En apenas unas semanas, se cumplirán 3 años desde que la Fundación Salud y Comunidad (FSC) asumió el compromiso de gestionar el Programa Ruptura, a través del cual, jóvenes de 13 a 17 años de origen francés realizan una estancia temporal (entre 3 y 6 meses), atendidos/as por familias de acogida que, nuestra entidad selecciona y forma para este fin.

Desde entonces, más de 40 jóvenes han podido disfrutar de esta experiencia, en muchos casos difícil, pero en la mayoría de casos enriquecedora. Sin embargo, nada parecido con lo vivido desde la declaración del estado de alarma del pasado mes de marzo, y que nos ha tenido a todos/as casi 3 meses confinados.

Concretamente, 8 jóvenes (2 chicas y 6 chicos) se encontraban en diferentes familias de acogida ubicadas en municipios de la Marina Baja y Alta (Alicante), en el momento en el que, debido a la declaración de pandemia por el COVID-19, tuvieron que interrumpirse todas las actividades que se venían realizando e iniciar un proceso que ha resultado, en algunos casos, muy complejo.

Es fácil imaginar que, si para todos nosotros/as la experiencia ha sido, como poco, complicada, para un joven que no conoce nuestra lengua, a más de 1.000 km. de los suyos y en una familia que no es la suya, la situación podía haberse convertido en casi dramática.

Teniendo en cuenta este aspecto, el equipo profesional del Programa Ruptura se marcó como prioridad ofrecer a los jóvenes participantes en este programa, mayores alternativas de contacto telefónico con sus allegados, e igualmente a través de las redes sociales, y a su vez, aumentar el seguimiento y atención por parte del equipo profesional del programa, aunque fuese telefónicamente.

No obstante, aunque en los primeros días nos encontramos con sentimientos de incertidumbre, miedo e incomprensión, gracias al esfuerzo realizado por las familias de acogida y al trabajo coordinado entre todos los técnicos/as que trabajan en el proyecto, la situación se fue relajando; incluso podemos decir que, por momentos, las familias y los jóvenes aprovecharon para realizar actividades conjuntas que, hasta esos momentos todavía no habían realizado.

Según hemos podido saber, a los técnicos/as del programa, les era grato escuchar durante las llamadas diarias de seguimiento que se realizaban, cómo entre todos/as, jóvenes y familias, desarrollaban la imaginación y la creatividad para ocupar parte del mucho tiempo libre que disponían.

Intercambio de recetas de cocina, juegos de mesa, sesiones de visionado de series y películas, talleres de lectura y aprendizaje de nuestro idioma, realización de rutinas físico deportivas, jardinería y, en definitiva, un sinfín de actividades que, en la mayoría de los casos, favorecieron la creación de vínculos más fuertes entre las familias y los jóvenes.

Aunque, también cabe comentar que, no todo se ha ido desarrollando siempre como hubiésemos deseado; ya que, también surgieron momentos de tensión, en los que fueron aflorando algunos de los problemas que los jóvenes ya traían. Pero, viendo la parte positiva de todas las situaciones, estas incidencias que han surgido, también han supuesto nuevas oportunidades de cambio y de trabajo sobre la resolución de conflictos entre las familias y los jóvenes atendidos.

De todas estas tensiones, quizás las más difíciles de tratar han sido las generadas por los jóvenes que tuvieron que ver cómo sus vuelos se cancelaban, llegada la fecha de su retorno a Francia, sin ninguna fecha prevista. En algunos casos, los jóvenes demostraron una capacidad de comprensión y de paciencia sorprendentes, pero en otros, llegamos a vivir momentos muy duros; teniendo incluso que solicitar la intervención del Cónsul Honorario de Francia en la Agencia Consular de Alicante, quien intercedió para conseguir un vuelo de retorno y los correspondientes salvoconductos para desplazarnos por territorio nacional y también a la llegada de los jóvenes a Francia.

Actualmente, una vez superadas las fases de la desescalada, de los 8 jóvenes que comenzaron el confinamiento permanecen 6; quienes, afortunadamente han ido retomando sus actividades con ilusión y conocedores de haber sido capaces de superar una de las mayores experiencias vitales de sus existencias.