En esta ocasión, hemos entrevistado a Rut Garcia Porlan, agente de igualdad en el Servicio de Información y Atención a las Mujeres (SIAD) de Gavà (Barcelona), de titularidad de la Generalidad de Cataluña, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC). Es Licenciada en Sociología, Máster en política social, trabajo y bienestar y Postgrado en violencias machistas. También cuenta con una tesis en torno al análisis de los discursos de odio. Trabajó algunos años en proyectos de investigación social en el Tercer Sector y lleva dos años siendo agente de igualdad en el SIAD de Gavà.

– Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, ha organizado diversas actividades en el servicio. ¿Nos podrías contar?

Sí, este año tratamos el tema de las violencias sexuales. Una de las actividades más potentes que hemos realizado, aparte del acto central con la lectura del manifiesto y una performance conjunta con la Asociación de mujeres Clara Campoamor y las alumnas del Centro de Estudios de FP Núria, ha sido la mesa redonda con cuatro expertas en violencias sexuales de distintos ámbitos.

También hemos realizado una exposición en el SIAD sobre los datos de la violencia sexual y hemos repintado el muro de la terraza del servicio entre algunas usuarias y la comisión joven feminista (creada recientemente). Y además, hemos realizado acciones de sensibilización en los patios de los institutos, talleres para jóvenes sobre el consentimiento activo, cuentacuentos, teatro, un concierto feminista y alguna charla.

– ¿Qué balance haces de estas actividades?, ¿ha habido mucha participación por parte de las mujeres?

Pues a veces cuesta bastante que la ciudadanía participe de las actividades que se ofrecen, pero creo que ha ido bastante bien. Las mujeres del servicio estuvieron muy presentes, tanto en la mesa redonda como en el acto central (una de ellas leyó parte del manifiesto) y se implicaron bastante en el diseño del dibujo del SIAD con la comisión joven feminista. Valoramos muy positivamente esta colaboración intergeneracional y seguiremos apostando por trabajar de forma transversal.

– ¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta en el servicio, para prevenir y erradicar esta lacra?

Trabajar en la estructura para cambiar la propia estructura ya es un desafío en sí mismo, porque a menudo encuentras impedimentos a todos los niveles e instancias de la sociedad con las que debes trabajar para abordar las violencias machistas, muchas veces por falta de formación y perspectiva de género.

Desde el propio servicio, se trabaja para desmontar determinados discursos, estereotipos y mitos con los que llegan las propias usuarias, los mismos que tiene buena parte de la sociedad. Pero por eso, creo que es importante hacer de estos servicios algo que vaya más allá de los cuidados, y que podamos invertir más tiempo en esta parte que parece intangible, pero que trabaja la raíz de las desigualdades, la conciencia colectiva y la sensibilización de forma inclusiva y con perspectiva interseccional.

– ¿Cómo ves a la juventud?, ¿observas un cambio generacional o consideras que las personas jóvenes siguen perpetuando los estereotipos heredados?

Todos y todas estamos educadas en la misma cultura patriarcal y nadie es libre de machismo, prejuicios o estereotipos. La diferencia está en trabajarlo o no. El feminismo nos ha dado las herramientas para poner nombre y actuar ante lo que nos pasa, y pienso que es el único movimiento por el momento, que realmente pone patas arriba un sistema desigual, injusto y explotador, con el objetivo de mejorar la vida de las personas.

Sin embargo, a raíz de la explosión de esta “cuarta” ola feminista, nos encontramos generalmente con muchas mujeres y chicas que, seguramente por necesidad vital, han conectado rápidamente con este discurso y están muy empoderadas, mientras que es más difícil que los chicos jóvenes y no tan jóvenes cuestionen sus privilegios, conecten con experiencias que les pasan a sus compañeras por el hecho de ser mujeres, o que asuman que es un discurso que interpela a todos.

Los mitos del amor romántico todavía están muy presentes y el imaginario sexual de la mano del porno mainstream tampoco ayuda, y hace falta mucha pedagogía feminista en torno a esto.

– Sí, es fundamental seguir concienciando a la población para acabar con la violencia machista…

Sí. Aunque parece que cada vez hay más conciencia, es una violencia muy normalizada. Nos remueve poco que en un año se produzcan 40 feminicidios, como este año.

