Hemos entrevistado a Julia Romaguera, enfermera de la Unidad Móvil de Cribado (UMC) de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Valencia. Esta unidad tiene como objetivo facilitar el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis C en las poblaciones vulnerables y con difícil acceso a los circuitos sanitarios normalizados. La UMC hace posible el acercamiento a las poblaciones alejadas y favorece la identificación, intervención, seguimiento y curación desde un plan de abordaje integral especifico, para el objetivo final de eliminación de la hepatitis C. El trabajo se lleva desarrollando desde el mes de julio de 2020.

"La Unidad Móvil de Cribado de Valencia todavía tiene recorrido por la existencia de un colectivo de riesgo que se encuentra perdido en el sistema sanitario"– ¿Cuáles dirías que son los principales ejes de intervención de la Unidad Móvil de Cribado?

La Unidad Móvil de Cribado desarrolla su actividad estableciendo como ejes principales de intervención la facilitación y accesibilidad desde un abordaje individualizado, haciendo posible el contacto con las comunidades alejadas del circuito sanitario normalizado.

El trabajo siempre se realiza en colaboración continua con el equipo de profesionales sociosanitarios del Centro de Intervención de Baja Exigencia (CIBE) de Valencia de la Fundación Salud y Comunidad.

– ¿Cómo es el proceso desde que una persona llega a la unidad hasta que finaliza el tratamiento?

 El proceso consta de cinco fases: contacto, recogida de datos, cribado, derivación y acompañamiento y, por último, adherencia y custodia del tratamiento.

El acercamiento se basa principalmente en la referencia que suponen los profesionales de FSC en su larga trayectoria de dedicación a este colectivo, a través de la unidad móvil y los diferentes proyectos que llevan a cabo.

Su enfoque en reducción de daños promueve un consumo más seguro, dejando de lado los juicios y respetando sus procesos de decisión, junto con la satisfacción de sus necesidades básicas (alimentación, material de consumo y atención sociosanitaria) que resultan esenciales para el contacto.

Una vez la persona acepta realizarse el cribado, le explicamos el procedimiento, le pedimos que nos firme lo referente a la ley de protección de datos y le pasamos una pequeña entrevista filtro en la que recogemos algunos datos como nombre, fecha de nacimiento, tipo de vivienda, fuente de ingresos, seguimiento en Unidad de Conducta Adictiva (UCA) y Salud Mental, hábitos de consumo, prácticas de riesgo, últimas analíticas….

Esta información es de gran utilidad para seguir analizando el carácter epidemiológico del virus de la hepatitis C (VHC) y fundamentar la importancia de proyectos como este.

Respecto al cribado, realizamos pruebas rápidas de VHC, hepatitis B (VHB), virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y sífilis, cuyos resultados se obtienen en un tiempo estimado de entre 3 y 20 minutos.

Si el resultado de estas pruebas es negativo, incidimos en la prevención y en el compromiso de la persona de seguir cuidándose. Le recordamos prácticas de riesgo que debe evitar y medidas de protección que ha de tener en cuenta para que su consumo sea seguro.

En el caso de detectar un positivo en anticuerpos de VHC, resulta muy importante brindar tranquilidad e informar a la persona para determinar si la infección está activa. Además, se debe realizar una prueba más con GeneXpert, un aparato que detecta la carga viral del virus de la hepatitis C en sangre en una hora.

Tras la confirmación, asesoramos al usuario/a sobre el proceso a iniciar, en relación a la derivación y el tratamiento. En este sentido, realizamos coordinación y colaboración continúa con especialistas en el ámbito, acompañamiento al paciente, apoyo personalizado, así como seguimiento cercano, ayuda y mediación con otros recursos.

En esta etapa, de cara a alcanzar la curación de los usuarios/as, es fundamental adecuarnos a sus necesidades mediante un apoyo personalizado, así como realizar acompañamiento en todo el proceso terapéutico, eliminando las barreras de distinta índole (burocráticas, idiomáticas, de estigmatización, desestructuración social, desmotivación por su autocuidado, transporte, falta de medio de contacto, dificultad para moverse en el medio hospitalario, etc.).

Además, mantenemos un seguimiento cercano con los usuarios/as que se encuentran en otros recursos, avisando de las citas a sus profesionales de referencia y llevándoles el tratamiento para que se lo administren.

Tres meses después de haber finalizado el tratamiento, se realiza una analítica para valorar RVS y confirmar la curación. Esto sería lo fundamental, a modo de resumen.

– ¿Qué destacarías del equipo humano que trabaja en la unidad?, ¿y de los apoyos y colaboraciones con los que contáis para el desarrollo del proyecto?

El equipo humano que desarrolla el programa está integrado por un monitor con una amplia experiencia en el terreno de la intervención social y por mí, como enfermera. También, contamos con la participación de la trabajadora social, cuando la intervención así lo requiere.

El trabajo siempre se realiza en colaboración continua con los profesionales sociosanitarios del CIBE. Además, contamos con la colaboración de varios especialistas de las Unidades de Hepatología y Enfermedades Infecciosas de diferentes hospitales de la ciudad de Valencia y su área metropolitana como son el Hospital Arnau de Villanova, Hospital Clínico, Hospital General, Hospital Dr. Peset y el Hospital La Fe.

¿Cuáles han sido los resultados obtenidos por la Unidad Móvil de Cribado de Valencia desde su puesta en marcha?, ¿a cuántas personas se ha diagnosticado y tratado desde que comenzó a trabajar la unidad?

Los principales resultados son los siguientes:

– Personas cribadas: 353

– Positivos de VHC: 119

– Infección activa VHC: 49

 – Diagnosticados en UMC:

* VHC: 31

* VHB: 1

* VIH: 10

– Personas en tratamiento VHC: 30

– Personas en tratamiento de VIH: 5

– Tratamiento finalizado de VHC: 23

– Personas curadas con RVS VHC: 9

Se continúa contactando con las diferentes entidades que intervienen en la ciudad de Valencia y área metropolitana para la realización del cribado, realizando salidas a los diferentes asentamientos.

– ¿Cómo valoráis el trabajo realizado hasta el momento?

Valoramos de manera muy positiva la coordinación constante con el Servicio de Información y la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Guardia Civil, así como la priorización en la atención, posibilitando el cumplimiento de todo el proceso terapéutico y logrando la curación en personas con distocia social grave.

La intermediación entre estas comunidades y el sistema sanitario ha favorecido la sensibilización de los profesionales, en relación con las dificultades de acceso que estas personas sufren.

Finalmente, consideramos que el desarrollo de nuestra actividad ha ayudado a aumentar la tasa de detección, así como la conciencia de enfermedad entre la población atendida.

– Para finalizar la entrevista ¿qué objetivos os planteáis a corto plazo en la UMC?

Debido a la pandemia por el COVID-19, no hemos podido desarrollar el programa en su totalidad, ya que hemos tenido dificultades de acceso a diferentes albergues/recursos por el confinamiento. Consideramos que es un proyecto que todavía tiene recorrido por la existencia de un colectivo de riesgo que se encuentra perdido en el sistema sanitario y que es preciso abordar para alcanzar los objetivos propuestos por la OMS para 2030.

Asimismo, se pretende abarcar a más población, aumentando la coordinación con otras entidades que atiendan a personas en situación de exclusión y con elevada incidencia de VHC.