El uso de la musicoterapia como herramienta en el ámbito de adicciones no es reciente, si bien principalmente se ha realizado a través de técnicas pasivas o receptivas, en las que el proceso terapéutico se ha centrado en la escucha (GIM, Guided Imagery and Music).
No obstante, en musicoterapia también se utilizan técnicas activas o creativas, que permiten a las personas intervenir de manera directa en las sesiones, actuando, improvisando o creando música, de manera individual o grupal.
Recientemente, ha finalizado un taller de musicoterapia en el Centro de Baja Exigencia (CIBE) de Valencia, dispositivo para drogodependientes de la Fundación Salud y Comunidad (FSC). El taller ha sido impartido por Miguel Giner, musicoterapeuta y alumno del Máster Universitario en Investigación, Tratamiento y Patologías Asociadas en Drogodependencias de la Universidad de Valencia.
Esta actividad ha estado integrada en las prácticas extracurriculares del programa formativo de la Universidad de Valencia, supervisado y apoyado en el CIBE de Valencia por la psicóloga del centro Encarna Muñoz. Además, ha contado con la supervisión externa de la musicoterapeuta Montse Merino, Supervisora Europea de Musicoterapia (EMTR-Supervisor), perteneciente a la WFMT (Federación Mundial de Musicoterapia).
En esta intervención se ha utilizado el “Modelo Casa Baubo.A&S.Musicoterapia Científica Aplicada”, modelo y marco teórico de la musicoterapeuta Montse Merino, de carácter totalmente activo y que requiere la implicación de la persona a todos los niveles, según nos explican desde el servicio.
El taller ha consistido en 12 sesiones, a través de las cuales los usuarios/as participantes han podido disfrutar de valiosas experiencias vivenciales de autoconocimiento y exploración personal y emocional. Estas experiencias han logrado activar en ellos/as procesos internos, propios y autónomos de motivación para el cambio.
En concreto, en el servicio se ha logrado crear un grupo de asistencia continuada de 4 personas que, a través de la música, ha podido realizar un trabajo de gestión de conflictos y emociones personales (positivas y negativas) que les ha permitido superarse y volver a creer en sí mismos. Incluso en algunos casos, la propuesta ha traspasado las limitaciones horarias de la intervención y ha conectado con la motivación individual para que, de forma voluntaria, los participantes trabajaran además por su cuenta, a través de sesiones posteriores que se han centrado en la grabación, elemento esencial en el modelo de intervención implementado.
El taller se ha desarrollado a través de 12 sesiones, en las que los participantes han actuado, cantado y grabado temas conocidos. También, han creado letras propias trabajando la gestión de emociones en un recurso de intervención de baja exigencia y de reducción de daños, en una actividad que suponía un reto para un colectivo caracterizado por la supervivencia diaria en condiciones extremas, mediatizados por su dependencia a la drogas y donde la asistencia al taller no estaba condicionada a ninguna contraprestación.
Dada la buena acogida y resultados de este taller de musicoterapia en el CIBE de Valencia, esperamos poder realizar nuevas ediciones para que puedan beneficiarse más usuarios/as de esta interesante y terapéutica actividad.
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