todo momento.

En función del nivel de riesgo (o exposición) de cada centro, se han tomado las medidas preventivas oportunas y planificadas. No hay que olvidar la diversidad de actividades que abarca FSC y dentro de cada una de ellas, los diferentes escenarios que se pueden presentar, sobre todo si hacemos referencia a los centros residenciales (menores, tercera edad y otros colectivos en situación de vulnerabilidad), motivo por el cual, el nivel de riesgo determinado inicialmente, puede variar.

– ¿En qué sentido?, ¿podrías poner un ejemplo?

Por ejemplo, ante una situación de un residente que sea caso positivo de COVID-19, en este caso, las medidas preventivas han de estar en concordancia con el nuevo nivel de riesgo, tanto a nivel organizativo de la actividad del centro, como en las medidas de protección individual que ha de adoptar el personal que da atención a ese caso. Todo ello está previsto y planificado en el documento marco.

Retomando las medidas concretas que se han adoptado, podríamos elaborar un largo listado de medidas concretas adoptadas, pero en líneas generales:

  • Elaboración de protocolos y documentos de buenas prácticas para prevenir el contagio.
  • Promoción de la higiene personal: adquisición de geles desinfectantes, toallas desechables, ubicándolas en las entradas/salidas de los centros, zonas comunes y zonas de trato directo con el público, para propiciar e incentivar el lavado de manos (colocación de carteles informativos).
  • Extremar la limpieza de puestos de trabajo e instalaciones, aumentado (según proceda) las tareas de limpieza y el uso de productos desinfectantes.
  • Uso de mascarillas: se informa del uso correcto y se colocan carteles que recuerdan esa información.
  • Identificación de personal vulnerable, evaluación del riesgo y adopción de medidas preventivas, si procede.
  • Implementar las medidas necesarias para minimizar el contacto entre el personal y entre este y los usuarios/as o público que pueda concurrir en el centro de trabajo.
  • Actuaciones frente a terceros: control/restricción del acceso de proveedores, clientes, usuarios/as, a nuestras instalaciones para minimizar el contacto.

Otra actividad, que no es propia de los servicios de PRL, pero en la que estamos colaborando con el Ministerio de Sanidad, es la realización del estudio de contactos en el ámbito laboral.

Desde el inicio, hemos sido esos -tan nombrados actualmente- “rastreadores” de contactos, determinando, cuando ha sido necesario, el confinamiento preventivo del personal que había sido contacto estrecho de un caso sospechoso o confirmado de COVID-19.

– ¿Qué destacarías de la implementación y seguimiento de estas medidas en los centros y servicios gestionados y dirigidos por FSC?

Sin quitar reconocimiento a ningún/a profesional de FSC, ya que todos/as lo tienen, quiero destacar el trabajo de las direcciones de los centros de trabajo, que han tenido que implantar todas las medidas preventivas necesarias que se les iba indicando, adaptarse a los continuos cambios que nos veíamos obligados/as a introducir, lidiar con las complicaciones que se iban presentando y hacer posible el mantenimiento de la “normalidad” en las actividades y servicios esenciales que se prestaban y de los que son responsables.

– ¿En qué situación nos encontramos ahora en la entidad, en materia de prevención de riesgos laborales?

Estamos (o estábamos) en una pausa, que parece va a ser más breve de lo que muchos/as preveíamos.  La situación actual empieza a parecerse a aquellos inicios de marzo, algo que esperábamos pudiera ocurrir a las puertas de otoño, no a mediados de julio.

Vamos a ver cómo evoluciona todo, pero hay que estar en alerta y preparados. El coronavirus sigue en España y parece que la estacionalidad no es un factor tan determinante en su control.

La forma en la que pueda evolucionar la situación actual, va a tener mucho que ver con el comportamiento que cada uno de nosotros/as tengamos a la hora de respetar y cumplir las medidas de control y prevención que los organismos de Salud Pública establezcan en cada momento.

No hay soluciones mágicas mientras que no tengamos una vacuna. Por ello, es importante no relajarse a la hora de adoptar las medidas preventivas esenciales: distancia de seguridad e higiene frecuente de manos, unido a la medida accesoria y obligatoria de utilización de mascarillas en los términos que las autoridades sanitarias establezcan en cada momento y en cada territorio.

– ¿Qué dirías que se ha aprendido hasta el momento actual?

Creo que, si algo hemos aprendido, es que no se pueden hacer predicciones, hay muchas variables que intervienen en la “ecuación”. Demasiadas incógnitas por despejar, como para aventurarse a predecir, por ejemplo, un escenario futuro.

Sea lo que sea lo que nos depare el futuro a corto plazo, seguro que vamos a estar mejor preparados en materia de prevención de riesgos laborales.

– Para finalizar, ¿cómo has pasado tú estos meses, en cuanto a vivencia personal, familiar, etc.?

Han sido unos meses muy exigentes a todos los niveles, en los que he adquirido aprendizajes importantes, tanto a nivel profesional como personal.

He tenido la suerte de poder trabajar de manera aislada en las oficinas de FSC durante todo el confinamiento. Algo que no hubiera sido posible si mi situación familiar, por temas de conciliación, no me lo hubiera permitido.