Belén Sánchez Garcés es Diplomada en Trabajo Social, especializada en conductas adictivas y perspectiva de género.  Trabaja en FSC desde el año 2010, dirigiendo el Centro de Intervención de Baja Exigencia (CIBE) de Castellón y realizando funciones de trabajadora social.  Anteriormente, participó en el diseño y puesta en marcha de una Comunidad Terapéutica para Mujeres en Valencia donde trabajó como coordinadora y trabajadora social (2002-2008). También, ha ejercido como trabajadora social rural  diseñando e implementando el primer Programa de Prevención y Atención a la Drogodependencia de la Comarca del Alto Palancia en Castellón  (1997-2002). En esta entrevista nos habla del I Estudio de Personas Sin Hogar en Castellón y de otras cuestiones relacionadas.

Recientemente la Mesa Técnica de entidades que trabajan con las Personas Sin Hogar de Castellón, integrada por diversas organizaciones, entre ellas la Fundación Salud y Comunidad (FSC), ha presentado los resultados preliminares del I Estudio de Personas Sin Hogar en Castellón.

Sí, el estudio busca mostrar la realidad del sinhogarismo en esta ciudad. Los datos preliminares de esta investigación se hicieron públicos en la Semana de las Personas Sin Hogar (del 23 al 29 de noviembre).  Este estudio ha sido posible gracias al trabajo conjunto de todas las instituciones y organizaciones que componen la Mesa Técnica de Personas Sin Hogar en la ciudad de Castellón, entre ellas FSC, así como de las personas voluntarias que han colaborado en la recogida de datos.

¿Qué destacas de los datos preliminares de esta investigación?

El estudio se centra en aquellas personas sin hogar que pernoctan en la calle o en alojamientos temporales (centros de baja exigencia, viviendas tuteladas, albergues…). Han quedado fuera del mismo quienes ocupan una vivienda insegura o inadecuada, que también son consideradas personas sin hogar.

En la noche del 21 de octubre localizamos a 73 personas sin techo, de las cuales el 79% eran hombres, con una edad media de 42 años. Esta mayor proporción masculina también se observa en el resto de estudios que se han realizado de estas características a nivel estatal. Por otra parte, desde la experiencia del CIBE de Castellón, encontramos menos mujeres en situación de calle, pero que presentan una problemática más grave y compleja.

De estos datos preliminares también destaco que el 75% de las personas localizadas se encontraba en situación de paro. La media de sus ingresos era de unos 100 €/mes.

Los servicios más utilizados por las personas sin hogar fueron los de alojamiento, alimentación e higiene, seguidos de los Servicios Sociales. Esto refuerza la hipótesis de que recursos como el CIBE de Castellón ofrecen un apoyo importante a las personas que se encuentran en situación de sin hogar.

Por otra parte, detectamos un 17% de personas sin tarjeta sanitaria y un 38% con enfermedades crónicas. Además, vimos que la cuarta parte de estas personas no estaban siguiendo tratamiento.

Nos interesó también conocer cuáles eran sus relaciones socio-familiares, si las había. Con diferencia fueron los amigos/as, seguidos a distancia por los trabajadores/as sociales de los servicios y familiares.

También nos pareció interesante saber el dato del tiempo que las personas sin hogar llevan en esa situación. Se detectó que un 37% llevaba menos de 1 año, al tiempo que un 42% de 1-3 años, y el resto más de 3 años.

En cuanto a los principales motivos que les llevaron a perder su hogar, detectamos principalmente problemas laborales (pérdida de empleo), seguido de problemas relacionados con el mantenimiento de la vivienda y problemas familiares (rupturas de pareja, violencia…).

En tu opinión, ¿qué supone para la Fundación Salud y Comunidad formar parte de la Mesa Técnica de Personas Sin Hogar en la ciudad de Castellón y haber participado en este estudio?

Formar parte de la Mesa supone una oportunidad para contribuir a mejorar la respuesta integral a la problemática que padecen las personas sin hogar en esta ciudad. Cuando las organizaciones unen sus fuerzas, se generan sinergias que multiplican la incidencia de las intervenciones; ganamos en eficiencia, eficacia, racionalidad e integralidad.

En cuanto al estudio, no es más que la evolución de un trabajo que llevamos desarrollando estos últimos años desde la constitución de la Mesa. Después de este tiempo, nos pareció conveniente realizar un primer estudio que nos permitiera contrastar los datos que tenemos desde los diferentes servicios, aproximándonos a la realidad mediante esta metodología denominada “Recuento censal nocturno”.

