El servicio, gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), ha atendido por 21 año consecutivo a personas con problemas de adicción de gran complejidad, en la ciudad de Valencia y su área metropolitana. Ello ha sido posible, gracias al apoyo recibido por la Generalitat Valenciana, la Diputación de Valencia y el Ayuntamiento de Valencia. Actualmente, trabajan 14 profesionales en el centro y cuenta con el apoyo de 3 personas voluntarias. Se trata de un dispositivo de atención a personas drogodependientes que trabaja para reducir los daños asociados al consumo de drogas. Ofrece servicios de alimentación, higiene, ropero, lavandería, y atención médica, de trabajo social y psicológica.

El Centro de Intervención de Baja Exigencia (CIBE) de Valencia atendió durante el pasado año a 1.237 personas diferentes. Se constata que sigue siendo más que necesario en esta ciudad un servicio como el CIBE, ya que las personas consumidoras de drogas en activo necesitan disponer de un espacio de soporte y ayuda, que les facilite conseguir logros más ambiciosos. Este ha sido nuevamente nuestro objetivo y, tal y como muestran los indicadores alcanzados, creemos que ha sido logrado de forma satisfactoria un año más.

El barrio de Velluters de Valencia, sigue siendo el espacio en el que contactamos con más personas usuarias nuevas. En conjunto, con las otras paradas y el local, se ha atendido a 175 personas usuarias nuevas. Se trata de personas con las que nunca habíamos establecido contacto y que reúnen los requisitos para ser atendidas por el programa. Es importante destacar que cada vez son más las personas usuarias nuevas que acceden directamente (o a través de otras personas usuarias del recurso) al centro fijo.

En este sentido, algunos aspectos a destacar son los siguientes:

  • De las 1.237 personas usuarias diferentes atendidas, 702 expresaron que carecían de vivienda o que la tenían de forma precaria o insegura, cuando contactaron con el centro. Ello supone serias dificultades a la hora de que se planteen la posibilidad de acceder a un programa terapéutico, ya que la falta de hogar o el hecho de tenerlo de manera precaria, les dificulta tener unas condiciones básicas necesarias para poder realizar otros cambios de mayor envergadura.
    Además, en muchas ocasiones, les limita para poder tener acceso a la cobertura sanitaria. La vivienda es un indicador básico de salud pública, y la falta de esta, repercute en la salud de la persona y limita tanto su alimentación como higiene, descanso, etc.
  • Un 29 % de las personas atendidas son extranjeras. Esta población presenta en muchos casos una problemática añadida (la falta de apoyo familiar y social, las dificultades con el idioma, el sentimiento de soledad), junto a dificultades de índole administrativa relacionadas con su estancia irregular en España, así como otras dificultades.
  • El 28 % de las personas atendidas son mujeres. Hace tres años, iniciamos la diferenciación de datos por género, ya que entendemos que ello nos facilita poder ofrecer un servicio más acorde con su realidad, y que responda a sus necesidades concretas. Asimismo, entendemos que una mirada de género es muy útil a la hora de abordar esta problemática. En concreto, la relativa a mujeres drogodependientes en consumo activo, algunas con problemas de salud mental, que padecen o hayan padecido violencia de género y en exclusión social, algo que las hace mucho más vulnerables.
  • La unidad móvil de la que disponemos realiza un trabajo de acercamiento y contacto en el medio de gran interés. Por los resultados obtenidos, ha quedado evidenciada su gran utilidad. Durante el pasado año, nos permitió atender a 835 personas diferentes que, en muchas ocasiones, no acuden a los diferentes recursos. De acuerdo a los datos de los que disponemos, de entre ellas, 556 no se encuentran en tratamiento, el 59 % carece de vivienda o dispone en precario de ella.

Actualmente, acudimos a los barrios de la Malvarrosa, Fuensanta y Velluters de Valencia, en horario vespertino. La ventaja de disponer de un recurso de este tipo implica que nos podamos desplazar hacia las zonas de consumo y con mayor problemática, cuando la situación así lo requiera.

Por todo ello, seguimos convencidos/as de que un incremento de los recursos que destina la administración pública para este fin, sería de gran importancia y permitiría dar respuesta a carencias que actualmente no están cubiertas en el servicio, como por ejemplo la atención en fines de semana y festivos.

Actualmente, la modalidad de CIBE MIXTO (unidad móvil y centro fijo) es la opción más integral, y que responde en mejor medida, al objetivo propuesto de reducción de daños.

Dadas las características de la población a la que nos dirigimos, con un alto riesgo sanitario y escaso control familiar y, teniendo en cuenta las circunstancias de falta de domicilio, recursos, documentación, etc., el CIBE MIXTO se erige como un recurso de alto interés por su proximidad y su accesibilidad, siendo mediador entre la red normalizada y una población de difícil control y de gran interés sanitario.