En esta ocasión, hemos entrevistado a Isabel Casas Valerio, profesional que trabaja como psicóloga en el Centro de Primera Acogida y Valoración «Lázaro», servicio de la Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Castilla-La Mancha, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), junto con el Grupo Lagunduz. Entre las novedades que se han puesto en marcha recientemente en el servicio, destaca el programa de intervención mediante Realidad Virtual, implementado con buenos resultados en otros centros de atención a menores, dirigidos y gestionados por FSC. En esta entrevista, nos habla de las primeras experiencias terapéuticas utilizando este programa y del trabajo en general que realiza en el servicio.

– Isabel, por ir adentrándonos en lo que va ser esta entrevista y por ir conociéndote, nos gustaría que nos hablaras de tu formación y del encuadre psicoterapéutico en el que desarrollas tu trabajo.

Sí, soy Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia. En cuanto al encuadre psicoterapéutico, se basa en la terapia emocional-sistémica infanto-juvenil, la teoría del apego y las aportaciones de los modelos explicativos del trauma.

Por otra parte, soy de esas profesionales que siente que está “a medio hacer”, en constante formación y aprendizaje. Pongo al servicio de mi trabajo y las personas que atiendo, todas las herramientas que me han aportado las formaciones teórico – prácticas y experienciales en diversos modelos terapéuticos como la terapia cognitivo – conductual y la terapia Gestalt.

Además, parte de la mirada, de la sensibilidad y la comprensión que considero necesarias en el acompañamiento terapéutico de los procesos de otras personas, también se nutre de mi propio proceso.

– ¿Desde cuándo trabajas en el Centro de Primera Acogida y Valoración “Lázaro” y qué tareas realizas?

Comencé a trabajar en este servicio en octubre de 2019.

En cuanto a las tareas que llevo a cabo, se enmarcan en el proceso que detallo a continuación: desde que un niño, niña o adolescente (NNA) ingresa en el centro, una vez que desde la Delegación Provincial de Bienestar Social del Gobierno de Castilla-La Mancha nos transmiten la previsión de estancia del mismo, inicio el proceso de evaluación psicológica.

Este proceso se lleva a cabo a partir de sesiones individuales con el/ la menor. Para ello, utilizo tanto tests psicométricos como pruebas proyectivas (constructivas como “la caja de arena” y las historias lúdicas de apego, temáticas como “el Pata Negra”, expresivas como “el dibujo de persona bajo la lluvia”, etc.).

Además, me baso en la observación clínica, tanto en el contexto residencial como en los talleres grupales y en la información que transmite el equipo educativo, a través de los informes diarios y de las reuniones de equipo.

Después de haber realizado la correspondiente evaluación, elaboro un informe de valoración que remitimos a las técnicas de menores que llevan cada caso, en el que reflejo conclusiones e hipótesis de intervención, en función del perfil de cada NNA.

"Este tiempo de desempeño profesional está siendo una cura de humildad, un proceso de aceptar mis límites humanos y también, de dejarme cuidar en el servicio"

– ¿Cómo se establecen los objetivos de trabajo y el plan de caso de cada menor?

Se establecen de manera conjunta con el equipo educativo y con las técnicas de cada caso; trabajamos de manera interdisciplinar con cada menor.

En los casos de los niños, niñas y adolescentes que permanecen más tiempo en el servicio, trabajo de manera individualizada, realizando acompañamiento terapéutico, en función de las situaciones y necesidades emocionales que vayan emergiendo durante su estancia.

Cuando el/la menor deja el recurso, soy la responsable del seguimiento, como parte del proceso de cierre de la estancia en “Lázaro”.

– ¿Cómo está resultando esta experiencia profesional para ti?

Está siendo tan profunda que me resulta muy difícil resumirla. Me subí a un tren en marcha. Cuando llegué al servicio, las funciones del psicólogo/a eran tan solo de valoración y poco a poco, fui sintonizando con las características del recurso y del Proyecto Educativo.

Posteriormente, con la ayuda de Rafa Pinto (director del servicio), hemos ido redefiniendo y concretando mis tareas.

Considero que las características de “primera acogida / urgencia” ponen a prueba nuestros recursos casi a diario. La heterogeneidad de perfiles (diferentes edades, distintos orígenes, diversas necesidades emocionales, etc.), los frecuentes ingresos y salidas de los NNA que generan impacto en cada menor y en la reconfiguración del grupo, son cuestiones que a las personas a las que “nos va la marcha”, profesionalmente hablando, nos mantienen activas y en constante formación y readaptación.

Además, muchas de las experiencias que vivimos aquí, al convivir con menores que viven las secuelas emocionales del abuso y la negligencia, me conectan con mis propias carencias como profesional que no puede sanarlo todo y con las carencias del sistema, la falta de recursos sociales, educativos y de salud mental, el “analfabetismo emocional” en el que estamos inmersos como sociedad, etc.

Puedo decir también que este tiempo de desempeño profesional está siendo una cura de humildad, un proceso de aceptar mis límites humanos y de dejarme cuidar en el servicio por los compañeros/as que me ayudan a frenar el látigo de la autocrítica y la hiperexigencia.