El estudio tiene que servirnos para seguir avanzando en la mejora de la respuesta integral a las necesidades de las personas que están en situación de sin hogar en la ciudad de Castellón.

¿Cuándo empezó la labor de la Mesa Técnica de Personas Sin Hogar en la ciudad de Castellón y cómo fueron esos primeros pasos?

Iniciamos las primeras reuniones en septiembre de 2013. Desde el primer momento teníamos claro que era importante fortalecer nuestra capacidad de organización y de trabajo en red para una mejora conjunta de la atención a las personas.

Como proceso, iniciar una Mesa como esta supone que las diferentes organizaciones se conozcan, aprender a trabajar juntas y poner sus capacidades y recursos al servicio del objetivo común. Durante el primer año fuimos perfilando además lo que entendíamos que debía ser la Mesa (misión, visión, objetivos, metodología…). Finalmente, el 15 de octubre de 2014 se constituyó formalmente la misma, integrada entonces por el Ayuntamiento de Castellón, Acción Social Hijas de la Caridad, Cáritas Diocesana Segorbe-Castellón, Cruz Roja Española y la Fundación Salud y Comunidad. Poco después se sumó la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana, a través de su Dirección Territorial en Castellón.

A principios de 2015, valoramos la necesidad de hacer este estudio, así como la organización de una Jornada Técnica a la que asistiesen profesionales destacados de otras experiencias similares a esta iniciativa a nivel estatal. En noviembre realizamos la I Jornada Técnica “Acompañando a las Personas Sin Hogar”, en la que tuvimos el placer de compartir experiencias con representantes de la red bilbaína Beste Bi y del Plan de Acompañamiento Integral de Barcelona.

Sin duda, la buena disposición de todos los participantes ha permitido consolidar un grupo de trabajo donde la colaboración está siendo clave.

¿Cuántas personas y de qué perfiles han participado en la realización de este estudio preliminar?

El grupo motor del estudio está formado por diez técnicos de la Mesa de Personas Sin Hogar, con un denominador común: todos/as somos responsables de diferentes servicios y programas en nuestras organizaciones. A nivel técnico, es un equipo interdisciplinar donde encontramos profesionales de la sociología, del trabajo social, la psicología y la educación social.

¿Cuántos voluntarios/as han colaborado y en qué ha consistido su tarea?

En la fase de recogida de datos han colaborado 75 personas voluntarias, a las que hay que agradecer su entusiasmo, generosidad y buena disposición. Sus perfiles son muy variados, detectamos que el 80% de voluntarios fueron mujeres, lo que está en consonancia con la feminizada realidad del voluntariado en el Estado; y también nos encontramos con muchas personas que ya colaboraban en organizaciones sociales, así como con un grupo muy numeroso de alumnos/as del Ciclo Superior de Integración Social del I.E.S. Ribalta de Castellón que nos ofrecieron su apoyo.

Estos 75 voluntarios han realizado, en primer lugar, una formación específica impartida por técnicos de las entidades no lucrativas de la Mesa. Posteriormente, se organizaron en 15 equipos: un equipo de coordinación, diez equipos de calle y cuatro de centros de alojamiento temporal.

¿Cómo se desarrolló el proceso de recogida de datos?

Con normalidad. Dentro de los equipos de recogida de datos, cada persona desempeñaba un rol: el coordinador/a de equipo iba indicando las calles a recorrer o, en caso de alojamientos temporales, introduciendo al equipo en cada uno de ellos. Los encuestadores/as realizaban las entrevistas e introducían los datos en los dispositivos móviles y el conductor/a del vehículo, que además hacía el apoyo para cualquier eventualidad que pudiera surgir.

Mientras, en el Centro de Coordinación, los técnicos prepararon a los equipos y los recogieron a su regreso evaluando con ellos la actividad. Afortunadamente, no hubo ninguna incidencia ni complicación, aunque la noche fue muy lluviosa.

¿Para cuándo está previsto que se presente el I Estudio Personas Sin Hogar de Castellón?

Hemos previsto que para finales de enero o principios de febrero de este año podremos tener ya los resultados completos del estudio.

Desde tu percepción como directora del CIBE de Castellón, ¿cómo ha incidido la crisis en las personas sin hogar?

Partimos de que las personas sin hogar que atendemos desde este servicio son consumidoras habituales de drogas (incluido el alcohol), en su mayoría con una adicción establecida.

