Sonia Puig Verdú tiene, según nos dice, casi 42 años, aunque en su vida imaginaria unos 55, y es usuaria desde hace 15 meses de este servicio de la Generalitat Valenciana, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), centro en el que trabaja además dos horas a la semana en el servicio de lavandería. Tanto el equipo profesional como ella misma, y sus compañeros/as, la definen como una persona independiente, luchadora, pero eso sí… peculiar, con mucha imaginación, algo que descubriréis a lo largo de esta entrevista. 

– ¿Cómo es tu día a día en el centro?

Es bastante más ordenado que 15 meses atrás. Me levanto, hago mis tareas y bajo a la lavandería, acompañada por mi “prima invisible” Noelia, uno de los miembros de mi extensa “familia invisible”.

– ¿Y esto de tener una “familia invisible” es de ahora o de tiempo atrás?

Viene de siempre, desde pequeña, porque tengo mucha imaginación y me parece una forma de salir de la rutina de la vida cotidiana. De hecho, tengo 7 “hijas invisibles”, pero en la vida real, que distingo claramente de la imaginaria, no he querido ser madre.

Llama la atención este mundo imaginario con el que convives…

Sí, y además me gusta escribir y participo en la revista del centro hablando de ellos/as. En el último número, he querido escribir sobre el nacimiento de mi hija Edurne que ha cumplido 24 años ya.

– Si a ti te es útil y te aporta para vivir una vida mejor…

Sí, este mundo imaginario viene a dar respuesta a una especie de rebeldía frente al mundo actual, en mi propio mundo rigen las normas que yo quiero, tiene un sistema de gobierno propio, con una presidenta y unos reyes invisibles, es un mundo imaginario al que no pienso renunciar.

– ¿Por qué?

Porque de esta forma, no me aburro… Este mundo irreal me ha acompañado toda la vida y mi familia, como todas las familias en la vida real, va variando y entran nuevos personajes. Y sí, me permite darle más sentido a mi vida.

¿Y cómo ha transcurrido tu vida real?

Mi vida cambió hace 25 años con el fallecimiento de mi madre, mi padre entonces rehízo su vida con otra mujer.

Por otra parte, estuve viviendo un tiempo en Ecuador, y al llegar a España, la trabajadora social de los servicios sociales del Ayuntamiento de Alicante, Carmen, a la que siempre querré por todo lo que ha hecho por mí – a Marisa, la directora del servicio, también la quiero mucho – hizo una serie de gestiones, gracias a las que hoy estoy aquí y tengo una vida más estable, pues antes vivía en un albergue e iba a los comedores sociales.

– Entonces podemos decir que tu vida ha mejorado en este centro.

Sí, ha sido un cambio de vida para bien. Estoy muy contenta, mucho más centrada con un trabajo, me he vuelto más sensata, diferente a la persona que entró aquí. Puedo decir que, gracias al equipo de profesionales del servicio, he logrado tener una vida más ordenada.

Veo que recurres mucho en tus palabras a la idea de orden.

Sí, siento que he avanzado mucho, ahora soy más trabajadora y colaborativa, antes me sentía deprimida porque tenía una vida muy caótica y una situación vital muy precaria. El cambio ha venido al salir de todo esto.

– Y ahora que tu vida ha cambiado para mejor, ¿qué es lo que más te gusta de este servicio en el que resides?

Me gustan las instalaciones, el hecho de llevar una vida ordenada, por ejemplo, con las comidas, yo apenas sé cocinar, o con la estabilidad que ofrece tener un trabajo del que ahora dispongo.

También, del servicio me gusta el equipo de profesionales, estoy encantada con el personal, son personas entrañables.

– ¿Y cómo es la relación con tus compañeros/as?

Es un trato muy cordial y educado, con algunos me llevo mejor que otros porque tengo un temperamento fuerte, pero como en la vida misma, tengo ratos mejores y peores, si bien en general puedo decir que me he adaptado a esta convivencia en el centro.

Siguiendo con los servicios que te ofrece, ¿en qué actividades participas?

Participo en las actividades normales, de limpieza, plancha… También he estado colaborando en un coro, pero ya no participo en él por una serie de circunstancias que se dieron.

– ¿Y qué es lo que más te gusta hacer ahora en tu tiempo libre?

Pues ahora, que he ganado en paz y en tranquilidad, aprovecho para leer poesía y libros como “La ciudad de la alegría” de Dominique Lapierre que me aportan mucho.

– Este libro es un canto a la esperanza y al amor dentro del sufrimiento y la miseria…

Sí, y yo he sido una persona muy de superarme a mí misma, muy luchadora…

– Que es lo que te ha llevado hasta aquí…

Sí, fui yo la que tomé la decisión de hacer un cambio de vida, gracias a esta persona de carne y hueso, Carmen. Y, como te decía, estoy muy contenta de vivir en la Residencia de Personas con Diversidad Funcional Relleu.

– Además, sé que incluso haces algo de actividad física…

Sí, practico senderismo, me siento más vital, aunque a veces voy a regañadientes, pero esta actividad, y la comida más saludable en general, me ha permitido perder ya 20 kilos.

 – ¿Alguna cuestión más a destacar?

Sí, que tú has empezado a formar parte hoy de mi familia imaginaria.

Pues me encanta y espero que me des un buen personaje.

Seguro. Me ha gustado mucho hablar contigo.

Gracias Sonia.