6:30 de la mañana, estación de Sants en Barcelona. Espero a Yusef en la puerta de acceso al tren Ave que nos trasladará a  Madrid. Hoy es un día diferente y no solamente para mí. Hoy viajo acompañado por Yusef con el objetivo de participar  como experto en  una jornada que organiza la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (UNAD),  en la que se va abordar el nuevo código penal, las adicciones y las personas privadas de libertad.

Más allá del evento, esta jornada de trabajo tendrá algo diferente y es que me acompañará  uno de los primeros jóvenes  que atendimos en el programa “Impuls Jove” que se lleva a cabo en el centro penitenciario de jóvenes en La Roca del Vallés, Barcelona. “Impuls Jove” es un programa innovador  que tiene como misión principal mejorar las relaciones familiares entre los jóvenes y sus familias, con el fin de favorecer la reinserción en el ámbito comunitario. Este proyecto está gestionado por Fundación Salud y Comunidad (FSC) desde el año 2015.

Este viaje no  busca dotar de reconocimiento ni premiar a Yusef. Este viaje tiene otro objetivo. El objetivo de dar continuidad y favorecer la participación social de un  joven  para poder poner en práctica las habilidades y competencias personales que durante muchos años tuvo anestesiadas y que, en la actualidad, ha conseguido de nuevo hacer emerger, a partir de introducir cambios y aplicar renuncias.

Yusef es un chico marroquí de 23 años, de padres emigrantes y afincado en una localidad del Baix Llobregat desde hace años. Yusef, después de un tiempo cumpliendo condena en el centro penitenciario de jóvenes, se encuentra en libertad condicional. Y en su salida en tercer grado encontró trabajo.

Una inmensa mayoría de nuestra sociedad, piensa que las personas privadas de libertad, más aún si son jóvenes,  son personas que tienen complicada su reinserción y que incluso muchas de ellas no conseguirán nunca reinsertarse. “Estos chicos son impulsivos”, “no quieren trabajar”, “volverán a entrar en unos meses de nuevo a prisión”, son afirmaciones que se suelen escuchar cuando se habla de jóvenes, prisión y reinserción.

Mis sensaciones después de estos dos primeros años gestionando el  proyecto “Impuls Jove” son diferentes. Lo que observo en mí día a día,  es que a partir de la construcción de vínculos y relaciones educativas basadas en la confianza y la transparencia, se pueden obtener resultados diferentes. La importancia de acompañar y de sentirse acompañado, tanto en el proceso de cumplimiento de condena como en el de desvinculación de la institución penitenciaria, es un proceso clave que conviene tener en cuenta. La importancia de no borrar a la persona y de darle el lugar que merece,  genera y promueve cambios en el otro.

Desde la jornadas de la UNAD,  se le ofrecía a Yusef la posibilidad de alzar su voz y explicar su proceso de reinserción, de su posición antes, durante y después de entrar en el centro penitenciario, pero sin caer en el error de explicar desde el “goce” y de atreverse con un discurso distinto donde tengan más peso sus logros y sus retos de futuro, así como la capacidad para transmitir las emociones.  Un proceso donde el cambio, las renuncias  y la rectificación subjetiva están presentes. Una actividad que realizaba por primera vez y que permitió a las personas presentes en la jornada (profesionales, familiares y voluntarios/as) construir un imaginario distinto al que en ocasiones pensamos, cuando hablamos de  personas privadas de libertad y reinserción.

La conclusión de esta experiencia la resume perfectamente una frase pronunciada por Yusef en el Ave de vuelta a Barcelona, una vez concluyeron las jornadas: “me he sentido genial porque nadie me miraba diferente, he sentido por primera vez en mi vida que formaba parte de un grupo de gente”.

La importancia de trabajar desde el vínculo educativo y ser capaces de hacer emerger la demanda en el otro, son cuestiones claves en el trabajo con personas que proceden del ámbito de la ejecución penal. Poder acompañar en el desarrollo de talento y competencias, ofrecer espacios de intercambio, de socialización, que nos permitan integrarnos y desprendernos de prejuicios y miedos, son elementos que conviene poner en juego en la acción social con personas privadas de libertad, con el objetivo de llevarlas a una reinserción real.

Manu Izquierdo
Coordinador del Proyecto “Impuls Jove” de la Fundación Salud y Comunidad