La Comunidad Terapéutica “Riera Major” de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) ofrece un programa de tratamiento que permite cubrir toda una serie de necesidades y mejores garantías de éxito a aquellas personas que, teniendo un apoyo familiar, necesitan alejarse temporalmente de su entorno habitual para poder parar, mantener, analizar y consolidar su abstinencia en las drogas. El Programa Residencial de la comunidad terapéutica permite disfrutar de la consolidación de diferentes aspectos (un alto grado de calidad de los grupos terapéuticos que se realizan a diario en el centro, un equipo terapéutico profesionalizado y una mejora de las instalaciones, entre otros), permitiendo que el trabajo realizado en el centro haya obtenido buenos resultados durante 2021 y 2022.

En este sentido, la comunidad permite realizar una intervención tan intensiva (marcada por muchas horas de asistencia terapéutica semanales, tanto a nivel individual como grupal), como extensiva (aproximadamente ocho meses en dos fases muy diferenciadas de medio rural y urbano), donde la persona realiza una salida progresiva del centro, con el fin de ir consolidando los cambios adquiridos en la misma y realizar una valoración posterior.

Por otro lado, ofrece tratamiento a todas aquellas personas que tengan un soporte familiar, puesto que el trabajo sistémico en nuestro centro es fundamental y forma parte activa del tratamiento.

Debido a la situación de pandemia, hemos cambiado algunas de nuestras prácticas. Es el caso de las visitas a nuestro centro por parte de los referentes. Pero hemos mantenido el hecho de trabajar con ellas, mediante la incorporación de las sesiones telemáticas semanales para facilitar el aprendizaje y poder realizar un seguimiento de las familias y personas referentes, ampliando así el número de familiares atendidas anuales. La inclusión de la familia en el tratamiento permite favorecer la retención y mejora del sistema familiar y la recuperación de la persona ingresada. También, hemos podido respetar, en la medida de las posibilidades, las visitas de los niños al centro, para poder trabajar la vinculación con los y las menores de edad.

Asimismo, se han tenido que llevar a cabo planes de contingencia adaptados continuamente al momento social de la salud pública y la necesidad de incorporar otras metodologías, para proteger al máximo a las personas ingresadas. Así como un aumento en los gastos en cuanto a equipos de protección individual, productos de limpieza y todo lo necesario para mantener la seguridad en el centro.

Se han adaptado los turnos de las personas trabajadoras en grupos burbuja, haciendo turnos largos de trabajo y alternando horarios, con el objetivo siempre de reducir riesgos. Esta nueva situación de pandemia ha provocado un desgaste y mucha más implicación para el equipo profesional, reflejándose en un nivel elevado de trabajo y estrés de las personas trabajadoras.

Es importante destacar que la retención general de las personas usuarias es de casi un 90%, esto significa que existe una buena vinculación, que adecuamos el tratamiento a las necesidades de las personas y que se hace un buen trabajo de acompañamiento en las problemáticas vigentes.

Asimismo observamos un fuerte incremento de las personas con patología dual, aumentando hasta llegar al 81% del total de personas ingresadas que presentan alguna patología. Este dato deja en evidencia la cormobilidad entre consumo de sustancias y trastorno mental. El trabajo con personas con patología dual implica una dedicación aún más individualizada para poder sostener el proceso, adaptándonos a las necesidades que requiere este colectivo y realizar un trabajo centrado en la persona.

A nivel general, el perfil y el número de las personas atendidas ha sido similar a otros años. Sin embargo, cabe destacar que el 50% son personas con policonsumo de cocaína y alcohol, un dato que se ha visto aumentado con los años. Cabe destacar la incorporación de consumo de otras sustancias como el GHB, metanfetaminas u otros derivados, visibilizando una problemática vigente del consumo dentro del colectivo LGTBI, así como una problemática ligada a las adicciones comportamentales. Por este motivo, seguimos llevando a cabo grupos específicos de estas problemáticas.

Otro dato relevante es la necesidad de abordar el tratamiento con una mirada de género, adaptando el proceso a las necesidades y problemáticas de género. El 90% de las mujeres están o han estado en una situación de violencia de género y casi el 50% de los hombres han ejercido o ejercen violencia machista. De ahí que, entre otros, se lleven a cabo grupos no mixtos para abordar esta conflictiva, con un alto grado de coordinación con otros recursos de la red pública de violencia de género.

Así pues, el Programa Residencial en la Comunidad Terapéutica “Riera Major” de la Fundación Salud y Comunidad, permite disfrutar de la consolidación de diferentes aspectos, como pueden ser un alto grado de calidad de los grupos terapéuticos que se realizan a diario en el centro, equipo terapéutico profesionalizado y una mejora de las instalaciones, permitiendo que el trabajo realizado en el centro tenga unos resultados satisfactorios, durante 2021 y 2022.