Estas drogas forman un conjunto complejo y cambiante sólo en 2010 aparecieron 40 nuevos compuestos, lo que dificulta enormemente abordar el problema que supone el consumo de estas sustancias, circunscrito por lo general a los ámbitos de ocio.

Fuente: Público (Antonio González)

Unos 76.000 adolescentes han probado las drogas emergentesAlgunas, como el Nexus, el Spice o las llamadas legal highs llevan apenas unos años en el mercado negro; otras, como el éxtasis, las anfetaminas o los hongos son más conocidas. Todas ellas constituyen lo que los expertos llaman drogas emergentes, un conjunto de sustancias de abuso que suelen distribuirse a través de internet y que, pese a no presentar aún un consumo elevado en términos generales, traen de cabeza desde hace tiempo a los expertos y organismos que trabajan en drogodependencias.

Estas drogas forman un conjunto complejo y cambiante sólo en 2010 aparecieron 40 nuevos compuestos, lo que dificulta enormemente abordar el problema que supone el consumo de estas sustancias, circunscrito por lo general a los ámbitos de ocio. El Plan Nacional sobre Drogas, dependiente del Ministerio de Sanidad, dio ayer un paso adelante para conocer mejor hasta qué punto está extendido el consumo de estas sustancias entre los más jóvenes. Así, reveló que en torno al 3,5% de los estudiantes españoles de 14 a 18 años, en torno a 76.000 adolescentes, han consumido en algún momento alguna o varias de estas drogas emergentes. El dato procede de la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (Estudes) correspondiente a 2010, aún no presentada oficialmente, que por primera vez ha incluido entre sus cuestionarios un módulo específico sobre estas sustancias. En general la prevalencia del consumo de cada una de estas drogas ronda el 1% salvo en el caso de los hongos alucinógenos o setas mágicas, que han probado alguna vez el 2,1% de los adolescentes españoles. La ketamina y el Spice, con un 1,1%, son las otras dos drogas con más éxito entre los estudiantes.

La delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Nuria Espí, señaló que este volumen de consumo no es «muy preocupante» por el momento en España, a diferencia de lo que ocurre con estupefacientes clásicos como la cocaína, si bien hay que tener en cuenta que estas sustancias se están tomando a edades «muy delicadas». La delegada señala que los más jóvenes se acercan a estas sustancias casi siempre durante el fin de semana, por sus efectos psicoactivos, ya que trabajan como «estimulantes» y «favorecedoras de la relación con los demás».

Tasas de consumo

En este contexto, la prevalencia de consumo es muy superior entre los varones. Así, el 4,7% de los chicos ha probado alguna de estas sustancias, frente al 2,4% de las chicas. Lógicamente las tasas de consumo crecen con la edad. Así, las mayores prevalencias se dan entre los estudiantes de 18 años (el 6,5% de este grupo ha probado estas drogas alguna vez), mientras que el porcentaje se reduce al 5,4% entre los de 17 años y así progresivamente hasta el 1,6% registrado entre el colectivo de alumnos de 14 años.

Sin embargo, Espí advirtió que los consumidores generalmente desconocen los riesgos para la salud de estas sustancias, muchas de ellas procedentes de desarrollos de la industria farmacéutica que finalmente fueron desechados como fármacos legales o se usan con otros fines. De hecho, algunas son legales, como la ketamina, que se usa como anestésico en veterinaria, mientras que otras tienen uso como abonos o insecticidas. Aunque siguen existiendo lagunas entre los propios expertos a la hora de conocer los efectos de muchas de estas sustancias, sí se conocen sin embargo los daños para la salud de las intoxicaciones agudas, algunas de las cuales pueden provocar el coma o el fallecimiento. «Muchas veces, cuando llega a urgencias uno de estos casos, los médicos no saben muy bien qué les ha ocurrido; además, en muchos casos los test rápidos de detección de drogas a través de la orina no detectan estas sustancias», señala por su parte Magí Farré, uno de los expertos que ha participado en la elaboración de la monografía sobre drogas emergentes en la que se encuadran los datos presentados ayer por el Plan sobre Drogas.

Desconocimiento del riesgo

La propia encuesta Estudes pone de relieve que entre un 40% y un 50% de los adolescentes españoles reconocen no poder atribuir un riesgo determinado al consumo de estas sustancias, «lo que indica, muy probablemente, que no conocen la sustancia o que, conociéndola, desconocen los efectos y consecuencias de su consumo».

Pero, aunque se encuadran todas bajo el mismo epígrafe, las drogas emergentes son de diversos tipos. Según Farré, se pueden encuadrar en tres grandes grupos básicos: las anfetaminas y sus derivados, psicoestimulantes como el éxtasis o las catinonas; los alucinógenos, como los hongos; y los derivados cannabinoides sintéticos, como el Spice, que se vende como una alternativa legal al cannabis. En cualquier caso, la base de muchas de estas sustancias está formada por «núcleos químicos fácilmente modificables por cualquier laboratorio», según destacó por su parte otro de los autores del informe, Manuel Sanchís. Los expertos señalan que muchas de estas sustancias, y sobre todo sus precursores químicos, más difícilmente controlables al ser legales, proceden de grandes factorías de países en vías de desarrollo como China o India. No obstante, aunque muchos de estos estupefacientes se vendan a través de la web como abonos, inciensos o sales de baño, llegan al consumidor generalmente en forma de polvo y «se ve claramente que es otra cosa», señala Farré.

En dosis elevadas

Pero estas drogas rara vez se consumen solas. El avance de datos del Estudes pone de relieve que, al igual que ocurre cuando se toman drogas ilegales clásicas, como la cocaína que consumen con cierta frecuencia el 2,6% de los adolescentes el alcohol suele estar presente, y además en dosis elevadas. De este modo, el 86,9% de quienes tomaron alguna de estas drogas en el último mes hicieron consumo intensivo de alcohol durante el mismo periodo, frente al 66,1% de quienes no tomaron estas drogas. De la misma forma, el 92,2% de quienes admiten haber tomado drogas emergentes alguna vez también se ha emborrachado en alguna ocasión, frente al 57,4% del grupo de los que no han tomado estas nuevas sustancias.

Pero no sólo aparece el alcohol, que a juicio de Espí se ha convertido en el «compañero ideal para este tipo de sustancias». Y es que aunque el 90,2% de los consumidores de estas drogas lo son también de alcohol de forma regular, el 23% pueden considerarse consumidores habituales de cocaína. Sólo el 3,4% de quienes han probado estas drogas afirman no haber consumido ninguna otra sustancia ilegal o alcohol.

Los datos correspondientes a España son difícilmente comparables con los de otros países porque, en general, apenas existen mediciones del consumo de estas nuevas drogas. Sin embargo, una encuesta general sobre jóvenes y drogas presentada recientemente por la Comisión Europea situaba la prevalencia del consumo en el entorno del 5% en jóvenes de entre 15 y 24 años, un porcentaje que era más elevado, del 10%-15%, en Reino Unido, Polonia, Letonia e Irlanda.

En cuanto a los riesgos para la salud, Farré alerta de que algunas de estas sustancias, como el alucinógeno llamado Dragonfly, tienen la particularidad de que entre la dosis que causa el «colocón» y la que provoca una intoxicación grave de consecuencias fatales «hay un margen muy pequeño»; a veces de unos microgramos.