El pasado mes de junio, la Fundación Salud y Comunidad (FSC) inició la gestión de un innovador proyecto dentro del ámbito de la ejecución penal, el programa “Jóvenes y Familias”. El proyecto se lleva a cabo en el Centro Penitenciario de Jóvenes situado en La Roca del Vallés (Barcelona) y cuenta con una subvención del Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalunya. En el corto, pero intenso recorrido del programa hasta el momento, destaca su gran acogida y buenos resultados entre los jóvenes privados de libertad y sus familias.

El proyecto se suma a la dilatada experiencia de FSC en la gestión de programas intra y extra-penitenciarios a lo largo de los últimos 30 años. Se trata de un proyecto que tiene como misión el acompañamiento a jóvenes privados de libertad y a sus familias, con el fin de mejorar su situación personal.

“La innovación del programa radica en realizar un acompañamiento terapéutico en paralelo a los jóvenes y a sus familias, tanto en el momento del cumplimiento de la pena, como en el proceso de inserción futuro. Esta inserción no se reduce exclusivamente a la cuestión laboral y económica, sino que la entendemos como algo más amplio que incluye otras muchas áreas de intervención, un proceso en el cual deben participar otros actores del ámbito social”, explica Manu Izquierdo, coordinador del proyecto.

En este sentido, en el programa se pone énfasis tanto en las familias como en la creación de sinergias con otras entidades del Tercer Sector, “a las que debemos incluir, promoviendo su participación, con tal de favorecer los procesos de reinserción de las personas privadas de libertad”, afirma Manu Izquierdo.

Aunque muchos programas del ámbito de la ejecución penal contemplan la perspectiva familiar, en algunas ocasiones el desgaste de las familias, las resistencias y los miedos que genera la institución penitenciaria o la propia desestructuración familiar, se convierten en aspectos que dificultan el trabajo con los jóvenes y sus principales referentes familiares.

Un elemento diferenciador de este programa es la metodología utilizada por parte del equipo profesional. “En un primer momento, el trabajo terapéutico se lleva a cabo por separado, respetando los tiempos de cada joven y de cada familia, después se valora la idoneidad de trabajar conjuntamente. Es decir, en el momento en que ambas partes están preparadas, el núcleo familiar, joven y profesional de referencia, comparten un espacio de trabajo conjunto”, señala el coordinador del proyecto “Jóvenes y Familias”.

Durante este periodo, se ha observado que algunas cuestiones como los procesos migratorios, la pertenencia a bandas latinas y los procesos de adopción, están presentes en el trabajo llevado a cabo con los jóvenes y sus familias.

El núcleo familiar es consciente del rol que tiene en este proceso de inserción. Por otro lado, los familiares manifiestan en muchas ocasiones sus miedos y resistencias a los cambios que se van a ir dando en dicho proceso. Es aquí donde se hace vital el acompañamiento que el equipo profesional realiza con las familias, “aunque ya podemos hablar de una gran implicación y un alto nivel de deseo por participar y aprovechar el programa por parte de los familiares”, afirma Manu Izquierdo.

Actualmente, el proyecto contempla espacios de atención individual, dirigidos tanto a jóvenes como a sus familias, espacios grupales de carácter terapéutico y socioeducativo para jóvenes y, desde hace pocas semanas, grupos terapéuticos entre los jóvenes y su núcleo familiar. En los próximos meses darán comienzo los grupos multifamiliares, en los que se trabajarán aspectos fundamentales relacionados con el proceso de inserción futuro del joven privado de libertad.

Para que este proyecto se pueda llevar a cabo, ha sido y es fundamental la implicación del equipo profesional, así como de los funcionarios de régimen y del equipo directivo del centro penitenciario.