El servicio, ubicado en Eibar (Guipúzcoa), lleva realizando 10 años y de forma ininterrumpida las sesiones de Terapia Asistida con Animales dirigidas a personas mayores dependientes. Se trata de una actividad con resultados muy satisfactorios, y con la que disfrutan mucho las personas mayores. Las sesiones se enmarcan en el Programa de Atención Psicosocial del centro, gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) y el Grupo Lagunduz. El servicio pertenece a la Diputación Foral de Guipúzcoa.

Se ha comprobado que los animales de compañía satisfacen diferentes necesidades de las personas mayores. ¿En qué consiste esta actividad y qué aspectos se trabajan a través de ella?

Esta actividad es como cualquier otra terapia que se aplica con las personas mayores. Se trata de una actividad que busca mejorar su salud y su bienestar, pero con la particularidad de que se utilizan, en mi caso particular durante estas sesiones, perros como estímulo.

Los perros son animales sociales, les encanta estar con las personas, siempre y cuando tengan la socialización adecuada y también actúan como puente, como facilitadores de las relaciones y sobre todo, motivan a que los mayores participen. Por otra parte, actúan como estímulo para mantener y mejorar las habilidades sociales y sobre todo, para dar y recibir cariño.

¿Cuáles son los objetivos principales de la actividad?

El objetivo principal de la actividad es que los mayores se lo pasen bien, que disfruten, porque de esta manera todo lo demás viene rodado. En función del deterioro cognitivo que tengan, buscamos unos objetivos concretos u otros. Con los mayores que están mejor, trabajamos más ejercicios grupales y con los que presentan un deterioro mayor, llevamos a cabo actividades motrices más concretas que conllevan una mayor interacción, como acariciar a los animales, cepillarlos, abrazarlos, etc.

¿Cuántos mayores integran el grupo de trabajo y qué respuesta tiene la actividad en ellos?

Los grupos normalmente suelen ser de entre 7 y 10 personas, ello también está en función del deterioro. Hay grupos con mayores que presentan mayor deterioro, en este caso procuramos que estos grupos sean menores porque la atención es un poquito más individualizada. Y la respuesta es muy buena. En general, son personas que han tenido perro en casa, son amantes de los animales y, por ello, ya tienen una buena predisposición, están esperando que llegue ese momento. También tengo algún participante que tenía miedo a los perros y ahora es de los que mejor responde a la actividad.

¿Cómo ayuda específicamente la terapia con perros a las personas mayores?

Sobre todo mejora la autoestima, pasan de ser cuidados a ser cuidadores, ahí hay una diferencia muy importante y ellos eso lo agradecen mucho. También trabajamos mucho las habilidades de comunicación, la memoria; por otra parte, también la reminiscencia, ayudando a mantener la identidad personal de los mayores y sobre todo, otorgándoles mayor confianza a ellos mismos. También, con esta actividad, podemos incidir en reducir los niveles de ansiedad o dar y recibir cariño que es algo que a mí me gusta destacar especialmente.

Dado que se trata de una actividad que se está desarrollando en el Centro Gerontológico “Egogain” desde hace 10 años. ¿Qué balance haces del trabajo realizado hasta el momento?

El balance es muy bueno, el haber cumplido 10 años de actividad de forma ininterrumpida lo dice todo. Han sido ya más de 2.000 sesiones las que hemos realizado y seguimos adelante, entonces la valoración no puede ser más que positiva.

Para finalizar, ¿algún reto de futuro en la actividad de Terapia Asistida con Animales que nos puedas adelantar?

Para mí un reto muy interesante sería seguir expandiendo la actividad a otros colectivos. En mi caso, trabajo con personas mayores, pero también con personas con discapacidad intelectual y he participado también en proyectos de reinserción de presos, sería ideal que no limitáramos esta actividad a un colectivo concreto para que muchos otros se puedan beneficiar.