Licenciada en Derecho por la Universidad de Valencia, sus comienzos en la Fundación Salud y Comunidad (FSC) se remontan al año 2001, cuando se incorporó como abogada en el Hotel de Entidades del Ayuntamiento de Alicante, gestionado entonces por nuestra entidad. A partir de 2002, comenzó a desempeñar funciones como directora de diversos centros de mayores gestionados por FSC en la Comunidad Valenciana. Es subdirectora del Área de Atención a la Dependencia de nuestra entidad desde hace más de 4 años y forma parte del equipo de Calidad.

Carmen Poveda: "El modelo centrado en la atención a la persona ya es una realidad en nuestros centros de mayores"¿Cómo fueron tus inicios en FSC?, ¿desde cuándo trabajas en la entidad?

He tenido que hacer memoria… ¡hace ya tanto tiempo! Me han pasado muchas cosas, tanto a nivel laboral como personal. Siempre para mejorar, eso sí.

Estoy trabajando en FSC desde del año 2001, comencé en Alicante, ciudad donde residía en ese momento, como abogada en un proyecto que se llama Hotel de Entidades y que gestionó la organización durante un tiempo.

¿Cómo llevaste el cambio de ser directora de un centro a convertirte en subdirectora del Área de Atención a la Dependencia?

Cuando me lo propusieron, me puse muy contenta. Para mí fue un paso muy importante, un reconocimiento, la entidad me lo demostraba con esa confianza depositada en mí. Actualmente, continúo con el mismo entusiasmo que hace 4 años.

Es un trabajo muy diferente, al principio me costó mucho porque en un servicio controlas al personal, lo ves todos los días, tienes muchos referentes en el centro… Además, conoces a los usuarios/as, a los familiares, te sabes su vida, sus anécdotas, etc.

En la subdirección del área pierdes ese contacto con la gente, aunque vas de visita a los centros, pero te relacionas con menos personas, a los usuarios/as casi ni los conoces.

Fue un cambio, si bien es cierto que ahora tengo otros compañeros/as que, aunque no vea todos los días, casi no hace falta ni hablarnos para saber lo que piensa el otro, somos un gran equipo.

¿Cómo es tu día a día laboral?

Pues te aseguro que no hay dos días iguales. Son tan diversas las tareas que hacemos, tantos temas los que tocamos, que tan pronto me quedo trabajando en casa, como me voy una semana entera de viaje de trabajo.

¿Cómo lo compaginas con tu vida familiar?

Como puedo. Afortunadamente, cuento con mucha ayuda familiar, con familiares que cuidan de mis hijos cuando yo no estoy en casa. Todos los fines de semana mi marido y yo cuadramos agendas para intentar no coincidir fuera los mismos días, aunque a veces es imposible. Eso sí, dedico todo mi tiempo libre a disfrutar de mi familia.

¿Qué es lo más fácil y difícil de tu puesto actual?

No hay nada más fácil ni más difícil, lo que en un centro no tiene importancia, en otro se complica mucho y te da mucho trabajo. Trabajamos con personas y, como te decía, cada día es diferente y abordamos temas muy variados.

¿Cuál es el principal reto que tiene actualmente el Área de Atención a la Dependencia? 

Cada año el reto es mantener el volumen de gestión, ampliar los territorios de actuación, esto es difícil con el actual sistema que tenemos. Por ello, estamos mirando otras opciones, pero de momento son solo proyectos. Siempre estamos con cosas nuevas, la ilusión y el trabajo no nos faltan.

Un modelo que centra la atención en la persona, por encima de lo que institucionalmente o sanitariamente  se considera necesario… ¿es posible en nuestra sociedad?

Sí, es posible y lo estamos consiguiendo. Lo más importante es que los equipos de los centros se lo crean y lo apliquen. Pero, de momento, con la formación que hemos hecho, y contando con la implicación de los trabajadores de los servicios que gestionamos, podemos decir que esto hoy es ya una realidad.

¿Cómo se refleja, en vuestro caso, este modelo en el día a día de los centros?

Se cuenta más con el usuario/a y con su familia, se le implica en la toma de decisiones, se tiene en cuenta sus preferencias y gustos en los horarios, en las costumbres para levantarse el primero o el último, en sus aficiones para la realización de las actividades, etc…

¿Qué ventajas e inconvenientes tiene este modelo residencial?

Tiene muchas ventajas: aumenta la calidad de vida de los usuarios/as, se intenta que se sientan como en su casa, que cambien lo mínimo posible sus costumbres, etc. En el caso de los trabajadores, aumenta la satisfacción por el trabajo diario.

Sobre inconvenientes, desde luego supone un mayor esfuerzo para los equipos de los centros, es más fácil tratar a todos de la misma forma que individualizar el trabajo a cada usuario/a.

Dentro de 10 años, por ejemplo, ¿cómo serán las residencias públicas para mayores?, ¿hacia dónde crees que deben tender?

Creo que debe diferenciarse entre dos recursos diferentes: las residencias para mayores se están convirtiendo, por desgracia, en centros “sanitarios”. Los usuarios/as que ingresan lo hacen cada vez con más deterioro, tanto físico como psíquico, y ello impide que se realicen ciertas actividades que antes se dirigían a todos los residentes con periodicidad diaria.

Por otro lado, debe haber más recursos para personas activas, que ya no pueden o no quieren estar solas en sus casas, pero que tampoco quieren estar en una residencia con “gente mayor”, como dicen ellos, aunque sea de la misma edad.

Desde que se publicó la Ley de la Dependencia, los usuarios/as que ingresan en los centros son muy dependientes, y la diferencia cada vez es mayor entre los que se quedan dentro o fuera de una residencia. Para estos últimos, de momento, no hay muchos recursos, aunque cada vez las administraciones públicas van más en esta línea.

¿Qué servicios, prestaciones o actividades destacarías de vuestro modelo de intervención?

Siempre hemos apostado por las nuevas tecnologías, por ampliar el número y variedad de los profesionales del Área Psicosocial y por la diversidad de las actividades que realizan.

El área cuenta con un gran número de personas voluntarias, ¿qué destacarías de la labor del voluntariado?

El voluntariado es un factor muy importante para los centros residenciales, y en general para la sociedad. Las personas voluntarias ayudan a los mayores en muchas de las actividades de la vida cotidiana que para nosotros son habituales, como poder salir a tomar un café, un helado, hacer algunas compras, poder ir al médico acompañado… Muchas veces la familia no puede estar con ellos en esos momentos. Los hijos cada vez tienen más obligaciones, están más lejos, y el voluntariado juega un papel importante en el día a día de los centros. Y para los mayores es muy satisfactorio tener esta ayuda. Además, cada vez contamos con más personas mayores de 65 años, que están perfectamente, y que nos ayudan realizando tareas de voluntariado. Y para ellos también es muy gratificante poder realizar esta labor.

Recientemente habéis celebrado una jornada de envejecimiento activo en Valencia, ¿qué balance haces?

Ha sido muy positivo y hemos contado con la colaboración del Departamento de Comunicación de FSC. Ha tenido mucha repercusión mediática.

Además, la presencia y participación del presidente, Francisco González, dando ejemplo de envejecimiento activo, fue muy importante para nosotros.