La crisis no ha hecho más que precarizar la situación de las personas a las que atendemos que estaban ya en una situación muy mala. Lo que nos dicen los datos de los últimos años es que, por un lado, se incrementa el número de personas que queda sin hogar por primera vez, así como la vuelta a esa situación de personas que ya la habían superado. Hablamos de personas que mantenían su vivienda y que, debido a la crisis económica, han perdido sus empleos, agotando todas las prestaciones y no han podido mantenerla. La situación de desempleo y el estrés que causa son también situaciones que aumentan el riesgo de recaídas en personas que padecen adicción y que ya habían normalizado su situación, lo cual también se ha dado con frecuencia.

Antes de la crisis económica, muchos de nuestros usuarios/as accedían a trabajos remunerados, aunque fuesen precarios. Esta posibilidad es cada vez más extraordinaria. A ello hay que añadirle los recortes que se han dado en ciertas prestaciones sociales, así como el menor número de recursos de apoyo disponibles. Sin ir más lejos, en el CIBE los continuos recortes, el 61% en 5 años, han llevado a que se reduzca la atención que prestábamos en un momento en el que se hace más necesaria que nunca. Este es un servicio preparado para dar atención nocturna incluyendo pernocta, que debido a estos recortes, ha tenido que eliminarse al no poderse financiar.

La situación de sin hogar está ligada a muchas otras situaciones de exclusión social…

Así es, el sinhogarismo es una de las formas más extremas de exclusión social, ya que las personas que lo sufren experimentan, no solo graves carencias en ámbitos como la salud, empleo, vivienda, educación, familia…, sino también la ruptura del vínculo social, la privación de derechos sociales y, en definitiva, la desigualdad. A esta situación se llega por una multiplicidad de situaciones interrelacionadas en las que el apoyo social y familiar ha resultado insuficiente.

Centrándonos en las personas en esta situación que atendemos en le CIBE de Castellón, la adicción suele jugar un papel importante en el proceso de pérdida del hogar, sin ser el único factor, sino interrelacionado con otros como son la pérdida de empleo, problemas familiares, fin de las prestaciones, separación de la pareja o de la familia, fallecimiento de los familiares de apoyo, desahucio…

¿Cuál es la proporción de personas sin hogar que recurren a un servicio como el CIBE de Castellón por sexo y edad?

Del total de personas atendidas, el 78% está en situación de sin hogar, incluyendo todas las categorías o formas de sinhogarismo: tanto sin techo y en recurso residencial temporal (54%), como en vivienda insegura o inadecuada tipo ruinas, casetas de aperos abandonadas, chabolas… (24%).

De ellos encontramos, en consonancia con los datos del estudio, un 21% de mujeres y un 79% de hombres. En cuanto a las edades, en ambos sexos se concentra en la franja de edad de 40 a 49 años, si bien en las mujeres la media de edad es más baja que en los hombres.

Recién estrenado este 2016, ¿qué balance haces del servicio y qué le pedirías al nuevo año?

El CIBE de Castellón está manteniendo unos servicios de calidad, contra viento y marea, en esta época de recortes en la financiación e incremento de las necesidades de las personas atendidas. Ello ha sido posible gracias al compromiso de la Fundación Salud y Comunidad y del equipo de trabajo en minimizar el impacto, en la medida de lo posible. Prueba de ello es que el número de personas que atendemos crece cada año, así como la complejidad de sus situaciones y de la intervención.

En el balance destacaría también cómo vamos encontrando resultados al trabajo que llevamos realizando desde hace varios años para que la coordinación con otros recursos locales se sistematice, con el objetivo de ganar en eficiencia y eficacia de la intervención, y establecer vías que superen los obstáculos de accesibilidad de las personas atendidas a otros recursos socio-sanitarios. No es este un objetivo acabado, sino que hay que seguir trabajando para poder trasmitir las dificultades detectadas, tanto desde los recursos derivadores como por los receptores.

Al 2016 le pediríamos que nadie sufriera situaciones tan precarias como las que padecen las personas a las que acompañamos cada día. Pero, dado que las situaciones están y las personas las sufren, deseamos poder abrir el centro por las noches, volver a ofrecer 4 comidas diarias, que nadie duerma en la calle si no quiere, que las personas que solo pueden venir en ese horario (que son muchas y en situaciones muy complejas) puedan volver a hacer uso del centro. Y eso pasa por tener financiación suficiente para ello.

Pediría políticas socio-sanitarias con un enfoque integral centrado en las personas que permitan dar respuestas eficaces en los territorios. En resumen, planificación a medio-largo plazo desde las administraciones pertinentes, basada en el estudio de las necesidades, con participación de los agentes sociales implicados; medios para dar respuestas y estabilidad en los recursos de atención.