Fabiana, voluntaria del Centro de Día ‘La Crisàlide’ de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona, y anteriormente usuaria del servicio, reconoce haber encontrado una forma de canalizar su sensibilidad colaborando como voluntaria en este servicio, a través de la realización de diferentes tareas. Sus compañeros/as, y ella misma, la definen como una persona autónoma, autodidáctica y resolutiva. También sabemos que es argentina y que llegó un día desde su país de vacaciones a Barcelona, hace ya casi 5 años, y que ya no quiso regresar.

 – ¿Desde cuándo eres voluntaria de FSC?

Desde el pasado día 15 de mayo. Me dieron de alta como voluntaria unos días antes en el Centro de Día “La Crisàlide” y empecé días más tarde realizando esta tarea, acudiendo al servicio una vez por semana.

– ¿Por qué decidiste colaborar como voluntaria en este centro?

Porque siempre me sentí cómoda, me gusta el ambiente y para mí es como una manera de devolver la ayuda que me brindaron desde este servicio durante mi proceso.

– ¿Te interesan especialmente este tipo de programas?

Sí, nunca había participado en nada parecido y me he dado cuenta de que colaborar en algo así es muy interesante.

– ¿En qué consiste tu tarea como voluntaria?

Ayudo en lo que se necesite para mejorar el servicio en donde se me requiera. Al tiempo, intento cuidar este espacio para que cada uno de los usuarios/as se sientan cómodos en él. Si el lugar es cálido, la persona está más receptiva.

Igualmente, me gusta aportar ideas y materializarlas en acciones concretas que puedan ayudar al resto de compañeros/as. Por ejemplo, estoy haciendo trabajos con diferentes mensajes que puedan llegar al resto de personas y que, a modo de decoración, colgamos en las paredes del servicio. El primero, y más importante para mí, fue el reloj que preside el centro con la frase “Es hora de un cambio”. La idea es que quien mire la hora, pueda ir más allá y reflexionar por un momento. Ahora estoy terminando un proyecto que tiene que ver con el nombre del centro y la transformación que se está realizando.

– ¿Qué te aporta esta experiencia de voluntariado?

En primer lugar, conectar con mi parte sensible, ofreciéndola a la vez a los demás a través de las tareas que realizo. Gracias a esta experiencia, he vuelto a escribir y estoy más atenta a las cosas sencillas.

Siempre supe que era sensible, pero nunca lo supe manifestar más allá del llanto. Ahora lo trabajo y he encontrado una forma de expresar mi sensibilidad a través de la marquetería, colaborando como voluntaria en el Centro de Día “La Crisàlide” de FSC.

– ¿Y qué beneficios consideras que aporta tu tarea de voluntariado a los usuarios/as que participan en esta actividad?

Soy una persona positiva y, por propia experiencia, sé que les puedo alentar a seguir el camino. Lo importante es estar haciendo el proceso y por más que dudes de tu capacidad, lo fundamental es la constancia, ya que es imprescindible para avanzar.

– ¿Cuál ha sido el mejor momento que has vivido como voluntaria o con qué recuerdo te quedas de tu experiencia de voluntariado hasta el momento?

Siempre he sido muy autónoma y lo que no me aportaba, lo descartaba rápidamente. Me he sentido muy cómoda en este centro y me satisface ahora no desvincularme del mismo, como siempre había hecho anteriormente al acabar otras cosas. Esta vez me ha costado mucho aceptar que mi proceso había acabado, así que el mejor momento fue cuando me preguntaron si quería ser voluntaria porque sentí que no me tenía que soltar del todo.

– ¿Qué le dirías a las personas que se están planteando ser voluntarias de nuestra organización?

Les diría que al menos lo intenten. En mi caso, siento que he recibido mucha ayuda en mi proceso y que, como voluntaria, puedo devolver de alguna manera la ayuda recibida. Me hace bien pensar que quedará mi huella cuando me vaya, en un espacio en el que siento que ha sido tan importante para mí. Siempre habrá un lugar en este servicio donde pude reencontrarme y descubrir quién era.

 – En pocas palabras, ¿qué significa para ti ser voluntaria de FSC?

Siempre he tratado de ayudar a los demás, por eso en algún momento me olvidé de mi misma… Ahora que me he encontrado, ser voluntaria me ayuda a sentirme bien y a no sentirme sola, a la vez que puedo servir de ejemplo a otras personas de lo bien que se puede estar bien sin consumir drogas.