Margarita Berbané y Claudio García son de Cartagena y tienen 3 hijos. Fueron valorados como idóneos en febrero de 2017 por el Programa de acogimiento familiar (ACOFAMT) gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Murcia y desde entonces, han participado en este programa con el acogimiento de dos menores. En esta entrevista, nos explican cómo ha sido esta experiencia que no han dudado en repetir.

¿Por qué decidisteis participar en el Programa ACOFAMT?

Siempre tuvimos la inquietud y la ilusión de participar en un proyecto de estas características como parte de un proyecto de vida, es decir el poder tener hijos/as no biológicos. Ese hueco siempre ha estado presente, pero debía llegar cuando nosotros estuviésemos preparados, como así fue.

¿Cómo conocisteis el programa?

Nos llegó por el trabajo de Marga relacionado con servicios sociales, aunque no llegamos a conocerlo realmente hasta que nos pusimos en contacto con la persona correspondiente y comenzamos los cursos de formación. Nos pareció igual de bonito el poder hacer acogimiento temporal que uno permanente. Pero nos atrajo más la idea de poder repetir el proceso más veces, pensando que podía haber más niños/as en esta situación que pudiesen optar al acogimiento.

– ¿Cuál ha sido el camino hasta llegar a formar parte del programa?

Lo recordamos como muy intenso, en cuanto a vivencias, y muy necesaria sobre todo la primera fase, para valorar si estás preparado para ello de forma personal, en pareja y familiarmente para formar parte del acogimiento.

Con los casos que nos muestran, su dilatada experiencia y la metodología utilizada en el curso de formación, nos ponen en situación de plantearnos si puede ser una experiencia positiva para nuestro entorno familiar o si la llegada de un nuevo miembro a la familia o varios, podría ser un problema en el caso de aceptación, en caso de tener las familias de acogida más hijos/as.

La siguiente fase de entrevistas fue la más interesante, pues nos hizo recordar cosas de pareja, momentos y situaciones que teníamos algo olvidados y, por otro lado, está la ilusión de ver que estás pasando fases y saber que puedes llegar a formar parte de algo tan especial como es el programa de acogimiento. Lo que empezó como algo ilusionante se va convirtiendo en algo más cercano y real.

– ¿Cómo han sido vuestras experiencias como acogedores del Programa ACOFAMT?

Para nosotros ha sido todo un descubrimiento, y hemos conocido de primera mano la cantidad de profesionales, de recursos, de organismos y, sobre todo, de personas que se involucran en la protección de los menores.

Familiarmente, hemos conocido la inmensa capacidad de adaptación y de generosidad de nuestros hijos, ya que nos tienen que compartir con alguien que no conocen, pero que requiere los mismos derechos y el mismo tiempo de atención que ellos.

Ellos son partícipes de una ilusión nuestra, pero en muchas ocasiones, son ellos, los niños, los acogidos y los biológicos, los que nos pueden hacer bajar un escalón de humildad y recordarnos que no necesitamos tantas cosas materiales en nuestro día a día y sí más tiempo de juego y de compartir momentos, que muchas otras cosas que se puedan comprar o de entretenimiento.

– ¿Cómo habéis vivido/afrontado las despedidas con los/as niños/as que habéis tenido en acogimiento?

En nuestra familia desde que llega un nuevo miembro a la familia, lo hablamos abiertamente para mentalizarnos todos, nosotros incluidos, de que es algo temporal, si bien hay que vivirlo como si no lo fuese, pero que sí que lo es.

También es verdad que tenemos la firmeza de que cuando los niños tienen que marcharse, nosotros estaremos totalmente seguros de que el retorno a su familia de origen o a otro recurso está completamente supervisado y que es el momento justo para ello, sobre todo para la protección del niño o niña acogido.

Independientemente de que las despedidas tienen muchas formas de vivirse, nos quedamos con la tranquilidad de saber que hemos contribuido a que los menores en acogimiento familiar sepan que hay muchas formas de querer, y que más que una despedida, para ellos y para nosotros/as, queremos que para siempre sea un bonito recuerdo que abre otra etapa en nuestras vidas.

– ¿Qué os ha aportado ser familia de ACOFAMT?

La tranquilidad de saber que ninguna familia es mejor que otra, y que hay distintas formas de criar, de educar y de mostrar valores, pero que cada niño o niña en acogimiento tiene que encontrar la suya. El apoyo incondicional y seguimiento que te ofrece el equipo de trabajo del programa y ese carácter tan humano y cercano que tienen los distintos profesionales de este servicio, facilita mucho las cosas.

Socialmente nos han aportado valores que intentamos transmitir a todos nuestros círculos, y es que las situaciones ocurren, y el acogimiento es un servicio que está y deben continuar, y está en nuestras manos el contribuir a mejorarlo con lo que cada uno pueda, y nosotros hemos podido aportar un hogar con nuestra familia, temporal pero un hogar, desde que entran por la puerta, hasta el último día en el que tienen que marcharse los menores.