La Fundación Salud y Comunidad (FSC) inició a finales del pasado año este nuevo programa en Castellón, gracias a una subvención concedida por la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana. La primera fase del proyecto ha permitido profundizar en las necesidades psicosociales y sanitarias de estas mujeres, así como iniciar procesos de inclusión social y sanitaria.

El proyecto consiste en una atención en las zonas de ejercicio de prostitución femenina, combinada con la atención en un centro fijo, tanto para asistencia social y psicológica, como para una atención sanitaria especializada.

Los objetivos generales del programa son generar un dispositivo de referencia para las mujeres que se encuentran en situación de prostitución; promover la salud y la mejora en la calidad de vida de las participantes; facilitar y favorecer una actitud positiva ante la posibilidad de un cambio de estilo de vida y resolver las inquietudes que son propias de las situaciones que viven.

En relación con los primeros resultados obtenidos en una primera fase del proyecto hasta diciembre de 2016, cabe destacar los altos índices de atención psicosocial. Según señala Belén Sánchez Garcés, directora de este programa, los objetivos se han cumplido satisfactoriamente, gracias a que la mayoría de las intervenciones se han podido realizar sobre el terreno, sin que las usuarias tuviesen que desplazarse.

Se han llevado a cabo 368 acciones de atención social en las que han participado 72 mujeres. Los servicios realizados han sido los siguientes: información; coordinación interinstitucional para el acceso a los recursos sociales y sanitarios; inclusión en el sistema sanitario (acceso al SIP), coordinado con las trabajadoras sociales de centros de salud correspondientes; inclusión en el sistema de protección social (coordinación con los servicios sociales municipales y otros servicios de atención social) y tramitación del DNI/ NIE.

Según destaca Belén Sánchez, en este proyecto se valora como fundamental la perspectiva de inclusión social plena de estas mujeres y el acceso a sus derechos fundamentales, así como ir trabajando para que las vías de salida a la situación en la que se encuentran sean coordinadas y lo más rápidas y sencillas posibles. Esta primera fase ha permitido profundizar en las  necesidades psicosociales y sanitarias de estas mujeres, así como iniciar procesos de inclusión social y sanitaria.

Por otra parte, ha permitido obtener un conocimiento más concreto y definido de la realidad existente de estas mujeres, profundizando en las debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades a la hora de desarrollar el programa. “A la vista de esta primera evaluación, la fase de arranque ha sido más lenta de lo previsto. No obstante, el contacto sobre el terreno ha resultado fácil y se han detectado numerosas necesidades en cuanto a intervención social, si bien la posibilidad de trabajar en el centro está todavía en fase de consolidación”, afirma la directora del Proyecto IMMA de la Fundación Salud y Comunidad.

En cuanto a la atención psicológica, en esta primera fase se ha realizado soporte psicológico, tanto en la calle como en el centro. Este apoyo ha sido demandado mayoritariamente por mujeres españolas y rumanas.

Respecto a la atención sanitaria, según señala Belén Sánchez, cada 3 semanas se ha ofertado atención ginecológica especializada y un día a la semana consulta de atención médica general. El servicio de ginecología ha estado abierto 5 tardes y el servicio de medicina general 16.  En total se han realizado 55 consultas, entre las que ha habido 14 pruebas rápidas de VIH, 14 pruebas de VHC y 4 pruebas de embarazo. “Si bien en la calle ha habido más consultas. Entendemos que es necesario más tiempo para fortalecer la relación de confianza y consolidar la asistencia al centro”.

Por último, cabe señalar el elevado número de acciones relativas a la actividad de distribución de preservativos y lubricantes que supusieron un 85% sobre el total de acciones. También, en el marco de este proyecto, se ofrecieron bebidas calientes y tentempiés (café, leche y galletas).

En cuanto a los retos para este año 2017, el proyecto se plantea incrementar la confianza y vínculo de las usuarias con el programa para aumentar el número de atenciones en centro fijo, lo que permitiría una intervención de mayor calado. Por otra parte, lograr la puesta en marcha de al menos un grupo de trabajo de usuarias con intereses comunes, para su apoyo mutuo.