Allen Frances, nacido en Nueva York en 1942, es un psiquiatra con 47 años de experiencia. Fue decano de la Facultad de Psiquiatría de la Universidad de Duke y uno de los padres de los DSM. Asume su parte de responsabilidad en todo lo que critica. Es uno de los padres de la psiquiatría moderna, pero se ha convertido en un renegado. Así ven a Allen Frances muchos de sus colegas. Y aún más los laboratorios farmacéuticos. Frances impulsa una cruzada contra el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el influyente DSM-5, elaborado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y considerado como la referencia mundial sobre enfermedades mentales.

"Vamos camino de ser una sociedad adicta a las pastillas"
Fotografía: SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL

No deberíamos convertir las preocupaciones de la vida cotidiana, decepciones y fracasos (parte inevitable de la condición humana) en trastornos mentales. Y no deberíamos imaginar que tomar una pastilla va a resolver las dificultades.

El desarreglo está en cómo nos tomamos las cosas.
El negocio de la industria farmacéutica es vender pastillas, y han descubierto que la mejor manera de hacerlo es vender enfermos y comercializar la enfermedad. Nos han vendido la idea de que los problemas cotidianos se deben a un desequilibrio químico y requieren una solución química.

¿En qué punto estamos?
El médico de atención primaria puede ha- cer un diagnóstico en siete minutos con un paciente que apenas conoce y recetarle unas pastillas. El 6% de los ciudadanos es adicto a los fármacos, y actualmente hay más visitas a los servicios de urgencias y más muertes a causa de los medicamentos que a causa de las drogas ilegales.

Un excesivo número de personas ha pasado a depender de los antidepresivos, antipsicóticos y ansiolíticos, somníferos y analgési- cos. Nos estamos convirtiendo en una sociedad adicta a las pastillas.

Déme cifras.
En EE.UU. el 11% de los adultos, el 21% de las mujeres y el 4% de los adolescentes tomaron antidepresivos en el 2010, y el 4% de los niños toma algún tipo de estimulante.
Usted y su DSM, la biblia de la psiquiatría mundial, son en parte responsables. Sí, dirigí el Manual diagnóstico y estadístico (DSM) durante casi 40 años, incluido el DSM 4, así que conocía las dificultades y los riesgos, pero el DSM 5 añade muchos trastornos mentales nuevos y flexibiliza las normas sobre cómo diagnosticar los existentes.

Ahora es usted muy crítico.
Con un pequeño cambio en cómo se define un diagnóstico se pueden aumentar en millones las personas con un trastorno.

¿Las nuevas supuestas epidemias?
El autismo, trastorno bipolar infantil y déficit de atención (diagnosticado al 20% de los niños de los cuales el 10% están medicados). Sabemos que es demasiado.

¿Y cómo lo saben?
Los estudios demuestran que el mejor predictor del trastorno de atención es la fecha del aniversario. El niño más joven del aula, que es menos maduro, tiene dos veces más posibilidades de tener este diagnóstico que los mayores de la clase.

¿Confundimos inmadurez con enfermedad?
Sí. En EE.UU. gastamos casi 10.000 millones de dólares en estos medicamentos. Sería mucho mejor invertirlos en clases más reducidas y más espacios para practicar deporte en las escuelas. Estamos tratando un problema escolar con medicación.

Otro problema masivo es la ansiedad. En EE.UU. uno de cada diez toma antidepresivos y una mujer de cada cuatro de más de 40 años. Estos fármacos se recetan de manera muy poco cuidadosa y causan más problemas que soluciones. A menudo crean adicción y el índice de respuesta del placebo es casi el mismo que el de esa medicación.

¿Tiene usted alguna solución mejor?
La gente empiezaa tomar estos fármacos el peor día de sus vidas, y mejoran no gracias a él, sino simplemente con el tiempo: cuando cambian las circunstancias o con el apoyo de amigos y familia. Paradójicamente, la población que sí los necesita, un 5%, no los toma. Es una vergüenza.

Los antipsicóticos, ¿son los productos estrella de la industria farmacéutica?
Sí. Los fármacos antipsicóticos dejan a la industria en EE.UU. 18.000 millones de dólares anuales, los antidepresivos 11.000 millones, y 10.000 millones los medicamentos contra el déficit de atención. Primero saturaron a todos los adultos y ahora sus mejores clientes -y de por vida- son los niños.

Consiguen que estén quietos en clase.
A corto plazo, sí, pero los estudios demuestran que a largo plazo no mejoran en el rendimiento escolar, sólo lo hacen el 2% de los niños y se lo estamos dando al 6%. Usted es psiquiatra, ¿qué trastornos padece según el DSM 5? Según el DSM 5 sufro trastorno neurocognitivo menor porque no recuerdo algunos nombres, cosas de la edad y para lo que no hay ninguna medicación efectiva; y como me encanta atiborrarme de gambas, padezco el síndrome del comedor compulsivo.

Pues ya llevaría dos tratamientos.
Mis preocupaciones y tristezas podrían calificarse de trastorno mixto ansioso-depresivo. Mi mujer falleció hace siete años. Estuve muy triste, perdí el interés, cambió mi apetito, mi sueño y tenía menos energía.

¡Hay que ingresar!
…Síntomas que de acuerdo con el DSM 5 responden a un trastorno depresivo grave: más pastillas. Los mamíferos aman, el precio de ese amor es el dolor de la pérdida. Calificarlo de enfermedad y dar una pastilla reduce la dignidad del amor y lo sustituye por un ritual superficial médico.

Fuente: La Vanguardia (Ima Sanchís)