Historias de esperanza en la exclusión social

En España, un 21% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza según la encuesta de Condiciones de Vida 2011 realizada por el Instituto Nacional de Estadística. Se trata de la principal puerta de acceso a la exclusión social y, en los casos más extremos, a la pérdida de un hogar.

Joao por Enrique López-Tapia (1)

Las causas de la exclusión son múltiples: desempleo, pobreza, enfermedad, ruptura familiar, abandono de un centro asistencial o penitenciario,… o las drogas. Muchas de las personas en riesgo de exclusión con las que trabajamos tuvieron casa, familia y empleo. En algún momento de sus vidas sucumbieron ante problemas que se nos pueden presentar a todos y, poco a poco, los lazos que las unían a una vida normalizada se fueron cortando. En numerosas ocasiones estas situaciones se ven agravadas con problemas de consumo de drogas que les dejan sin trabajo ni redes de protección familiar.

La falta de un lugar para vivir tiene consecuencias en todos los ámbitos de la vida. En primer lugar vivir en la calle tiene un impacto severo y negativo en la salud, pues suele impedir las adecuadas condiciones higiénicas, preventivas o de tratamiento. Además la permanente incertidumbre de no saber dónde dormir, comer, desequilibra y provoca angustia. Todo ello puede desembocar en una serie de trastornos mentales a los que se suele añadir el abuso de alcohol y otras sustancias. También se da el proceso inverso: personas que por problemas de salud mental, drogodependencia o consumo abusivo de alcohol terminan viviendo en la calle. En España, el número de personas sin hogar, según la fuente que se consulte, puede oscilar entre 20.000 y 30.000 personas.

Estos colectivos padecen la vulnerabilidad con soledad, dolor, violencia y estigma, pero también, en muchos casos, con ganas de salir adelante, como el caso de Tere:

Hoy Tere trabaja como agente de salud en el Centro de Reducción de Daños que Médicos del Mundo tiene en Vigo ayudando a otros a salir de un círculo tan complejo como el que provoca la falta de un hogar. Ejemplos como el de Tere nos demuestran que la exclusión puede ser sólo un paréntesis y que es posible recuperar una vida plena.

Sin embargo, en los últimos dos años los recortes sociales han provocado el cierre de dispositivos socio-sanitarios para personas en riesgo de exclusión social, el último caso es el de la sala consumo supervisado de Las Barranquillas.

Programas como los que impulsan las ONG son:  “un alivio”, “un lugar que te ofrece tranquilidad”, “es ducha y atención médica”, “una gasolinera donde repostar y tomar fuerzas”, “un centro para poner equilibrio, ordenar y aliviar la pena”…. en palabras de las propias personas que acuden a estos dispositivos

Estos centros y los espacios de calor y café ayudan a que Nico, Laura, Eduardo, María del Mar, Guillermo, Joao y Julián nos hablen de sus deseos y dificultades, de soledad, prejuicios, indiferencia, preocupación, miedo, impotencia, humillación, inseguridad… y de frío, cansancio,… pero también de experiencia, de ilusión y ganas de salir adelante, como Tere.

Fuente: El País

Entradas recientes

Dinámica con gran acogida en el Piso Terapéutico «Teodor Llorente» de la Fundación Salud y Comunidad para combatir el estigma

Cada 26 de junio, se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el uso…

4 semanas hace

Dar una segunda vida a los juguetes: Aprendizaje-Servicio como herramienta de inclusión y sostenibilidad

La Fundación Salud y Comunidad (FSC), en el marco del programa de inserción sociolaboral ReIncorpora…

4 semanas hace

La FCD organiza la jornada “La atención a las familias en los servicios de adicciones”, con la participación activa de la Fundación Salud y Comunidad

El encuentro fue liderado por la Federación Catalana de Drogodependencias y otras adicciones (FCD), de…

1 mes hace

Círculos de Apoyo y Responsabilidad: programa innovador y eficaz para prevenir la reincidencia de personas que han cometido delitos sexuales

Los Círculos de Apoyo y Responsabilidad se han extendido por toda Europa, y cada vez…

1 mes hace