Las comunidades terapéuticas “Riera Major” y “Can Coll” de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), así como los pisos terapéuticos de los que dispone en Cataluña, servicios dirigidos principalmente a personas dependientes del alcohol y/o cocaína, requieren en su día a día del trabajo e intervención de equipos técnicos multidisciplinares.

Estos equipos están integrados por todas las figuras profesionales que conforman y responden a las necesidades del día a día en un centro de estas características, desde monitores y personal auxiliar, hasta los perfiles más específicos de hostelería, recepción, trasporte, mantenimiento y por supuesto, el personal administrativo, en el que nos vamos a detener con más detalle.

Se trata de servicios muy especializados que requieren de perfiles profesionales con una formación muy específica y de unas prácticas interdisciplinares muy concretas, ya que en estos centros el trabajo en equipo es fundamental y, por tanto, la organización interna y la coordinación entre profesionales básica.

La vida en las comunidades terapéuticas trata de reproducir además la cotidianeidad de la vida real, en la que todas las figuras profesionales mencionadas y las personas que residen en estos servicios interaccionan desde sus distintas funciones y roles en esta micro-sociedad.

En esta ocasión, hemos querido conocer la labor que realiza el personal administrativo que trabaja en las comunidades y pisos terapéuticos del Área de Adicciones, Género y Familia de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), un perfil profesional clave para el buen funcionamiento y organización de estos servicios. Para ello, hemos hablado con Carol González, Deme Gómez y Mireia Linares, administrativas que trabajan en estos centros.

Todas ellas realizan tareas muy variadas como son la gestión administrativa del personal, la atención telefónica, archivo de documentación, gestión de gastos y presupuestos, control de compras, contabilidad general, envío y recibo de paquetes, etc.

Si bien realizan funciones que podríamos considerar de perfil administrativo, el hecho de estar en permanente contacto con los usuarios/as de comunidades y pisos terapéuticos, hace que su trabajo tenga muchas particularidades que van más allá de un trabajo de auxiliar administrativo convencional.

Muchas veces además la figura de administrativo/a se difumina y es entendida por las personas que residen en estos servicios como unos/as integrantes más del equipo asistencial; para ellos/as es difícil entender que el personal administrativo no conoce en profundidad sus casos en particular.

Por ejemplo, según hemos podido saber, en algunas ocasiones les toca lidiar con usuarios/as que en un momento dado se pueden mostrar impulsivos y sin capacidad de contención. En este sentido, Carol González, administrativa de los pisos terapéuticos “Teodoro Llorente” y “Rubió i Ors” de la Fundación Salud y Comunidad en Barcelona, reconoce que “si alguna vez me he encontrado con alguna persona que reside en estos servicios y a la que he visto nerviosa, me he retirado, pues no estoy preparada para ayudarle y esta tarea además corresponde a otros compañeros/as por su perfil profesional”.

Por otra parte, reconoce que el trabajo que realizan como administrativas es muy diferente al que se puede hacer por ejemplo en una empresa donde el trato es más frío y no existe esa relación tan cercana con los usuarios/as. “En estos servicios no puedes llevar puesta una coraza porque estás en contacto continuo con personas que están en un proceso de recuperación y que han decidido tener una vida en abstinencia de las drogas y el trato ha de ser más cercano”, explica Carol González.

El trabajo como auxiliar administrativo requiere en ocasiones de cierta paciencia en situaciones cotidianas con las personas que residen en estos servicios, teniendo que ejercer estos trabajadores cierta contención, cuando el resto de profesionales están ocupados, lo cual conlleva una buena gestión de las emociones.

En este sentido, Mireia Linares, administrativa de la comunidad terapéutica “Riera Major” explica que “en este trabajo te implicas más emocionalmente, lo vives de otra forma, por la tipología del servicio y porque trabajamos con personas en proceso de recuperación, lo que le da un carácter más humano”.

Además, añade que “en estos espacios se gestan por momentos muchas emociones, si bien no estamos preparadas para dar respuesta a situaciones que se puedan dar, sí es gratificante poder dar un abrazo a una persona usuaria en un momento dado o poder acompañarle en este proceso preguntándole por ejemplo cómo se encuentra”.

Si bien Deme Gómez, administrativa de la comunidad terapéutica “Can Coll”, reconoce que en sus 9 años de trabajo en este centro, ha aprendido a no implicarse tanto emocionalmente como en un inicio y que para ello utiliza técnicas de gestión emocional”.

Por otra parte, según trasladan estas profesionales de FSC, deben conocer en qué punto de su proceso se encuentran las personas que residen en estos servicios para saber, por ejemplo, si es adecuado comentarles en un momento dado que “están en negativo” (no disponen de dinero en efectivo propio), lo cual puede ser una cuestión delicada a plantear.

Por último, en el caso de las comunidades terapéuticas y más concretamente el de Deme Gómez, reconoce que una de las ventajas de este trabajo es poder trabajar en un entorno privilegiado, en plena naturaleza. “Ahora no cambiaría este espacio laboral por nada del mundo, ya que disfruto enormemente trabajando en un entorno de este tipo como buena amante de la naturaleza que soy”.

Bien, pues os emplazamos a otras próximas noticias para que podáis conocer más de cerca al personal que trabaja en las comunidades y pisos terapéuticos del Área de Adicciones, Género y Familia de la Fundación Salud y Comunidad (FSC).