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Quien tiene una huerta… tiene un tesoro. El cultivo como actividad rehabilitadora

El pasado mes de febrero, desde el Centro de Intervención de Baja Exigencia (CIBE) de Castellón, dispositivo de reducción de daños para drogodependientes de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), pusimos en marcha el espacio “Huerto Ecológico” con un grupo de usuarios/as del centro. El taller se enmarca dentro de la oferta de servicios de ocio saludable y formación, y está orientado principalmente a personas que presentan patología dual.

En el taller se utilizan los terrenos exteriores del centro para desarrollar una actividad que pretende reforzar varios objetivos del programa:

  • Promover la salud física y mental de los usuarios/as del servicio.
  • Facilitar procesos de cambio, que faciliten la estabilización personal y la inclusión social de personas con problemas de drogodependencias.
  • Proporcionar un espacio de referencia para usuarios de drogas.

En este sentido, el huerto conlleva una serie de actividades que son beneficiosas, tanto en el ámbito emocional como en el físico. El trabajo de la tierra nos ofrece una gran cantidad de recursos que favorecen una mejora de la calidad de vida de los participantes. A través de esta actividad, se fomentan las relaciones sociales entre los mismos, la mejora de los hábitos alimentarios, y el posterior uso de los productos del huerto, así como la estimulación de la movilidad, atención y memoria.

Otra de las posibilidades que ofrece este espacio es un posible itinerario de orientación laboral, en tanto que se adquieren conocimientos específicos de horticultura, se fomenta la responsabilidad hacia la tarea, y se favorece el trabajo autónomo, así como la coordinación con el resto del equipo.

El huerto se convierte en una herramienta más de inclusión, los participantes forman parte de un equipo de trabajo, comparten el proceso de trabajar la tierra, cuidar de las plantas sembradas, ver el fruto de ese trabajo, y finalmente disfrutarlo en la mesa. En ese proceso refuerzan sus capacidades y adquieren nuevas habilidades. Por otro lado, el taller está planteado como una actividad cooperativa y participativa, los “hortelanos” deciden las variedades a plantar, el reparto de tareas y hasta proponen platos a cocina con los productos obtenidos. Para ello, se hace necesaria la coordinación de un monitor especializado en horticultura y jardinería.

Este proyecto se había propuesto por parte de los usuarios del CIBE de Castellón, pero no ha sido hasta este año cuando se han dado las condiciones para llevarlo a la práctica. Las motivaciones principales que exponen las personas participantes son: ocupar el tiempo, ampliar conocimientos sobre esta temática y el gusto por la horticultura, tras experiencias previas.

Porque quien tiene una huerta… tiene un tesoro.


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