– ¿Por qué decidiste ir a trabajar a Alemania?, ¿cuál era tu situación personal y laboral en España?

Mi situación laboral era de desempleo. Cuento con los estudios de Ingeniería Técnica Industrial y posteriormente hice un Máster, todo en mi ciudad natal, Vigo. Siempre me he considerado buena estudiante e hice la carrera curso por año. Con 24 años empecé a trabajar en España.

Tras varias becas en períodos intermitentes y un contrato laboral de 1 año como ingeniera, me hallaba de nuevo desempleada con 28 años y con poco más de 2 años de experiencia. El tiempo pasaba y mi paciencia se agotaba: en más de un año no había tenido ni una entrevista como ingeniera, así que probé a trabajar como agente comercial. Pero tenía claro que no era lo mío y esa situación me llevó a tomar la decisión de buscar trabajo fuera de España y “ponerme las pilas” con los idiomas: retomar el inglés y comenzar con el alemán. Poco tiempo después encontré un proyecto de I+D en la universidad por un período limitado de un año. En cuanto finalicé el contrato pensé que era el momento de hacer las maletas y como una amiga tenía un piso de alquiler en Múnich, nos lo ofreció a mi novio y a mí como vivienda.

En cuanto al ámbito personal, excepto por el hecho de que me era imposible independizarme, estaba contenta en Vigo, rodeada de familia, amigos (cada vez menos debido también a la emigración) y con mi pareja.

– ¿Cómo te ha apoyado el Proyecto Picasso en este proceso?

Tras una sesión inicial muy interesante, en la que me explicaron las peculiaridades de las solicitudes de empleo en Alemania (hay un abismo entre los currículums y cartas de presentación en España y Alemania), y me hablaron de algunas páginas web y otras fuentes en las que centrarme en la búsqueda de trabajo, participé en una segunda sesión más personalizada. En ella me ayudaron en la revisión de mi currículum que puedo decir que quedó muy mejorado. En conjunto, tuve una gran ayuda por parte de este programa. En el caso del currículum, ya lo tenía en alemán, pero mi destreza en labores de traducción de tecnicismos y equivalencias de títulos dejaba mucho que desear.

También, me asesoraron en la preparación de entrevistas laborales. Me recomendaron decir mejor esto o lo otro, o decirlo de una determinada manera que a los alemanes les gustaba más escuchar. Típicas triquiñuelas culturales que se aprenden con el tiempo, pero que todavía desconocería si no fuera por el Proyecto Picasso y que puse en práctica enseguida. Gracias al asesoramiento que me brindaron las profesionales del proyecto, he podido encontrar un buen trabajo, pues en algunos aspectos como los comentados sobre el currículum y de cara a afrontar de la mejor forma posible entrevistas en este país, iba muy perdida.

– ¿Cómo ha sido tu trayectoria personal y laboral en Alemania?

El balance hasta el momento es positivo. Mi pareja y yo nos hemos dado el apoyo necesario. Además, tuvimos la suerte de conocer a unos familiares de un amigo, que también nos ayudaron bastante, y a través del WhatsApp, manteníamos contacto diario con nuestras familias sin apenas coste.

Iba preparada y concienciada a aprender lo máximo posible al principio, porque el alemán es imprescindible y ese era al inicio mi objetivo formativo. Mi idea era apuntarme a cursos intensivos de alemán y comenzar progresivamente a enviar curriculums como ingeniera. No tenía prisa, quería poder defenderme primero en el idioma.

A los 4 meses me decidí a empezar en un “Teilzeitjob”, un trabajo a jornada parcial, con el que tener ciertos ingresos, que me dejó tiempo suficiente para la búsqueda de empleo y continuar con el alemán. Y así trabajé durante 3 meses, primero en la cocina de un restaurante y después en una empresa de limpieza.

Gracias a la ayuda de un compañero español del restaurante, conseguí el contacto de un ingeniero (también español) que trabajaba en mi actual empresa, Alten GmbH. Él se ofreció a llevar mi currículum. Y después de varias entrevistas y dos rechazos de esta empresa, como se suele decir, a la tercera va la vencida y conseguí un contrato en noviembre de 2015 para trabajar como personal externo en “General Electric Jenbach” (GE), en Austria.

Así que, decidida y con mucha ilusión, me mudé a Innsbruck, lugar en el que estuve 4 meses, trabajando en inglés. Pero como la crisis no sucede solo en España, GE se vio obligada a hacer recortes y despidieron a la gran mayoría de los externos que estábamos allí. En marzo volví a Múnich, seguía contratada por Alten, que me buscaría un nuevo proyecto y me proporcionó mientras tanto formación y una profesora de alemán privada.

Al poco tiempo, conseguimos un nuevo piso más grande y nos mudamos, y casi a la vez comencé con entrevistas. A mediados de abril 2015, exactamente un año después de llegar a Múnich, comencé un nuevo proyecto en Alten como ingeniera de calidad en la empresa “Knorr Bremse”, trabajando en alemán y en donde estoy actualmente.

– ¿Qué consejos darías a alguien que se esté planteando venir a trabajar a Alemania?

Es fundamental la preparación previa: no decidirlo de la noche a la mañana ni coger un vuelo sin sitio en el que aterrizar. Debe pensar en primer lugar qué necesita. Yo lo resumiría fundamentalmente en vivienda e idioma.

En cuanto al idioma, con un buen nivel de inglés te puedes defender, pero es recomendable tener conocimientos básicos de alemán. Es imprescindible hacer algún curso previo en España.

En relación con la vivienda, diría que hay mucha demanda y poca oferta y que es más complicado encontrar vivienda que trabajo: se hacen solicitudes formales, preselecciones, entrevistas, etc. Obviamente depende de la ciudad a la que quieras ir. Pero mi consejo es que busque un piso compartido a través de Internet, ya que tienen más movimiento de gente y puede ser interesante para conocer gente que le pueda ayudar.

– ¿Quieres añadir algo más?

Sí, que es imprescindible cargarse de energía positiva y de valor, tener en cuenta que no va a ser fácil, pero que si otros pudieron, tú no vas a ser menos.