El pasado 4 de octubre, en el marco de la primera jornada organizada por la Coordinadora de Comunitats Terapèutiques, Pisos de Reinserció i Centres de Día per a Drogodependents de Catalunya, Eusebio Expósito, educador del Centro de Día de L’Hospitalet (Barcelona), presentó el teatro social en el espacio de intercambio de buenas prácticas. Su exposición tuvo muy buena acogida por parte los asistentes.
Los resultados obtenidos han sido positivos, tanto a nivel individual como grupal, logrando cambios interpersonales e intrapersonales que mejoran el proceso de deshabituación de drogas.
Desde el inicio de las civilizaciones, el teatro ha sido una herramienta de comunicación y trasmisión de historias vividas, estrechamente vinculado a la transmisión oral de la cultura. En la antigua Grecia nace como representación simbólica de lo divino, permite la socialización de valores con un importante componente educativo y catártico (purificador) resultando así un espacio cohesionador de la comunidad.
Por otra parte, a lo largo de la historia, ha constituido también una ventana para la denuncia social y la celebración de acontecimientos históricos y es -con estas premisas- donde el individuo adquiere mayor protagonismo, bajo la influencia de las vanguardias contemporáneas.
El teatro se convierte entonces en una excelente herramienta para el conocimiento personal, sus claros componentes terapéuticos comienzan a darse a conocer con el teatro más inconformista de Bertolt Brecht o el teatro más educativo de Sue Jennings, que se acerca a diferentes colectivos en riesgo de exclusión para intervenir con la acción dramática. Queremos destacar aquí las aportaciones de Agusto Boal o Levy Moreno que, desde una óptica humanista, dan un nuevo lugar al teatro y se convierte en una herramienta de autoconocimiento: “actores somos todos”.
Actualmente son muchas las disciplinas artísticas que se vinculan a la terapia: dramaterapia, arteterapia, psicodrama, teatro social… Estas miradas nos ofrecen un amplio compendio de técnicas para dotar a estos espacios de una potente máquina para identificar dificultades, capacidades y emociones.
Durante este año, hemos podido experimentar en el Centro de Día de FSC los beneficios del teatro terapéutico y hemos dotado de mayor universalidad al programa. Hemos podido constatar cómo, al no ser una intervención tan verbal y directa, se puede trabajar con distintos grupos de usuarios, favoreciendo que el individuo actor se sitúe desde un lugar grupal diferente para poderse mostrar, crear situaciones vividas y sentir al otro con sus propias potencialidades y limitaciones.
La creatividad del espacio proporciona nuevas oportunidades para experimentar procesos integradores, que permiten mejorar la comunicación entre los participantes y dar mayor sensación de pertenencia.
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