Isabel Ortega es la responsable del Área Psicosocial de la Residencia y Centro de Día “Las Fuentes” de Zaragoza, de titularidad del IASS, que dirige y gestiona la Fundación Salud y Comunidad (FSC). Cuenta con el Grado de Trabajo Social y con un Máster en Gerontología Social. Año tras año, ha ido ampliando conocimientos de especialización en tercera edad y en otros ámbitos, con el ánimo de hacer cada día mejor su trabajo. En esta entrevista, que coincide con la celebración del 22 aniversario del centro, hemos querido conocer un poco más a esta profesional que sus compañeros/as describen como muy vital y comprometida en su labor diaria.

"El hecho de venir a trabajar a diario feliz y sin que me cueste esfuerzo, es la mejor sensación que se puede tener trabajando con mayores"

¿Qué te llevó a dedicarte a la profesión de trabajadora social?, ¿la elegiste o te eligió ella a ti?

Rotundamente, “me eligió ella a mí”. Desde bien pequeña, e incluso en la adolescencia, quería ser veterinaria, dada mi gran pasión por los animales. Cuando terminé Bachillerato, un “avisador interno” hizo que ojease aquellas carreras “más de letras o sociales”, si bien yo estaba cursando Bachillerato de Ciencias de la Salud y… aquí estamos.

– ¿Cómo fueron tus inicios en la Fundación Salud y Comunidad y en el servicio en concreto?, ¿por qué el ámbito de los mayores y no otro?

Recuerdo que estaba trabajando en una residencia privada en la que ya llevaba cerca de dos años y me enteré de que en la Residencia y Centro de Día “Las Fuentes”, estaban buscando a una persona para el puesto de trabajadora social. Carolina, antigua psicóloga del centro, me entrevistó y, por lo visto, le debí gustar…

Empecé a trabajar en octubre de 2008 y años más tarde, me hice cargo de la coordinación del Área Psicosocial. Parece que fue ayer, pero ya llevo en esta “segunda casa” casi 11 años.

11 años que parece que han pasado rápido. ¿Qué tipo de tareas desempeñas en el centro y con cuáles disfrutas más?

De todas las funciones que realizo que son muy variadas (acogida, planificación, orientación de recursos, intervención, coordinación…), me gusta mucho implicarme en la acogida de nuevos usuarios/as y sus familias. A todos nos cuesta dar un primer paso que implique un cambio de sentido y, si a ello le sumamos las “fantasías y miedos” con los que cargamos, me parece especialmente importante esta primera toma de contacto.

Me encanta conocer a las personas a través de su historia de vida, y me gusta transmitir total confianza al usuario/a y a la familia, dado que, a partir de ese instante en el que entran al despacho, esas paredes, esos pasillos, esas salas, todos los que trabajamos… vamos a formar parte de su día a día.

También reconozco, aunque suene algo atípico, que disfruto con las actividades “más administrativas” y/o de coordinación. Quizá en eso tiene que ver “mi lado perfeccionista”, pero me encanta ver que todo encaja, que sale bien. En todo ello juega un gran papel el gran equipo de compañeros/as que tengo. Trabajar con ellos/as es muy gratificante, tanto a nivel personal como laboral.

¿Qué momento o momentos recuerdas como el mejor o mejores en el trabajo que desempeñas en este servicio?

La verdad es que existen momentos más reconfortantes que otros (sobre todo, a nivel emocional con usuarios/as y familias) pero sí soy sincera, el hecho de venir a trabajar a diario feliz y sin que me cueste esfuerzo, es la mejor sensación que se puede tener trabajando con personas mayores.

¿Y qué momento o momentos dirías que son los más delicados?

Cuando interfieren sentimientos y emociones, si bien de esos momentos más delicados he aprendido lecciones de vida que siempre llevaré conmigo.

– ¿Qué actividades novedosas habéis introducido durante los últimos años en el Área Psicosocial?

Cuando hablo del área se me pone una sonrisa que hay que ver, porque desde siempre, en este servicio, hemos formado un equipo con aire fresco, con propuestas y dinamismo. Desde hace ya muchos años, comenzamos con actividades de musicoterapia, con perros, de carácter intergeneracional.

Desde hace dos años, llevamos a cabo actividades de reciclaje implicando a usuarios/as y familias del centro de día. Nos encanta que los familiares participen en nuestras ya famosas barbacoas. En general, nos gusta innovar con acciones y actuaciones originales (zumba, bollywood, humor…), en las que usuarios/as y familias se sientan activos, con vitalidad.

– ¿Es necesario un envejecimiento activo?, ¿por qué?

Sí, lo es. Con ello, se trata de optimizar todas las oportunidades de bienestar físico, social y mental con el principal objetivo de tener calidad de vida en la vejez. Como profesionales, debemos fomentar este envejeciemitno activo, así como transmitir y contagiar esas ganas de vivir, y reivindicar que ser mayor o tener una demencia, no es sinónimo de reclutamiento o de soledad. Podemos hacer tantas cosas como queramos, en función de los límites que nos marquemos. Justamente por ello, nos encanta organizar actividades novedosas.

Además, recientemente habéis celebrado el 22 aniversario del servicio con una gran fiesta a la que asistieron diferentes representantes públicos y de nuestra entidad. ¿Qué destacarías de ello y qué logros crees que se han conseguido en este tiempo?

Sí, el 16 de mayo celebramos 22 años, y, ¡cómo no!, lo pasamos “pipa”. Fue un día de muchas actividades, disfraces y alegría.

Dicho esto, somos conscientes de que cada vez nuestros usuarios/as son más dependientes, pero por ello, debemos hacer más, y en ello estamos, para que nos regalen una sonrisa, un abrazo… En todo ello, la familia tiene un gran valor y sin ella, la calidez no estaría tan latente.

En los años que llevo trabajando, si algo he de destacar es el gran equipo de trabajo que conformamos, la gran capacidad de resiliencia y de adaptarnos a los cambios.

Además, las mejoras en la formación; el hecho de potenciar las destrezas emocionales y de echar mano a “nuestro botiquín de ideas”, es algo muy positivo que podemos aplicar en nuestro día a día.

– ¿Te gustaría aprovechar esta entrevista para hacer algún otro comentario?

Sí. Agradecer a todos mis compañeros/as, porque me siento muy afortunada de tenerlos, y sin cada uno/a de ellos/as no sería posible cada pequeño éxito, cada pequeña celebración y cada día a día.

También a mi GRAN MAESTRA, a Carmen Lorente, directora del servicio, porque, gracias a ella, he aprendido muchísimo a nivel laboral, personal y, sobre todo, a realizar el trabajo desde la sinceridad, transparencia y lealtad.