Miguel Brito es Graduado en Criminología y Política Criminal, así como Licenciado en Criminología por la UB, además de tener un Máster en Psicoterapia Analítica Grupal por la Universidad de Deusto. Está especializado en el ámbito de las adicciones, delitos violentos y en la atención post penitenciaria. Actualmente, es el coordinador de la Unidad de Soporte de CerclesCat y director de las Unidades Dependientes de Alta Intensidad Barcino y Bajo Llobregat, dirigidas y gestionadas por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona. En esta entrevista, conoceremos mejor la labor que realiza en nuestra entidad.

 – ¿Desde cuándo trabajas en la Fundación Salud y Comunidad y qué destacarías de tus inicios?

Comencé como monitor en el Centro de Día de Adicciones en el 2006, aunque ya conocía con anterioridad la labor que desempeña la Fundación Salud y Comunidad. Como criminólogo, deseaba poder formar parte de este gran proyecto y seguir formándome de la mano de profesionales con tanta experiencia. Resultó ser una etapa muy gratificante y estimulante para mí, la cual, me permitió explorar distintos ámbitos y definir mi trayectoria profesional.

– ¿Qué tareas has venido realizando y desempeñas en la actualidad?

Durante estos años, he tenido la oportunidad de formar parte de distintos servicios que me han permitido crecer profesionalmente como el Centro de Día de Adicciones, el Piso Terapéutico para población penitenciaria o el programa Alcostop, dirigido a personas que habían cometido un delito de tráfico bajo los efectos del alcohol.

En 2015, lideré la puesta en marcha de la Unidad Dependiente Bajo Llobregat y en 2018, abrimos la Unidad Dependiente de Alta Intensidad Barcino, un servicio dirigido a personas que han cometido delitos violentos y donde trabajamos para acompañarles en la transición del régimen cerrado a la libertad condicional o definitiva.

Actualmente, superviso ambas unidades dependientes y coordino la Unidad de Soporte de CerclesCat, un proyecto que se puso en marcha en 2013 para atender a personas que han cometido delitos contra la libertad sexual y que, por la metodología de trabajo que llevamos a cabo, continúa siendo en la actualidad muy innovador.  

– ¿Cómo ha sido el proceso de adaptación a la crisis sanitaria en estos servicios?, ¿qué destacarías sobre las medidas que tomasteis para evitar el contagio de COVID-19 entre los usuarios?

En primer lugar, quiero destacar el trabajo que se llevó a cabo desde el Departamento de Prevención de Riesgos Laborales (PRRLL) de la entidad, que nos ofreció unas directrices claras de cómo actuar en las distintas etapas de la pandemia. Esto nos permitió poder adaptarlas a la realidad de cada servicio y evitar la propagación de contagios entre profesionales y usuarios que pudiera provocar el cierre temporal de alguna de las Unidades Dependientes.

En segundo lugar, la motivación y predisposición de los equipos ha sido clave para adaptarnos a esta etapa de tanta incertidumbre. A pesar de las limitaciones en la primera etapa de la pandemia, continuamos atendiendo diariamente a los usuarios a través de reuniones virtuales. Era importante acompañarles y que se sintieran escuchados en un momento donde hubo muchas pérdidas personales, pero también laborales y económicas.

La creatividad y la flexibilidad para adaptarse a los cambios, creo que son competencias fundamentales para trabajar en el tercer sector, y la crisis sanitaria ha sido una oportunidad para ponernos a prueba y crecer en lo profesional y en lo personal.

– Aun así, en estas circunstancias de crisis sanitaria y económica actual, sabemos que los resultados de vuestro trabajo han siendo buenos. ¿En qué momento estáis ahora?

Efectivamente, a pesar de que algunos programas se vieron afectados a nivel de ocupación por la situación de crisis sanitaria, hemos podido seguir trabajando para alcanzar los objetivos de los distintos servicios. Un claro ejemplo de ello son los datos de inserción laboral que hemos conseguido durante el 2021 en las Unidades Dependientes. A pesar de que la mayoría de personas a las que atendemos no disponen de experiencia laboral previa ni de formación específica, el 55% de las personas que iniciaron su proceso en nuestro servicio sin trabajo, obtuvo un contrato laboral.

