El pasado 24 de julio, con motivo de la celebración dos días después del “Día del Abuelo”, que es la fecha dedicada a los abuelos dentro de la familia, la Residencia y Centro de Día “Roger de Llúria” de Reus (Tarragona), decidió realizar un encuentro intergeneracional muy especial.

Desde este servicio de titularidad del ICASS, gestionado por FSC, en consorcio con el grupo Lagunduz, se invitó a familiares, especialmente a niños/as, a los nietos/as de los abuelos/as, con ganas de pasar un buen rato con ellos y de disfrutar de una jornada llena de juegos, actividades y muchas emociones. Y así fue.

La celebración tuvo lugar en el jardín del centro, donde abuelos, niños y familiares participaron conjuntamente en una experiencia única a través de diferentes juegos intergeneracionales, como los tradicionales bolos y juegos de mesa, manualidades, etc.

Fue un día de reconocimiento respetuoso y alegre, en el que los abuelos, una vez más, volvieron a sentirse queridos y valorados. Un día, también, para recordar a todos la importancia de los abuelos en la familia y en la sociedad.

Para los más atrevidos de todas las edades, se organizó una pequeña guerra de globos de agua, donde pudimos ver a los pequeños, y no tan pequeños, disfrutar de esta animada jornada.

Este encuentro de Reus es un ejemplo más de las actividades que llevamos a cabo en nuestros centros, que ponen en contacto personas jóvenes, en periodo de crecimiento personal y profesional, con nuestros usuarios. Son muchos los estudiantes que luego se hacen voluntarios. Dan y reciben.

Lo interesante de estas actividades intergeneracionales es que promueven relaciones que repercuten en una mejora en las vidas de las diferentes generaciones. Se ha demostrado que las generaciones en activo contribuyen al mantenimiento de los sistemas de bienestar de los que todas las generaciones se benefician.

En cuanto a la experiencia vital, las personas mayores que participan en programas intergeneracionales, por ejemplo, reconocen que esto les ayuda a sentirse mejor física y mentalmente, y a conservar su sentimiento de utilidad en relación a los demás.

En la medida en que a todos nos interesa vivir más y mejor, la intergeneracionalidad es obligada porque unas generaciones dependemos de otras para alcanzar ese objetivo.

Volviendo a nuestro relato, nos explicaba Jasmín, estudiante en prácticas, que, como siempre, había sido un placer ver como amigos, familiares, voluntarios, el equipo directivo y de profesionales, habían coordinado y preparado con tanta ilusión esta jornada dedicada a nuestros queridos abuelos.

Y podríamos decir que este relato, y las palabras en primera persona de Jasmín, son un ejemplo de los muchos que suceden día tras día en nuestros centros.