Berenice Domínguez es Licenciada en Psicología Social y cuenta con un Máster en drogodependencias. Su trabajo en el ámbito de las drogodependencias, al que ha incorporado la perspectiva de género, se remonta a 16 años atrás. En esta entrevista nos presenta los principales resultados y conclusiones de un estudio realizado en el Espai Ariadna, servicio de FSC ubicado en Barcelona en el que trabaja como monitora de fin de semana. Esta investigación, en la que se ha implicado todo el equipo profesional, pretende mejorar la intervención realizada a las mujeres usuarias del servicio.

¿Cuáles han sido vuestras principales motivaciones para querer realizar esta investigación?

A partir de nuestro interés de querer conocer en profundidad los procesos que intervienen en las mujeres usuarias del Espai Ariadna de FSC, nos pareció necesario elaborar e implementar un instrumento que sirviera para evaluar las intervenciones realizadas en el mismo.

Consideramos además que era necesario realizar esta tarea de investigación con la intención de colaborar en el discernimiento y comprensión de la intersección de las problemáticas de la violencia machista y las drogodependencias que presentan estas mujeres, con el objetivo de diseñar modelos de atención e intervención adecuados.

De alguna manera hemos querido visibilizar la necesidad de profundizar en el abordaje de las mujeres que consumen drogas y sufren la violencia machista para cuestionar los modos “normales” e históricos de cómo se ha afrontado y comprendido el fenómeno, y para identificar cómo es que esta comprensión ha colocado a las mujeres en una situación de desventaja y vulnerabilidad social.

Por otra parte, el número de intervenciones que se realizan en estos momentos, dirigidas a personas consumidoras de drogas, son múltiples y diversas. Sin embargo, existen dificultades para incluir a las mujeres y sus especificidades en los programas de abordaje. Un punto muy importante a destacar es cuando este fenómeno problemático va ligado a otro tan complejo como es el de la violencia de género.

Las mujeres que tienen algún problema con las drogodependencias y que además han tenido que enfrentarse a la violencia machista, tienen el derecho -junto con sus hijos e hijas- de acceder a un recurso de acogida que realice una intervención holística que permita una atención integral con perspectiva de género. Por ello, el Espai Ariadna se convierte en una vía privilegiada de acercamiento que aporta una gran cantidad de información. Y, por todo ello, hemos querido realizar esta investigación.

Además, se trata de un estudio en el que se ha implicado todo el equipo profesional del Espai Ariadna.

Así es. Todo el equipo ha colaborado en el diseño de las encuestas, realizando los cuestionarios, pasando los datos al ordenador, acompañándonos mutuamente en las dificultades que ha supuesto realizar este estudio y, sobre todo, acompañando a las mujeres usuarias que en algunas ocasiones lo han necesitado.

¿Durante qué periodo de tiempo habéis realizado la investigación?

La pusimos en marcha en el 2015, en el marco del Espai. Sin embargo, los resultados de este estudio corresponden a la investigación más concreta realizada durante el pasado año 2017.

¿Qué destacarías de la muestra?

La  muestra está integrada por 20 mujeres con una edad media de 43 años. Además, tienen menos de 2 hijos (1.75) y el 50% cuenta con soporte familiar, aunque hay que reconocer que no siempre está presente o es colaborador de bienestar.

Por otro lado, el 45% de las mujeres vienen derivadas por un servicio de atención a las drogodependencias, un 30 % por motivos de violencia de género y el resto de otros servicios. En cuanto a los datos recogidos sobre violencia machista, un dato interesante es que solo el 25% de estas mujeres había recibido atención previa por ello.

¿Cuáles han sido los resultados principales de la investigación?

En primer lugar, se concluye que el 55% de mujeres llega al servicio con un consumo activo previo a su ingreso, es decir lleva menos de 1 semana sin consumir y con un promedio de evolución del consumo de entre 11-15 años.

La sustancias primarias de consumo son en un 60% el alcohol y en un 40% la cocaína. Otro dato que obtuvimos es que el 95% de estas mujeres ya había recibido algún tratamiento anterior para tratar su consumo.

Con respecto al consumo de drogas, esta investigación nos muestra un mayor índice de reconocimiento de esta problemática por parte de las usuarias del servicio y también un aumento en la puesta en funcionamiento de estrategias para que se mantengan abstinentes; es decir, los descensos en el consumo son evidentes durante el tratamiento en el Espai Ariadna. Hasta el momento, según los resultados de este estudio, el 50% de estas mujeres ha logrado la abstinencia necesaria para continuar su proceso durante la segunda fase.