Actualmente, seguimos trabajando para optimizar al máximo la ocupación de nuestros servicios y ofrecer una segunda oportunidad a personas que, por su historia de vida y su paso por prisión, siguen siendo estigmatizadas y disponen de menos oportunidades. 

– En relación con actividades realizadas desde CERCLES, proyecto que también coordinas, ¿qué tenéis previsto hacer a corto y medio plazo, y con qué objetivos?

Uno de nuestros objetivos para este año es seguir visibilizando el proyecto, y para ello, estamos trabajando en distintas alternativas que esperamos se materialicen próximamente.  Desde la Unidad de Soporte, seguimos trabajando estrechamente con el equipo de investigación, el cual está formado por el Departamento de Justicia, el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE) y la Universidad de Barcelona, para seguir teniendo datos objetivos sobre el impacto de nuestra intervención y la reincidencia. Hasta la fecha, se han publicado cuatro informes de evaluación de Cercles, los cuales se pueden consultar en la web del CEJFE.

 Por otro lado, seguimos promoviendo mejoras en el proyecto alineadas con CirclesEurope, que es la agencia registrada de Asociaciones Europeas de “Círculos de Soporte y Responsabilidad”, donde participamos activamente junto con el resto de países que también son miembros como Reino Unido o Bélgica.

– ¿Con cuántos voluntarios/as contáis en estos momentos en CERCLES y qué tareas realizan?

Actualmente, contamos con más de 45 personas comprometidas con los principios de la justicia restaurativa y que creen en la responsabilidad compartida para proteger a la comunidad.

Las personas voluntarias se encargan de ofrecer soporte emocional a la persona penada en esta etapa de transición en la que se encuentra. Se trata de una etapa delicada, ya que debe poner en práctica todas las herramientas que ha adquirido tras su paso por prisión, en un momento donde aparece un mayor estrés emocional, ya que debe encontrar su lugar dentro del entorno familiar y social.

Por otra parte, estas personas conocen muy bien los factores de riesgo que podrían llevar al penado a cometer un nuevo delito, así como, su plan de prevención de recaídas, lo que les permite poder detectar, junto con el profesional que coordina el Círculo, si existe riesgo de reincidencia y anticiparnos para que no haya nuevas víctimas.

Desde CerclesCat, trabajamos bajo dos lemas que debemos tener presente todas las personas que participamos en el proyecto: “No más víctimas” y “No hay secretos” y que son puntos clave en el cual pivota el proyecto para garantizar el éxito.

 – ¿Cuáles dirías que son los mayores retos a los que os enfrentáis en este año 2022?

La crisis sanitaria ha provocado también una crisis económica importante en algunos sectores laborales y que afectan muy de cerca a las personas a las que atendemos. Por este motivo, nos parece interesante poner el foco en 3 ejes para este año.

Por un lado, trabajar de forma más innovadora e intensiva la ocupación laboral, evaluando las dificultades con las que se encuentran nuestros usuarios y continuar trabajando en red con otras entidades del Tercer Sector.

En segundo lugar, intensificar la difusión de todos los programas para garantiza el buen funcionamiento de los mismos e incidir en un cambio de actitud por parte de la sociedad de las personas penadas.

Por último, debemos seguir impulsando la gestión de calidad, la cual nos permite continuar implementando mejoras a través del análisis de los resultados obtenidos y establecer prioridades en la ejecución de los distintos programas.

 – ¿Te gustaría aprovechar esta entrevista para hacer algún otro comentario?

Sí. En estos momentos donde vuelve a aparecer en el debate público y político la ampliación de la prisión permanente revisable, creo necesario que, como profesionales del ámbito social, debemos seguir haciendo pedagogía en nuestro entorno para desechar mitos sobre la delincuencia y la reincidencia.

La función que cumple el voluntariado de CerclesCat, me parece un ejemplo de ello, ya que las más de 170 personas voluntarias que han participado desde los inicios del proyecto, ha contribuido también a que ese mensaje pueda calar en su entorno más cercano, promoviendo un cambio en la visión que puedan tener hacia las personas que han cometido un delito sexual.

En la medida en que la sociedad esté informada sobre la realidad que envuelve a este tipo de delitos, promoverá su integración en la comunidad y facilitará el desistimiento delictivo. Como dijo Dostoyevski, “el grado de civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos”.