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El proyecto “KMK ¿Ke Me Kuentas?” mejora la vida de 58 jóvenes con adicciones y trastornos de salud mental en Barcelona

Durante el pasado año, este servicio, ubicado en el barrio de Bon Pastor en Barcelona, atendió a 58 jóvenes de entre 15 y 26 años con algún tipo de adicción y diagnóstico de trastorno en salud mental o malestar emocional. La intervención del proyecto se apoya en la amplia experiencia en salud mental y adicciones de la Asociación para la Rehabilitación de las Personas con Enfermedad Mental (AREP) y la Fundación Salud y Comunidad (FSC). Recientemente, el periódico El Correo Gallego ha destacado la labor de este servicio, cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de los jóvenes y su entorno social y comunitario.

El proyecto permite la continuidad de la atención frente a la falta de servicios especializados dirigidos a jóvenes en riesgo de exclusión social, derivada de problemáticas en salud mental y/o adicciones. La metodología utilizada por el mismo se basa en un enfoque flexible, inclusivo y dinámico, en sinergia con la comunidad, e incluye la participación de las personas jóvenes y sus familias, tal y como se señala en esta noticia de El Correo Gallego.

El servicio atiende a jóvenes con patología dual y en situación de alta complejidad con diversos ejes de vulnerabilidad, en relación con la exclusión social: jóvenes en situación administrativa irregular, situaciones de vivienda insegura o situación de calle; jóvenes con morbilidad: discapacidad física y/o intelectual y patología dual; jóvenes que sufren o han sufrido algún tipo de violencia: vicaria, institucional, intrafamiliar o de género y jóvenes con desregulación conductual o derivados de justicia cumpliendo Medidas Penales Alternativas o en espera de resolución judicial. KMK también ofrece apoyo y asesoramiento a sus familias.

La iniciativa ofrece servicios de orientación, asesoramiento, programas psicoeducativos y laborales. El servicio se articula desde dos dimensiones, la de intervención y la de participación comunitaria, a través de 4 áreas:

  • Área de intervención: acompañamiento grupal y psicoterapia individual.
  • Área socioeducativa: transmisión de valores y normas sociales como elemento fundamental en el proceso de socialización.
  • Área ocupacional y formativa: inserción sociolaboral a partir de la creación de itinerarios personalizados de inserción, elaborando un plan competencial personalizado y promoción de la formación.
  • Área de promoción de la autonomía: reflexión sobre aspectos de la vida cotidiana en relación con la gestión económica, responsabilidades domésticas, habilidades sociales y relacionales, tiempo de ocio y promoción del ocio autogestionado.

Además de estas áreas básicas de intervención, se ha puesto un especial énfasis en la atención familiar, proporcionando orientación y asesoramiento a los familiares de los usuarios/as.

Asimismo, el vínculo social se fortalece a través de la participación ciudadana y la dinamización comunitaria. Durante el pasado año, se colaboró muy activamente en acciones comunitarias, acompañando a los/las jóvenes en 43 actividades comunitarias.

Por otra parte, el proyecto colaboró en la coorganización de 7 actividades comunitarias con otros servicios del barrio, dando respuesta a necesidades individuales y colectivas, promoviendo participación de jóvenes y de sus familias en la comunidad. Cabe destacar que la metodología participativa que genera tejido social forma parte de la especificidad del proyecto.

El rol de “Gestor/a de casos” tuvo un peso fundamental para articular redes de apoyo que se adaptaran a las necesidades específicas de las personas, y promovió la coordinación entre servicios (sociales, de salud, de salud mental…) y la intervención personalizada, con acompañamiento desde la proximidad, así como presencia flexible y funcional centrada en las necesidades de los/las jóvenes para la mejora de su autonomía, calidad de vida, salud mental, emocional y física.

Las intervenciones se desarrollaron con perspectiva de género e interseccional, teniendo en cuenta los diversos ejes de discriminación que afectan a las personas jóvenes atendidas. En este sentido, se adoptó la perspectiva de género en todas sus fases.

En cuanto a la formación del equipo, durante 2024 se amplió incorporando formación en Masculinidades alternativas. Además, dentro de la oferta de actividades estuvo operativo su Grupo de Mujeres: espacio no mixto semanal para abordar las temáticas propuestas por las jóvenes.

También, se ofrecieron sesiones quincenales monográficas sobre diferentes temas desde la perspectiva de género, abordando cuestiones como los mitos del amor romántico, las violencias machistas, los mandatos de género y las relaciones sexo-afectivas. El servicio también ha tenido en cuenta la importancia de que la comunicación interna y externa del mismo esté sensibilizado en aspectos relacionados con el género.

De igual manera, se ha incorporado la perspectiva LGTBI+ al proyecto mediante el acompañamiento de personas jóvenes con diversas orientaciones sexuales e identidades de género, con un abordaje inclusivo de la diversidad y valoración positiva. Se ha potenciado la participación en actividades donde se abordan los mitos y estereotipos en torno a las diversidades de orientación sexual y de identidad de género. Asimismo, se ha acompañado a jóvenes a la participación en actividades comunitarias con perspectiva crítica hacia el sistema sexo/género heteropatriarcal.

Durante 2024, además de problemáticas de salud mental y adicciones, el 32% de jóvenes presentaron diversidad intelectual añadida, el 64% dificultades de relación y socialización, el 50% comportamientos disruptivos y el 37% se encontraron en situación de vivienda insegura. Además, los/las participantes procedieron de entornos culturales diferentes, con un 41% de las personas atendidas de orígenes culturales diversos: 9% de Marruecos, 5% de Perú, 5% de Ucrania, 3% del Pueblo Gitano, 3% de Colombia y 2% de cada uno de estos orígenes: Paraguay, Honduras, Ecuador, Rusia, República Dominicana, Argelia, Kenia, El Salvador y Mali.

En definitiva, el proyecto “KMK ¿Ke Me Kuentas?” adoptó un enfoque integral dentro de un contexto grupal que favoreció la integración social, la formación y la inserción laboral de los/as jóvenes. En este sentido, se ofrecieron herramientas para lograr la abstinencia de las drogas o la minimización de los efectos de su consumo y potenciar su bienestar emocional y salud mental.

Gracias a su enfoque integral, inclusivo y comunitario, el servicio no solo apoyó a los/as jóvenes en la superación de adicciones y dificultades de salud mental, sino que también permitió fortalecer su autonomía, bienestar y calidad de vida, consolidándose como un referente de intervención comunitaria.

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