Si hay garantía de algo es que este tiempo en “Lázaro” está siendo una oportunidad salvaje para nutrirme, seguir aprendiendo y seguir creciendo como persona y como profesional.

– Entre las novedades que habéis puesto en marcha recientemente en el servicio, habéis iniciado un programa de intervención mediante Realidad Virtual, implementado con buenos resultados en otros centros de menores dirigidos y gestionados por FSC.

Sí, durante la formación del EDD 3+, de la mano Daniel Urbina, director del Centro de Acogida de Menores (CAM) de Ateca, en Zaragoza, conocimos cómo esta herramienta se estaba implementando en otros centros de atención a menores, gestionados y dirigidos por la Fundación Salud y Comunidad, y nos surgió la curiosidad y el interés de ponerlo en marcha en “Lázaro”.

Concretamente, desde el 12 de enero, hemos comenzado a emplearla con un primer menor con dificultades atencionales e hiperactividad con el que, mediante entornos de mindfulness y relajación, trabajamos la atención, la respiración diafragmática, la relajación, etc.

Además, hemos tenido ya una primera experiencia muy exitosa con un menor migrante, desconocedor del castellano, en la que la herramienta de la plataforma de realidad virtual Psious, nos ha ayudado a salvar ciertos escollos y comenzar a acercarnos más.

– ¿Qué tipo de intervención se presta a través de este programa y qué utilidad ofrece?

La realidad virtual en el trabajo con población infanto-juvenil permite no solo la intervención, sino también la evaluación y la prevención en relación con la mayoría de problemas emocionales.

Además, pueden trabajarse aspectos psicoeducativos. Por ello, creemos que tiene una especial utilidad en nuestro recurso en el que, aunque a priori desconocemos la temporalidad de estancia cada menor, podamos trabajar con ellos y ellas en la mejora de habilidades y herramientas emocionales básicas.

– Concretamente, ¿qué aspectos fundamentales contempla esta intervención a nivel terapéutico?

Uno de los principales dilemas que más he tenido conmigo misma en “Lázaro” ha sido entender y aceptar que este recurso es para valorar a los/las menores y que las intervenciones que hago no forman parte de un proceso terapéutico “al uso”.

Para mí es fundamental que el acompañamiento terapéutico que hago durante su estancia, sea lo menos invasivo posible, así como abordar las problemáticas emergentes sin generar sufrimiento, exponiendo al recuerdo o explicación de situaciones traumáticas vividas.

Por eso, el uso de las gafas de realidad virtual de Psious y otras técnicas como “la caja de arena”, que también hemos comenzado a utilizar este año, son recursos que permiten ir elaborando su proceso, con la distancia emocional necesaria para no generar tanto dolor.

Teniendo en cuenta que el juego es el lenguaje natural de los niños y niñas y que también es una de las herramientas más útiles para el trabajo con adolescentes y adultos, hemos comenzado a utilizar la técnica de “la caja de arena”.

– ¿Qué aporta esta técnica y en qué consiste?

Esta técnica aporta una narrativa que permite que la persona libere, exprese y simbolice, generando sentimientos de control, lo que sucede y lo que vive en su interior.

Se le pide al NNA que cree un mundo imaginario/ una escena dentro de una caja con arena, utilizando miniaturas que representan a los seres animados e inanimados que conforman su mundo interno y externo.

– ¿Qué destacarías de la metodología que utilizáis en el servicio, en general?

 En el centro, disponemos de todo tipo de materiales y recursos que permiten el abordaje de diferentes temáticas que aplicamos, en función de las necesidades y problemáticas que se van detectando en cada menor.

 Utilizamos cuentos terapéuticos, cartas e imágenes asociativas, juegos cooperativos, materiales visuales psico-pedagógicos como apoyo para la psicoeducación, y hemos puesto en marcha las novedades a la que me he referido anteriormente.

– Por otra parte, en relación con talleres y actividades a realizar en el centro, ¿qué tenéis previsto a corto y medio plazo?

En cuanto a mi campo de actuación, la implantación de las gafas de realidad virtual y de “la caja de arena” como herramientas de intervención son la prioridad ahora mismo y en ello estamos centrando los esfuerzos.

Por otra parte, siguiendo nuestra programación habitual de salidas fuera del centro, este mismo fin de semana viene cargado de “planazos”. Tenemos previsto ir un día al Museo de las Ilusiones de Madrid y otro a ver el Palacio Real de Aranjuez.

– ¿Te gustaría aprovechar esta entrevista para hacer algún otro comentario?

Sí, me gustaría dar las gracias. Para empezar, gracias a Amezúa, directora de Hogar Residencial de Atención a Menores “Las Nubes” en Guadalajara, y a Toni Gelida, director del Área de Atención a la Dependencia y Atención a la Infancia y la Adolescencia de FSC, que apostaron “ciegamente” por mí.

También, agradezco la confianza que siento que Rafa y el resto de compañeros/as de “Lázaro” depositan en mi trabajo e igualmente, dar las gracias a la Fundación Salud y Comunidad por las oportunidades que nos ofrece.

Es el caso de las formaciones del EDD3+, con las que se ha logrado generar conexiones entre los/las profesionales de la entidad.

Y también, por ofrecernos herramientas y medios para desarrollar un modelo de trabajo innovador y de calidad.