En relación con la situación de violencia de género que han vivido estas mujeres, se concluye que el 90% de ellas la sufren por parte de sus parejas o exparejas y que el 50% de mujeres que ingresan en el Espai Ariadna presenta violencia activa. Esto quiere decir que el último episodio de violencia que han vivido ha sido durante el último mes.

Otro aspecto relevante es que el 15% de estas mujeres ha vivido abusos sexuales en la infancia. Sin embargo, se concluye que la evolución de la violencia en su vida es mayor a 10 años. Cabe destacar que el 50% de estas mujeres ha denunciado la violencia y que solo el 20% ha obtenido una orden de protección.

En cuanto a la atención recibida en el servicio, este estudio muestra claramente un descenso de la violencia machista desde que ingresa una mujer y a lo largo de su estancia en el mismo. Se pone de manifiesto que el servicio cumple con el objetivo de ofrecer un entorno seguro y de protección a estas mujeres, así como a sus hijos e hijas. Se trata de un punto de inicio necesario para poder hacer un tratamiento adecuado.

El estudio muestra además un mayor conocimiento y comprensión de la violencia vivida de estas mujeres, tras el trabajo realizado en el Espai Ariadna. Esto se consigue a partir de los trabajos realizados con sus referentes, en los grupos y en los espacios terapéuticos que permiten identificar, reconocer y nombrar la violencia machista.

También, un mayor conocimiento y conciencia sobre el consumo de drogas. No todas las mujeres cuando llegan tienen pleno conocimiento sobre esta situación, pero al igual que en el caso de la violencia machista, los espacios en este recurso las dotan del conocimiento necesario para comprender su consumo de drogas. Todo el trabajo realizado por estas mujeres, además del acompañamiento que reciben por parte del equipo y otros recursos intervinientes, les permite ir dando pasos que las dirigen hacia una mejoría.

Por otra parte, a pesar de la violencia recibida en ocasiones a lo largo de toda su vida, esta investigación nos muestra que durante su estancia en el Espai ha mejorado la salud física y psicológica de estas mujeres, lo cual les ha permitido construir un cuidado y unos hábitos más saludables con ellas y con sus hijos e hijas.

Y por último, pero no menos importante, otro resultado es que se ha logrado una mayor inclusión social. Muchas de estas mujeres han estado durante mucho tiempo estigmatizadas, señaladas y por tanto, excluidas de una serie de servicios y colectivos que han minado profundamente su autoestima y su sentido de pertenencia, por lo que consideramos vital ofrecerles alternativas que les permitan la posibilidad de crear nuevos proyectos de vida y de futuro.

Todos estos aspectos evaluados, nos proporcionan información organizada e interpretable que nos permite comprender factores importantes para mejorar la intervención que realizamos.

¿Cuáles dirías que son las conclusiones principales del estudio?

Aunque por el momento no pretendemos que los resultados obtenidos en este trabajo puedan generalizarse a la población, si pretendemos mostrar los beneficios que un recurso especifico que integra la perspectiva de género puede proporcionar al tratamiento con mujeres.

Este estudio nos demuestra la “intersecionalidad” que estas mujeres presentan, lo que nos lleva a la necesidad de ofrecer servicios que atiendan integralmente estas necesidades, una cuestión vital para poder obtener mejores resultados en los diversos servicios que colaboramos en las redes de violencia y drogas.

Por otro lado, previamente habíamos identificado dificultades a la hora de encontrar instrumentos de evaluación validados, por lo que hemos considerado un reto poder continuar investigando, diseñando e implementando recursos que apelen a una visión holística del trabajo que realizamos.

También consideramos necesaria una reflexión y un compromiso por parte de los recursos que atienden a estas mujeres y a sus hijos e hijas que permitan continuar aportando conocimiento para mejorar la atención ofrecida.

¿Los resultados y/o conclusiones de esta investigación se van a poder aplicar al trabajo del Espai Ariadna?, ¿de qué forma o en qué medida?

Seguro que sí, todo este trabajo contribuye a ampliar nuestra mirada que inevitablemente se plasma en nuestras intervenciones. El compromiso del equipo de trabajo se dirige hacia la mejora continua, integrando y adaptando el servicio para continuar ofreciendo una visión integral de los fenómenos abordados que afectan a estas mujeres. Pero también ofreciéndonos a nosotras mismas la oportunidad de avanzar como profesionales.