Los medios de comunicación cada vez echan más de sensacionalismo, de explicar la violencia más visible o los casos de mandadas de forma detallada, contribuyendo así al terror sexual hacia las mujeres. Y está bien hacer campañas y lemas, pero no debemos olvidar que lo que sustenta toda esta violencia más extrema son los “micromachismos”, lo cotidiano, que casi forma parte de nuestra cultura, que son imperceptibles, que difícilmente nos cuestionamos y que se reproducen con facilidad. Creo que podríamos empezar por ahí. Aún tenemos que escuchar frases tipo “ si esto le ocurriera a mi hija/hermana/amiga…no sé qué haría…”, que parece tener que ver con un derecho individual masculino, y no es eso. Nos debería escandalizar el hecho en sí mismo, porque vulnera un derecho colectivo, el derecho de media humanidad a vivir libres de violencia.

También es cierto que vivimos una diferencia importante respecto a hace unos años y es que ahora convivimos con el discurso reaccionario de la ultraderecha, un discurso misógino disfrazado de igualitario, que niega la violencia estructural hacia las mujeres y que apuntala a los privilegios masculinos, de clase y de raza. Con esto no quiero decir que antes los hombres estuvieran más concienciados, pero sí que es un contradiscurso que tiene por objetivo demonizar el movimiento feminista y destruir todos aquellos consensos que pensábamos que ya habíamos conquistado como sociedad, por eso pienso que se debe ir muy en cuenta en cómo se enfoca entre los jóvenes para no generar más rechazo, sensibilizar, combatir y desmontar fakes.

– Este año 2021 ha estado marcado por las consecuencias de la pandemia por el COVID-19, que ha provocado un aumento de la violencia, especialmente la ejercida en el ámbito familiar. ¿Cómo ha afectado el confinamiento a la violencia de género?, ¿disponéis de datos en el servicio, sobre este tema?

El confinamiento reforzó la situación de aislamiento de las mujeres y se convirtió en la situación perfecta para ejercer un comportamiento más controlador y violento en los hogares, con las consecuencias que ya sabemos para la salud y afectación en el ámbito social y laboral.

La violencia más extrema disminuyó (en los meses estrictos de confinamiento), pero aumentaron otros tipos de violencia, así como los cuidados a través de los teléfonos de urgencia. Aquí en el SIAD, también se notó porque aunque los casos nuevos disminuyeron (-35%), se realizaron muchos más seguimientos y atenciones telefónicas (+20%) respecto al año anterior.

Aún no tengo los datos de este último trimestre de 2021, pero destacaría que el número de casos nuevos vuelve a repuntar, que la atención a las jóvenes de 13-18 años se ha multiplicado por cinco y que el porcentaje de mujeres que manifiestan sufrir violencia en la primera visita aumenta trimestre a trimestre.

– Queremos conocer un poco mejor la labor que realizas en el servicio: ¿cómo es un día de trabajo para ti?, ¿fundamentalmente qué tareas realizas?

Tengo dos funciones, una dentro del propio servicio y otra con el Departamento de Igualdad. En el SIAD, llevo principalmente la parte comunitaria. Por un lado, organizo los Puntos G, que son una programación trimestral de talleres para mujeres y con perspectiva de género.

También, hago el análisis de los datos y el informe sobre los cuidados del servicio y los contenidos del boletín que lanzamos cada trimestre, gestiono el club de lectura feminista y las redes sociales de @GavàésDona.

Con el Departamento de Igualdad, me centro principalmente en la organización de las jornadas feministas (8 de marzo, salud de las mujeres, 25 de noviembre…), la creación de contenidos, la gestión de los talleres de igualdad que ofrecemos en los centros educativos y el apoyo a las políticas municipales.

– ¿Qué objetivos se plantea en el servicio a corto y medio plazo?

Mejorar el trabajo transversal que se hace con los diferentes agentes que integran el circuito violencia, de modo que se pueda alcanzar un abordaje integral que tenga siempre presente la perspectiva de género, y por tanto, la continua formación y sensibilización en este sentido de toda la red.

También estamos trabajando en un proyecto interno pensado para crear un grupo de apoyo entre mujeres, que refuerce vínculos comunitarios y que sensibilice en torno a los procesos de violencia machista, tanto entre las usuarias como entre otras mujeres o agentes sociales que estén interesadas en su funcionamiento del servicio y en el acompañamiento a otras mujeres.