Uno de los colectivos más afectados por la crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19 han sido los centros de atención a personas mayores. En el caso de la Residencia y Centro de Día de Gavá, en Barcelona, gestionada y dirigida por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), con la declaración del estado de alarma, a mediados de marzo, nos vimos obligados a cerrar el servicio al exterior, no permitiéndose la entrada de familiares. Nuestro deber era proteger y salvaguardar al máximo a las personas mayores, usuarias del centro. Y así seguimos haciéndolo hasta la fecha de hoy.

 Según nos traslada Carola Casol, trabajadora social de este servicio de titularidad de la Generalitat de Cataluña, los meses de abril y mayo no fueron nada fáciles. “Los usuarios/as se tuvieron que confinar en sus habitaciones, se tuvo que cambiar la organización, los circuitos anteriormente establecidos… prácticamente cada día había cambios y tuvimos que ir adaptándolos. Muchos mayores, debido a su patología, no entendían por qué su familia no podía visitarlos y el motivo de no poder salir de la habitación o a la calle, de acuerdo a su rutina anterior”.

“Para poder apaciguar la situación de confinamiento, desde el centro se organizaron videollamadas con las familias para que, al menos una vez a la semana, pudieran hablar y verse a través de las pantallas, así como llamadas telefónicas casi diarias, lo cual ayudó enormemente a sobrellevar la situación”, explica Carola Casol.

Un momento muy emotivo lo protagonizó la visita de Raquel Sánchez, alcaldesa de Gavá, el día de San Jorge, el pasado mes de abril. La alcaldesa quiso apoyar a las personas mayores usuarias del centro, así como a los profesionales del servicio, para mostrar el agradecimiento y la estima a los mayores por parte de toda la población.

Raquel Sánchez hizo entrega de un gran número de rosas a las personas usuarias, en nombre del Ayuntamiento de Gavá, un gesto muy valorado por los usuarios/as del servicio. En esta visita, la alcaldesa de Gavá fue recibida por Paloma Barrera, coordinadora higiénico sanitaria, en representación del servicio.

Otro de los momentos más emotivos llegó a finales del mes de mayo, con la iniciativa “Los Balcones de la Concórdia”, a través de la cual se determinó cita previa para poder ver, ya en persona, a los respectivos familiares. Cada persona mayor salía al balcón en el momento establecido y su familia la podía ver desde la calle. Las emociones eran vividas a flor de piel, tanto por parte de los usuarios/as, como de la familia y de los profesionales que estaban supervisando la actividad. “Muchas familias nos hicieron sentir como un miembro más, fueron momentos de verdadera unión”, señala la trabajadora social.

La comunicación de las personas mayores con sus familiares: clave para paliar la soledad durante el estado de alarma en la Residencia de Gavá

Por suerte, la situación fue mejorando y desde finales de junio, hemos podido dar un paso más. Se han organizado visitas una vez por semana al exterior del servicio, aplicando con rigurosidad todas las medidas del protocolo de seguridad (dos metros de distancia, una sola persona por visita, utilización de guantes y mascarilla y establecimiento de la norma de no poderse tocar la cara). Desde entonces, los usuarios/as han podido salir a la calle, y lo han hecho para poder ver de forma más cercana a un miembro de su familia. “El primer día, estaban realmente emocionados; para el equipo profesional ha sido muy importante poder dar este paso más”, afirma Carola Gasol.

En estos momentos, ya desde la distancia y con serenidad, una vez que ha pasado lo peor, cabe buscar el aprendizaje a toda esta situación, señala la trabajadora social del servicio. “Igualmente, todos los profesionales del centro, dirección, equipo técnico, y en especial los psicólogos/as, equipo auxiliar, recepción, cocina, limpieza, lavandería… durante estos meses han dado el 200% y han demostrado que son unos héroes por estar ahí, por darlo todo. Por tanto, destacaría la entrega y el aprendizaje”, expresa.

“Además, cabe poner en valor el papel de las familias. Ellas han sufrido mucho ante toda esta adversidad e incertidumbre. Han confiado ciegamente en nosotros/as y nos han animado a seguir adelante, lo cual es verdaderamente satisfactorio. Cuando la vida te sacude de esta manera, te hace replantearte creencias y valores. Estoy convencida de que todos/as hemos aprendido mucho como personas, y hoy no somos los mismos/as que en el mes de marzo, cuando empezó todo”, reconoce la trabajadora social.

Desde la Fundación Salud y Comunidad nos sentimos muy satisfechos por haber cumplido, a través de todas estas iniciativas de comunicación, nuestro objetivo de tratar de paliar la sensación de soledad que han podido sufrir durante algunos momentos las personas mayores usuarias de este centro, sentimientos que se vieron incrementados por las restricciones de acceso a las residencias, impuestas durante el estado de alarma para frenar la expansión del COVID-19.