El abuso de alcohol y otras drogas despiertan el sexismo latente

En el marco de la jornada “Retos en la intervención frente a las violencias sexuales en contexto de ocio y consumo de drogas”, celebrada en la sede del Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD) en Madrid, la Fundación Salud y Comunidad (FSC) ha presentado el Informe de resultados 2014/2015 de este Observatorio, financiado por el Plan Nacional Sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El proyecto se enmarca en una línea de prevención y reducción de riesgos, y se desarrolla en la Comunidad de Madrid, en la Comunidad Valenciana y en Cataluña.

El proyecto “Noctambul@s. Observatorio cualitativo sobre la relación entre el consumo de drogas y los abusos sexuales en espacios de ocio nocturno” es una iniciativa enmarcada en una línea de trabajo centrada en la interacción entre la violencia de género y las drogas, en la que FSC viene trabajando en los últimos 15 años.

El Observatorio, financiado por el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), presentó un primer informe en el 2014 sobre los resultados observados en la primera fase del proyecto. Este segundo informe está basado en los resultados obtenidos en una segunda fase de observación entre octubre de 2014 y septiembre de 2015.

Según ha expresado Gemma Altell, subdirectora del Área de Adicciones, Género y Familia de FSC, que ha presentado el Informe de Resultados 2014-2015 del citado Observatorio, en esta segunda fase se ha seguido apostando por las metodologías cualitativas para facilitar la comprensión de las creencias, actitudes, motivaciones y comportamientos que se dan entre los y las jóvenes sobre el consumo de drogas, la sexualidad y las violencias sexuales, a partir de sus propios relatos y desde sus propias perspectivas.

Por otro lado, ha señalado que la gran mayoría de estudios que investigan el uso y abuso de drogas tiene un sesgo y perspectiva androcéntrica. En este sentido, el punto de vista femenino ha estado tratado en menor profundidad con relación al consumo recreativo de sustancias en entornos de ocio nocturno y al posible vínculo que puede existir con los acosos y abusos sexuales que se pueden dar en los mismos. Sin embargo, este Observatorio sitúa la perspectiva de género como uno de los ejes centrales del análisis.

Algunas de las principales cuestiones que se destacan en este informe, y se han puesto de manifiesto durante la jornada, son:

En la última década, la realidad de la violencia sexual en los espacios de ocio nocturno y el consumo de drogas han tomado una especial relevancia en el contexto europeo, tras las distintas voces de alarma emergentes en distintos países sobre el aumento de mujeres agredidas sexualmente, en situaciones de abuso de alcohol y otras drogas.

  • Las agresiones sexuales premeditadas (el agresor de forma intencionada proporciona droga a la víctima) son minoritarias.
    En el contexto español, la inmensa mayoría de casos de “sumisión química” obedece a patrones oportunistas y no premeditados (agresiones sexuales que se producen aprovechándose de una persona prácticamente inconsciente, debido a un consumo voluntario de drogas). La droga que aparece en la mayoría de casos es el alcohol.
  • La alarma de la “sumisión química” ha puesto de nuevo sobre la mesa la relación entre el consumo de alcohol y otras drogas y las conductas violentas.
    En este sentido, se observa una tendencia a situar la responsabilidad de las agresiones en el consumo previo, como si el factor causal de la violencia sexual fuera la sustancia, dejando completamente de lado la responsabilidad de los agresores en el ejercicio de estas conductas. La violencia sexual encuentra sus raíces en el sexismo, en la cultura sexual de hombres y mujeres. Y el uso de drogas actúa como facilitador o detonante.
  • El consumo de drogas no convierte a los hombres en agresores sexuales en potencia ni a las mujeres en víctimas.
    Según el informe, si así fuera, no dejaría de sorprendernos que las mujeres, que también consumen, no agredan sexualmente. Por ello la responsabilidad de las agresiones es básicamente de las personas, y si nadie consumiera seguirían existiendo agresiones, aunque razonablemente muchas menos.
  • La violencia sexual es uno de los principales riesgos que las mujeres tienen cuando salen de fiesta.
    Tanto hombres como mujeres consumen alcohol u otras drogas cuando salen a divertirse. Ahora bien, a menudo se confunde esta realidad con el hecho de que estos espacios se hayan convertido de repente en igualitarios. El aumento del consumo de las mujeres no está relacionado con un cambio en las relaciones entre hombres y mujeres, sino con un modelo de supuesto “éxito social” al que las mujeres también quieren acceder, pero donde los riesgos son muy diferentes entre ellas y ellos.
  • El peso de los discursos preventivos debe redirigirse urgentemente hacia los chicos jóvenes.
    Muchas de las campañas preventivas desarrolladas hasta el momento van dirigidas a las chicas jóvenes para que se controlen y limiten sus comportamientos. Pocas experiencias van destinadas a los chicos para que incorporen a sus formas de flirteo una postura ética, respetuosa, igualitaria y no sexista.

Por otra parte, las técnicas empleadas en la metodología para elaborar el Informe de resultados 2014/2015 del Observatorio cualitativo sobre la relación entre el consumo de drogas y los abusos sexuales en espacios de ocio nocturno han sido, entre otras, la recopilación y análisis previo de fuentes secundarias para el marco teórico de la investigación; la captación mediante el sistema de muestreo de “bola de nieve” y

formación del equipo de colaboradores/as, así como la realización de entrevistas en profundidad a informantes clave (personal de locales nocturnos, urgencias médicas, atención a víctimas…) y líderes de opinión, que han servido como línea base de contraste de los hallazgos y datos de campo. Se han analizado más de 200 casos anuales de situaciones de abuso y violencia, y entrevistado a sus protagonistas.

A la jornada han asistido más de 100 profesionales procedentes de entidades que intervienen en los ámbitos de género y drogas.


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