Con motivo de esta celebración, queremos rendir un homenaje especial a todos los voluntarios/as de la Fundación Salud y Comunidad por la labor que vienen realizando durante todo el año. En esta ocasión, hemos entrevistado a dos voluntarias del Área de Inserción Social, VIH y Reducción del Daño en Drogodependencias. Se trata de Nuria García, voluntaria en el Programa de Intervención con Drogodependientes (PID) y de Roser García, voluntaria del Piso Terapéutico de Inserción dirigido a personas que tienen algún tipo de adicción toxicológica y/o comportamental, y pueden presentar además un trastorno en salud mental. Ambas realizan su labor en Barcelona y nos cuentan su experiencia de primera mano.

¿Qué significado tiene para vosotras la celebración del Día Internacional del Voluntariado el 5 de diciembre?

(Nuria García, voluntaria en el Programa de Intervención con Drogodependientes) Para mí representa el reconocimiento hacia todas las personas que dedican de forma altruista y solidaria su tiempo, además de ser una gran ocasión para sensibilizar a la ciudadanía sobre esta labor; una labor que promueve el valor de realizar tareas sin obtener a cambio un beneficio económico. Este día visibiliza, pues, el compromiso que tiene la comunidad con organizaciones que necesitan la ayuda de las personas voluntarias para llevar a cabo sus acciones. Por tanto, creo que es un día significativo para estas organizaciones, para los voluntarios y para la sociedad en general.

(Roser García, voluntaria del Piso Terapéutico de Inserción) Es una gran oportunidad para poder dar a conocer la importancia del voluntariado en las instituciones. De esta forma también se apoya la labor de los profesionales que trabajan con colectivos en riesgo de exclusión social. Es una buena ocasión para recordar lo que se ha avanzado, pero también el camino que queda por recorrer, subrayando que está en las manos de todos poder ayudar. Creo que sería importante aprovechar también para inculcar en las escuelas la conciencia de ayuda a las personas, de esta forma el alumnado podría crecer a nivel académico y personal.

¿En qué consiste, a grandes rasgos, vuestra tarea como voluntarias?

(Nuria García) Mi colaboración consiste, en primer lugar, en acompañar y coordinar dos de los grupos psicoeducativos del programa, de una duración de 90 minutos, dos veces por semana. Concretamente, los grupos referentes al “Consumo abusivo de alcohol” y a la “Inserción”, aunque de manera esporádica, si se requiere, coordino los grupos de “Drogas y prevención de recaídas” y “Salud”. Además, mi tarea como voluntaria también consiste en atender individualmente a los participantes del programa cuando se precise, así como dar soporte al equipo de profesionales en otras ocupaciones que están más relacionadas con la gestión del programa, como abrir y/o cerrar los expedientes de los participantes.

(Roser García) Mi tarea consiste en desarrollar el espacio “Move”, dedicado a organizar actividades fuera del Piso Terapéutico, buscando lugares nuevos donde ir, aprovechando la organización de eventos o exposiciones en museos, centros cívicos u otros espacios en la comunidad o realizando distintos deportes, según las necesidades, inquietudes o capacidad física de los usuarios. El objetivo de la actividad busca una mayor inclusión en la comunidad y los recursos que ofrece, facilitando el conocimiento de los mismos y proporcionando simultáneamente una ocupación lúdica a los participantes. Las funciones implican también trabajar en equipo con los profesionales de la fundación, para actuar según el Plan de tratamiento individualizado de cada usuario.

¿Qué significa para vosotras ser voluntarias?

(Nuria García) La acción que realiza una persona voluntaria comporta tanto el crecimiento personal y profesional –fruto de la adquisición de unos aprendizajes muy valiosos–, como el hecho de estar respondiendo ante la falta de valores humanos del mundo en el que vivimos. Creo que el significado del voluntariado también conlleva la transformación del mundo en el cual prevalezca la hospitalidad y la acogida de las personas en situaciones de fragilidad social por sus semejantes. Es decir, un mundo más justo y solidario que favorezca la recuperación de la dignidad de las personas que se encuentran en estas situaciones.

(Roser García) Para mí significa participar en un acompañamiento a personas colaborando en su desarrollo personal, aprendiendo y evolucionando en el proceso. Implica conocer otras realidades y situaciones, perdiendo posibles prejuicios ante determinados colectivos, despertando al mismo tiempo una mayor conciencia social. Significa comprometerse con proyectos en los que uno cree y trabajar con equipos de profesionales, dedicando el tiempo que se dispone a trabajar capacidades, metas o necesidades individuales de los usuarios y darse cuenta de la importancia y necesidad de este papel en la sociedad y la facilidad que existe para realizarlo.

¿Desde cuándo sois voluntarias de FSC?

(Nuria García) Soy voluntaria de este servicio desde el pasado verano, que fue cuando finalicé el Grado de Educación Social.
(Roser García) En mi caso, mi labor empezó hace un mes.
¿Qué les diríais a las personas que se están planteando ser voluntarias de nuestra organización?

(Nuria García) Les invitaría a comprobar lo gratificante que es. Gratificante por el hecho de estar prestando un apoyo al servicio en el que se colabora y por tener la oportunidad de obtener unos aprendizajes de gran valor, como he comentado anteriormente. Es una experiencia enriquecedora tanto para la organización y las personas que atiende, como para el voluntariado.

(Roser García) Les diría que una de las muchas ventajas que ofrece la labor de voluntariado es la de poder tomar conciencia de la situación de vulnerabilidad y exclusión de muchas personas que necesitan de la atención, apoyo y acogida de la sociedad y de la necesidad e importancia de proyectos sociales que atiendan a esta población. También, que implica abrirse a la experiencia de conocer más a fondo estas realidades eliminando muchos prejuicios que se tienen ante determinados colectivos y que dificultan al mismo tiempo el proceso de reinserción.

¿Cuál ha sido el mejor momento que habéis vivido como voluntarias o con qué recuerdo os quedáis de vuestra experiencia de voluntariado hasta el momento?

(Nuria García) Me gustaría hacer referencia a aquellos momentos en los que he sentido que la labor de voluntariado que llevo a cabo es de utilidad para el funcionamiento del programa y sus participantes. Destacaría el momento en el que estos se despiden del grupo por haber finalizado el programa, ya que suelen manifestar un profundo agradecimiento hacia los profesionales y colaboradores que les hemos acompañado a lo largo del proceso. Otra situación a señalar es cuando, de alguna manera, siento que pueden echar en falta mi presencia en el programa. A veces me han llegado a decir “no nos vas a dejar, ¿verdad?” o a preguntar “¿el próximo día vienes, no?”

(Roser García) De la experiencia como voluntaria me quedo con el aprendizaje de la capacidad de superación de las personas con las que trabajo, el crecimiento personal que implica participar en esta actividad, lo gratificante del trabajo con otras personas, los buenos momentos que se viven durante las horas que se comparten con ellos y el agradecimiento con el que se recibe a los colaboradores externos.

¿Os gustaría aprovechar esta entrevista para hacer algún otro comentario?

(Nuria García) En mi caso, me gustaría expresar mi agradecimiento hacia la Fundación Salud y Comunidad y hacia los grandes profesionales que componen el PID por permitirme formar parte de la labor que realizan. Tengo la oportunidad de colaborar con ellos en algo tan vital como es el hecho de que los participantes del programa tomen conciencia sobre la relación de dependencia que tienen con las sustancias tóxicas, así como de fomentar cambios que les permitan disfrutar de una mayor calidad de vida.