Un tercio de las personas con trastornos mentales  graves que residen en España consume drogas. Este preocupante dato lo ha revelado Manuel Gómez, coordinador científico del Plan Estratégico de Salud Mental, aprobado por Gobierno central y comunidades autónomas en 2006.

Gómez se expresaba así en la Comisión de Discapacidad del Congreso de los Diputados , y en su intervención, el también catedrático jubilado de Psiquiatría de la Universidad de Valencia, afirmaba que el consumo de drogas entre la población con enfermedades mentales graves es, precisamente, el factor “que genera conductas más problemáticas” en estos ciudadanos.

Lógicamente y, según sus propias palabras, esto constituye “un problema gravísimo no adecuadamente tratado” que debería abordarse con celeridad.

Por este motivo, prosiguió:

“Esta situación requiere de la coordinación de los servicios sociales, sanitarios y de los incluidos en el sistema de dependencia, además del trabajo también conjunto de autonomías, sociedades científicas y asociaciones privadas en favor de los ciudadanos con drogodependencias”.

EN LA ESCUELA

El experto se refirió también “problema muy grave” que constituyen los trastornos mentales “identificables y tratables” existentes entre los escolares, por la falta de medios y la ausencia de especialistas en salud mental para niños y adolescentes.

Relacionado con este aspecto, el que fuera catedrático de Psiquiatría se refirió a otro problema existente en los colegios como es el de “la indisciplina y falta de valores” de los alumnos. “Hay niños con comportamintos inadecuados que sufren y hacen sufrir”, aseguró.

Aunque reconoció que se trata de una situación que queda fuera del campo de la psiquiatría, aseguró que existen “programas eficaces” ya probados que pueden promocionar la prevención de problemas mentales y disminuir comportamientos problemáticos de los escolares, pero que aún no han llegado a España.

Igualmente, finalizó el especialista, se conocen otros programas que pueden prevenir afecciones mentales como la depresión o los trastornos de ansiedad en los adolescentes, que se aplican ya en Inglaterra, por ejemplo, y que requieren, eso sí, de la colaboración del sistema escolar, algo que en su opinión resulta “muy complicado”.

Fuente: insercionsocial.com