La Fundación Salud y Comunidad (FSC) celebró el pasado 5 de diciembre la V Jornada Interna del Plan de Igualdad, bajo el título “Acompañar frente a la violencia vicaria: el rol de los equipos profesionales”. Este encuentro nació con el objetivo de reforzar el compromiso de la entidad con la igualdad entre mujeres y hombres, así como de visibilizar el trabajo que FSC viene desarrollando en este ámbito. En esta ocasión, la jornada se enmarcó en las actividades vinculadas al 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y buscó generar reflexión, formación y espacios de intercambio de experiencias entre profesionales.

A través de su amplia trayectoria en la atención a realidades complejas, FSC ha ido profundizando en fenómenos emergentes como la violencia vicaria, entendida como la violencia ejercida contra hijas e hijos, con el fin de provocar daño a la mujer, considerada la víctima principal. Esta forma de violencia, que actúa a través de terceros, representa una grave vulneración de derechos y requiere una respuesta especializada y coordinada por parte de los equipos profesionales.

El programa de la jornada, realizada en formato online, comenzó a las 9:00 horas con una contextualización a cargo de José Luis Sánchez, Adjunto a la Dirección Ejecutiva de FSC, que señaló que FSC quiere contribuir de forma activa a la igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos en los que interviene. En este sentido, afirmó que la pluralidad de proyectos que gestionamos permite conocer de cerca realidades muy diversas y aportar nuestro grano de arena a los avances sociales, no solo desde la atención directa, sino también desde la prevención, la sensibilización y el trabajo en red.

A continuación, intervino Marta Álvarez, Gerente del Área de Adicciones, Género y Familia de FSC, conceptualizando la violencia vicaria, aportando el marco teórico de referencia y profundizando en las características, dinámicas y consecuencias de esta forma específica de violencia de género.

En este sentido, señaló que es “una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. El maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos/hijas, es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Por lo tanto, es una violencia que podríamos denominar violencia desplazada, cuyo objetivo es realizar un daño consciente, intencionado y deliberado que se prolonga en el tiempo para así incrementar la dependencia y mantener el control de la manipulación.

Seguidamente, tuvo lugar un intercambio de experiencias entre profesionales de las tres áreas de trabajo de FSC, que contó con la participación de Sonia Ferrer Barreda, coordinadora de Programas contra la Explotación Sexual en Castellón; Isabel Benito, directora del ESPAI Ariadna, y Pedro Luis Alegre Ruiz, director del Centro Hogar Burgos, quienes compartieron buenas prácticas y aprendizajes desde sus respectivos ámbitos de intervención.

La coordinadora de Programas contra la Explotación Sexual en Castellón señaló que “la violencia vicaria en contextos de prostitución y trata debe entenderse como una estrategia instrumental de control que opera indirectamente al dirigir daño, coacción o amenazas hacia terceras personas significativas (hijos/as, familia en origen, redes de apoyo) para condicionar el comportamiento de la víctima. En el terreno práctico, se observan mecanismos recurrentes: redes que monopolizan el cuidado infantil informal como garantía económica; estrategias loverboy que anclan afectivamente y luego monetizan información íntima; y la maternidad a distancia y envío de remesas como forma de presión emocional y económica”.

Asimismo, afirmó que “esta violencia se agrava por el aislamiento, la falta de red, la dependencia económica creada por la propia explotación, la situación administrativa irregular, la dimensión transnacional y el miedo real a que las instituciones no puedan proteger a la mujer o a su familia. En este contexto, denunciar no siempre es percibida cómo una elección libre, sino como un riesgo”.

Por otro lado, mantuvo que “a nivel profesional, el acompañamiento necesita generar espacios de confianza donde las mujeres puedan hablar sin miedo, coordinarse con los recursos especializados y respetar sus tiempos sin imponer y sin perder de vista el riesgo. Contar con protocolos claros, herramientas de detección y evaluación de los riesgos y espacios de supervisión y respiro para los equipos que intervienen directamente. Por último, ello invita a ampliar el marco conceptual y reconocer que, en la trata, también detectamos casos donde se utilizan terceros (vínculos íntimos de afectos) para controlar o amenazar a la madre. Lo que nos lleva a pensar que constituye una forma específica de violencia vicaria”.

Por su parte, la directora del Espai Ariadna de FSC, se refirió a los casos de violencia vicaria en este servicio, manteniendo que “un alto índice de las mujeres y de sus hijas e hijos que hemos acompañado desde el Espai Ariadna han sufrido violencia vicaria, ejercida como una forma más de violencia de género”.

También se refirió a las labores de acompañamiento realizadas desde el centro: identificación de la violencia vicaria; trabajo sobre los introyectos de género que afectan la identidad de las mujeres, favoreciendo la recuperación de su agencia; asesoramiento jurídico y apoyo emocional y, a nivel institucional, sensibilización y pedagogía en la coordinación con los equipos de protección a la infancia y la adolescencia, visibilizando la violencia ejercida por los agresores”.

Por último, incidió en los recursos y herramientas profesionales : formación específica y continua en violencia de género para poder identificar la violencia vicaria y comprender sus dinámicas; nociones sobre aspectos legales que permitan conocer las herramientas disponibles para la protección de las mujeres y sus hijas e hijos, así como fortalecer espacios de sensibilización, supervisión y apoyo técnico que garanticen intervenciones seguras y coordinadas.

Finalmente, intervino el director del Centro Hogar Burgos, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad y el Grupo Lagunduz. Su exposición trató sobre la violencia vicaria, contexto en el que se produce, así como situaciones y formas de violencia. También se refirió al término de violencia vicaria y a su definición legal.

Entre otros aspectos de interés, explicó que los/as niños son víctimas directas de esta situación y señaló que “sufren daño real y son considerados como víctimas directas de la violencia de género desde el año 2015”, incidiendo en el “maltrato físico, emocional o letal”, “secuelas psicológicas duraderas” y en que “se puede generar una situación de desprotección por una desatención médica, escolar, etc.”.

También aludió al impacto psicológico en la madre, a través de “culpa, ansiedad y estrés postraumático” y en los/as hijos, generando “trauma, depresión, trastorno de estrés postraumático (TEPT), impacto en el desarrollo emocional, dificultades de apego, afecta al desarrollo de vínculos seguros, hipervigilancia, etc.”.

La jornada finalizó sobre las 10:00 horas, tras un turno de preguntas y el cierre de la sesión, que fue dinamizado por Niní Balagué, profesional del Área de Adicciones, Género y Familia de FSC. Con esta iniciativa, FSC reafirma su compromiso con la prevención de la violencia de género, en el marco de su Plan de Igualdad, y con el fortalecimiento del papel de los equipos profesionales como agentes clave en la protección y acompañamiento de las víctimas.